Si Maduro quiere el avión, que dé explicaciones

Que cuente las verdaderas razones de la llegada de la aeronave a la Argentina y por qué ingresó de manera extraoficial. Tanto para su gobierno como para el nuestro, esclarecer estas dudas es un paso obligado e inexcusable que exigen las repúblicas democráticas

Maduro exigió a la Argentina que le entregue el avión venezolano-iraní retenido por la justicia federal

Nicolás Maduro le pidió a la Argentina que le entregue el avión venezolano-iraní, retenido en el país desde hace aproximadamente dos meses, ahora bajo orden expresa del Departamento de Justicia de los Estados Unidos. La orden elevada el 2 de agosto por el mencionado organismo norteamericano ratifica la denuncia que hizo Juntos por el Cambio desde que se supo sobre la inexplicable e irregular presencia de la aeronave.

Según dice el dictador venezonalo, el avión llevaba ayuda humanitaria a los países del Caribe. Pero ni la Justicia Federal ni la estadounidense respaldan tales afirmaciones, para sorpresa de nadie.

Es importante recordar el rol fundamental que tuvo la República de Uruguay, nuestro país vecino, en no permitir que este vehículo y su dudosa reputación siguieran su extraño curso. El rechazo de Uruguay hizo que la aeronave, que había ingresado de forma totalmente clandestina al país, regresara al aeropuerto de Ezeiza donde finalmente fue retenida por orden de la Justicia Federal, a partir de nuestra denuncia, luego de las omisiones injustificadas de la Policía Aeroportuaria, por las cuales el Gobierno todavía debe dar explicaciones. La nave, como avisamos oportunamente, perteneció a las Fuerza Quds de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán y fue vendida luego al Consorcio Venezolano de Industrias Aeronáuticas y Servicios Aéreos (razón por la cual Maduro exige su entrega). Ambos organismos están sancionados por la Oficina de Control de Activos Extranjeros y Sanciones del Departamento del Tesoro (OFAC) de Estados Unidos, lo cual justifica su pedido de confiscar la nave en el país.

En cuanto a la tripulación del vehículo, que también fue objeto de sospecha, el juez Federico Villena mantuvo la prohibición de salida del país para cinco de los diecinueve tripulantes por motivos que también confirman la denuncia que hicimos inicialmente, como la llamativa coincidencia de uno de sus nombres, el de Gholamreza Ghasemi, con un histórico miembro de las Fuerzas Quds. Vale recordar que voceros oficiales habían querido hacer pasar a este señor como un “homónimo” y un “instructor de vuelo”. Lamentablemente tuvimos razón nosotros: se trata de la misma persona.

También se le encontraron a este individuo, en su teléfono celular, fotos muy sospechosas. Como señala la resolución del Juez Villena:

“Se destacan diversas capturas de pantallas, videos e imágenes en las que se pueden observar contextos bélicos, armas, ejércitos, dirigentes del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán, como así también de las Fuerzas Armadas Quds, Hezbollah, personas a quienes se le habría quitado la vida y fotografías del logo del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán. Resulta de especial relevancia una de las fotografías halladas en la que se observa lo que sería un ejército armado y que pareciera que una de las personas fotografiadas se trataría del propio Ghasemi, motivo por el cual se dispuso la realización de un peritaje de especialidad”.

Gholamreza Ghasemi, el piloto iraní imputado por terrorismo internacional

Estados Unidos ha señalado a las Fuerzas Quds de Irán como instructoras de la organización terrorista Hezbollah, apuntada como una de las responsables de los atentados a la Embajada de Israel y la AMIA, de modo tal que la llegada sospechosa de esta nave y su tripulación a la Argentina debería ser tomada con la precaución y la seriedad que estos hechos trágicos de nuestra historia requieren. Contrariamente a eso, el Gobierno Nacional no demuestra que le dé al tema la importancia que merece. Hay que ver qué respuesta da el Canciller Santiago Cafiero al reclamo de Maduro y su régimen, con el cual, se sabe, no son pocas las simpatías del oficialismo.

Es importante exigir al Gobierno que se esclarezca lo antes posible el motivo y las intenciones de esta tripulación en la Argentina así como sus conexiones con organismos terroristas islámicos involucrados en los terribles atentados contra la colectividad judía y el pueblo argentino. Es igualmente importante ver que el rumbo de nuestra política internacional no nos lleve nuevamente hacia un mal posicionamiento en el mundo ni a asociarnos con gobiernos antidemocráticos y autoritarios como la Venezuela de Maduro o la República de Irán, cuyo accionar en el atentado a la AMIA sigue siendo tema de sospecha tanto en Argentina como en el mundo. Para eso, exigimos al Gobierno que dé respuestas a la altura de las circunstancias y señales claras de colaborar con Estados Unidos en un tema que no solo es vital para nuestro país sino para la seguridad mundial.

Si Nicolás Maduro quiere su avión, que explique él primero las verdaderas razones de su llegada a la Argentina y por qué ingresó de manera extraoficial. Tanto para su gobierno como para el nuestro esclarecer estas dudas es un paso obligado e inexcusable que exigen las repúblicas democráticas. En Venezuela no tendrán respeto por esos valores pero aquí intentaremos honrarlos y preservarlos todo lo que se pueda, contra todo aquél que quiera que la Argentina sea menos que una democracia.

La incertidumbre sobre esta aeronave y su tripulación permite sospechas de todo tipo. Llama mucho la atención, en relación a este caso, la reciente detención de venezolanos vinculados a la empresa Smartmatic en un aeropuerto de la ciudad de Nairobi, en Kenia. Esta corporación es conocida por ser experta en fraudes electorales. La llegada de estos sujetos al país africano coincidió con las elecciones que tendrán lugar allí el 9 de agosto. Entre las pertenencias que le incautaron a los venezolanos de Smartmatic se hallaron rollos de boletas electorales.

Hay indicios de que esta aeronave que vino a la Argentina podría estar vinculada a operaciones similares aquí y en Brasil, que son dos puntos políticos estratégicos de la región sudamericana. Tanto el evento de Kenia como el nuestro señalan ambos a la misma fuente y se alinean con intereses regionales de los cuales el gobierno argentino no ha sabido o no ha querido despegarse, arrojando aún más dudas sobre nuestro incierto rumbo político.

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