La incertidumbre, inflación, cepos, trabas artificiales son obra de gobiernos autoritarios, violatorias de propiedades individuales y de la justicia de normas estables e iguales para todos.
La competencia es el mecanismo que valoriza las actividades y habilidades personales, hallando mejores alternativas y superando conflictos. No obstante, entorpecen a la competencia, diferentes entes que exacerban conflictos, para conseguir ventajas particulares, transferencias de ingresos. Las empresas “protegidas”, las estatales, organizaciones sociales, sindicales, estatutos especiales, como la coparticipación de impuestos, ahogan libertades y competencias.
El exceso de impuestos y de emisión monetaria para financiar empleos y obras improductivos contraen los ingresos del conjunto.
Mientras los autoritarios se aprovechan de la natural ignorancia de la población, la competencia libre valoriza los conocimientos individuales en distintas actividades. Por eso, las naciones más libres logran los mayores PBI por habitante, la medida de necesidades personales mejor resueltas. Reconocer nuestras diferencias de miradas y destrezas resalta las ventajas de coordinar las actividades y la democracia republicana.
Mientras los autoritarios se aprovechan de la natural ignorancia de la población, la competencia libre valoriza los conocimientos individuales en distintas actividades
El conocimiento individual es siempre limitado. Por eso, las libertades de trabajar en competencia incentivan capacidades personales valiosas para el conjunto. Sólo la libertad expande los conocimientos y puede asegurar la seguridad de reglas sociales. De lo contrario, ocurre como en la Argentina y Venezuela que fueron los países americanos que más se empobrecieron en este siglo. Devaluaron la moneda y restringieron las libertades de sus habitantes.
En tanto se tolere el apartamiento de la Constitución Nacional y persistan la corrupción y normas desiguales, dependiendo del gobernante, la brecha de las ideologías se agranda. Un extremo son los movimientos sociales, declarando que los pacíficos productores agropecuarios son golpistas, cuando son el sostén de la economía.
Actividades voluntarias vs. Violatorias
Un mismo acto podría ser tanto placentero como pernicioso, dependiendo del acuerdo de las partes. Un asalto a mano armada, la imposición de pagar a una organización según decida el gobierno, conforman violaciones, transferencias forzadas de ingresos que, inexorablemente, contraen propiedades, goces individuales. El placer del acto está en relación con la libertad de decisión de las partes.
El gasto público puede conllevar legislación transparente, exigencias de calidad en la atención de las necesidades justas de la población; u otorgar botines para facciones en pugna, corrupciones estratosféricas. Los impuestos podrían ser equitativos o exacciones sesgadas, verdaderas expropiaciones.
El déficit fiscal puede atenderse con deuda muy demandada, con bajos intereses; o tan resistida que exige intereses elevadísimos, restricciones al crédito privado, hasta emisión monetaria. Iguales datos generan valores diferentes.
El déficit fiscal puede atenderse con deuda muy demandada, con bajos intereses; o tan resistida que exige intereses elevadísimos, restricciones al crédito privado
La función del dinero es agilizar las transacciones comerciales, atendiendo necesidades de los participantes. Función que subvierten los emisores de dinero cuando pagan a proveedores, con papeles recién creados sin la contrapartida de haber entregado bienes, expanden los pesos circulantes sin incrementar la oferta de bienes. El costo lo pagan los tenedores de pesos, con la pérdida de su valor.
Por el contrario, por medio de la moneda, los productores de los bienes y servicios acuerdan con los consumidores el precio y cantidad, en cada venta, determinando los ingresos correspondientes de cada uno del conjunto. Tanto más estables los precios, mejores las decisiones y bienestares personales. Una moneda bien reputada, impulsa sociedades complacidas, necesidades atendidas.
Ninguna divisa es perfecta, pero el dólar es la más competitiva en todo el planeta; a la distancia le sigue el euro. No obstante, diferentes países consiguen monedas estables, en su ámbito. La inflación en el mundo promediaba 40% anual en 1993, pero rápidamente se redujo al 3% anual. Existen recetas contra la inflación, como demostró en la Argentina la Ley de Convertibilidad, tras la hiperinflación de 1989/90, al asegurar la convergencia de la emisión con la demanda monetaria, logró estabilizar al peso durante once años seguidos. Nuestros vecinos disfrutan monedas bastante estables.
Las decisiones de la Reserva Federal de los EEUU para bajar la inflación inciden en todo el planeta, confirmando que es la unidad de cuenta de los mercados.
En la Argentina de hoy el Poder Ejecutivo deprecia al peso y los ingresos de la población, instituyendo “cepos”, prohibiciones que contraen el acceso a los bienes para “defender” las reservas internacionales en el Banco Central, cuando es al revés.
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