“Hoy soy mutante
de mi nueva versión pensante.”
Futuro Problema, Marico Carmona.
Conocí a Marico Carmona hace muchos años. Fuimos a la misma escuela primaria, solo que él era un año más grande que yo. Así que casi que podríamos decir que crecimos juntes hasta que se fue al secundario. Mucho tiempo después, la vida nos volvió a juntar por amigues y profesiones en común. Les dos actuamos y escribimos.
Para mí, y esto lo mencioné varias veces, escribir en Infobae es mucho más que expresar mi voz, más bien es expresar muchas voces para seguir construyendo nuevas maneras de pensar y de ver las cosas. Necesitamos construir un mundo con perspectiva de género, diversidad, empatía, aceptación y entendimiento. Y para eso, escuchar a las nuevas generaciones es el primer paso. Entre esas voces está la de Marico.
En 2019, Marico se postuló y ganó una competencia en “Ciudad Emergente”, la cual tenía como premio publicar un libro. Ese año, Elemento Disruptivo le editó su poemario Futuro Problema. En su libro aparecen los puentes de pronombres que él mismo transitó, los deseos, los sentires. Esa es una de las cosas tan interesantes que contienen esas páginas que, además de la poética hermosa que desencadenan, fueron escritas durante su transición de lesbiana a no binarie. En julio de 2019, él tomó la decisión de finalmente llamarse Marico y el 13 de diciembre del mismo año se publicó su libro al cual firma como con ese nombre. En esa concreción que es publicar y firmar, él reafirmó la identidad que hoy elige.
Marico le pone palabras a cada uno de sus cuerpos, no solo a los físicos sino también a los mentales, los sociales y culturales. ¿Acaso no tenemos todes muchos cuerpos? El que mostramos, el que no, el que queremos, el que tenemos, el que pensamos que tenemos… Desde la primera página hasta la última, podemos leer todas esas posibilidades de ser, todas esas maneras de habitar un cuerpo. Sus manos escriben desde una voz gozosa lo que para él significa ser no binarie.
En palabras simples: las personas no binarias son aquellas que se salen del binarismo de género. Es decir, personas que no se identifican ni como hombre ni como mujer, o al menos no todo el tiempo. En una nota para Infobae, Marico dice con respecto a esto: “Lo primero que hay que hacer para entender qué significa ser no binarie es dejar de pensar las distintas identidades como una línea recta en donde en un extremo están las mujeres y en el otro los hombres. Pensemos en cambio en las estrellas; pensemos que ser hombre es una de ellas, que ser mujer es otra, que pueden estar cerca o lejos, pero hay alrededor millones de otras estrellas distintas. Toda una galaxia de posibilidades con las que identificarse”.
Esta idea de la galaxia de los cuerpos es el ABC para empezar a unirnos en las diferencias. Para entender que, aunque todos los planetas sean distintos, todes pertenecemos y habitamos una misma galaxia. Leer el libro de Marico y también sus declaraciones en entrevistas y notas, puede ser un gran comienzo para comprender aquello que no entendemos o que sentimos lejano. La mayoría de nosotrxs crecimos creyendo que nuestro género asignado, con el cual nacimos, era inamovible. Pero las necesidades y la lucha por la expansión de derechos nos ha demostrado que no lo es. Y de eso se trata justamente transicionar: dudar de aquello dado o preestablecido.
Muches sostienen su género porque así lo desean, pero otres lo hacen por mandato, culpa, obligación y hasta miedo. Incluso aterra habitar esa duda porque eso implica preguntarnos quiénes somos; tarea para nada fácil. Pero es ese el motor que nos impulsa a construir la identidad que verdaderamente queremos. Charlando con Marico, él me contaba que transicionar no se trata necesariamente de una decisión para toda la vida, sino de una narrativa que puede cambiar, moverse, nadar en un océano lleno posibilidades, identidades y nombres distintos. Ahí fluye él, ahí fluye su género y sus expresiones. Y ese agua, que a veces puede tener más color de fuck boy y otras de marica divina, es igual siempre Marico.
He escuchado a mucha gente decir que el fluir es indecisión, que no se entiende, que se es una cosa o la otra. Salir del binarismo con el cual fuimos educades, se trata de eso: dejar de ver los grises como algo que no está bien, que no es “natural”. Dejar de señalar lo que no opera como yo creo que debería operar, que no se ve cómo yo creo que se debería ver. “No hay un manual de instrucciones para ser ni para transicionar”, dice Marico. “No hay un camino que esté bien y otro que esté mal, cada cual transiciona como quiere y como puede. Nadie sabe más sobre la identidad de une que une misme”.
Me pregunto por qué insistimos con ese ridículo y malicioso medidor social que cuestiona las identidades y las decisiones de las personas. Si pudiéramos pensar que las identidades no son solo cédulas de identidad y que tienen que ver con procesos humanos, podríamos enriquecer las preguntas que nos hacemos. Hace unos años, a Marico le llegó una verdad: “No soy mujer”, se dijo. Pero entonces… “¿qué soy?”, se preguntó. Allí, donde reposaban el miedo y la frustración de saber los no, pero no los sí, él se identificó como lesbiana, sin embargo, algo no se sentía del todo verdadero en su ser. “No hay un diccionario de la identidad... ¿soy raro? ¿soy un heterosexual roto? ¿soy varón? Yo siempre trato de buscar una respuesta, pero muchas veces no es inmediata, incluso a veces ni la hay”, dice Marico.
Registrar lo que nos incomoda de nuestro nombre y de nuestro cuerpo es importante para poder sacarnos las etiquetas que no nos pertenecen y que no elegimos. Hoy Marico se identifica como una persona trans no binarie, al menos por ahora esa es la “etiqueta” en la que se siente cómodo. Tanto como para él, como para muches, resulta importante aclarar esa etiqueta porque es la manera que tenemos de nombrar lo que antes no se nombraba, de visibilizar lo que estaba invisibilizado. “Y sobre todo, se haga lo que se haga, no hacerlo en soledad, más bien todo lo contrario: hacerlo en comunidad. La experiencia de les otres ayuda, motiva, da fuerzas, confianza y seguridad”, sigue.
Marico hace un tiempo empezó a generar contenido para Infobae. Les que escribimos para medios masivos sabemos que eso trae consecuencias buenas y algunas también malas. Con la exposición viene también el juicio, la crítica y la desaprobación. Más aún cuando se escribe desde el feminismo y la diversidad. Temas más que nunca en agenda pero que, quizás también por eso y por la forma en que proponen repensarnos y ampliar nuestros derechos, generan desconfianza, resistencia, miedo y, en su peor faceta: discriminación y odio.
Sin embargo, poder habitar estos espacios masivos es clave para que nuestras voces no queden en un grupo reducido. Por eso la importancia de Marico en este medio, porque su voz en este diario visibiliza lo que la mayoría invisibiliza. En este mundo, donde lo que no se nombra no existe, me parece importante contar historias para amplificar nuestras voces. En este mundo, donde la comunidad LGBTIQ+, las mujeres y los grupos vulnerados siguen siendo oprimidos, hablar nos puede salvar y hacernos sentir más acompañades. La historia de Marico es también la de muchas otras personas.
En aproximadamente un mes Marico publicará Prometo fallar, su próximo libro. Esta vez con Puntos Suspensivos Ediciones, una editorial principalmente de varones trans. Van a sacar una colección que parte de la poesía no binaria, pero que no es única y específicamente eso, sino que retrata la ambigüedad, las diferentes maneras de percibir la vida en general desde el lenguaje para, desde ahí, poder espiar los distintos procesos que atraviesan a Marico y a muches más.
El título no es casual, fallar es una parte fundamental de todas las transiciones, sean cuales sean, de la vida. Fallar, casi como una bandera de esa mutación libre que exigimos, de esa posibilidad de cambiar, de flexibilizarnos, de desear sin miedo y, sobre todo, elegir y accionar sin miedo.
La expansión de derechos es, entonces, hacer crecer esta galaxia. La igualdad: respetar sus planetas, aunque no sean los propios. ¿Y la identidad? La que cada une quiera.
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