Sin un fundamento ético no se puede hablar de democracia. Los políticos creyeron en una de las grandes promesas de la democracia de los tiempos modernos, “que ella sola habría alimentado autónoma y espontáneamente el espíritu democrático” y “esta promesa no se ha mantenido: la democracia ha demostrado no ser capaz de saber alimentarse espontáneamente, de ser autosuficiente” (Norberto Bobbio). De la mano de la más calificada filosofía política podemos afirmar que no es verdad que a la política le corresponda una “moral propia”.
El relativismo práctico es la “actitud” del que “negocia” bien común a cambio del bien propio
En un ingenioso desvío de Nicolás de Maquiavelo para legitimar los abusos del Príncipe, hace 500 años, sentó la regla según la cual “hay una moral del ciudadano y una moral de quien decide los destinos del reino”. Por ese camino cualquiera fuere la ideología en que se sustente el poder del gobernante se llega a legitimar extremos tan peligrosos como la cosificación y anulación del otro-ciudadano. Las manos sucias obra magistral de Sartre este en una radiografía del poder describe cómo Hugo admite asesinar a Hoederer con el objetivo inmanente de ser reconocido por el Partido en su acto de obediencia y con el objetivo trascendente de un mundo igualitario regulado por “la dictadura del proletariado”. Le interesa esta idea, no le interesa el Otro. Y en el polo contrario está la “ilusión” igualmente vana de “un mundo capitalista que derrama riqueza para todos” siempre que el poder cumpla con la regla del laissez-faire, laissez-passer, dejar hacer, dejar pasar a los poderosos, total de la distribución se encarga el mercado, se dice, también, con una gran indiferencia por el prójimo.
La realidad histórica demuestra que no son más que ideas que sirven para disfrazar la realidad “negociando” los valores del bien común a cambio del bien propio (sea este económico o no, personal o de grupo). Estamos tratando de demostrar que como dice nuestro Maestro, otra vez aquí, “la realidad es superior a la idea”.
El cardenal Joseph Ratzinger analizó el tema del relativismo calificándolo como “el problema más grande de nuestra época”(en Revista de Cultura Económica, agosto 2011, documento presentado en Roma en 1985).
Sabido es que las construcciones sostenidas en relaciones líquidas cuanto más inmorales son mayor es su liquidez y ante la menor patada a la mesa se derrumban como un castillo de naipes. En nuestro país estos derrumbes terminaban en los golpes de Estado y se habrían repetido con la hiper de Alfonsín que no se resignó a ser un gobierno títere, la anarquía del 2001 y el gobierno de A. Fernández, si no fuera, por el cambio de rumbo de las políticas del gigante del Norte en su enfoque geopolítico de Latinoamérica a partir de 1983.
El bien del que gobierna y los postulados bergoglianos
Recordemos los postulados del pensamiento bergogliano: “La unidad es superior al conflicto”, el “todo es superior a la parte y a la suma de las partes”, “el tiempo es superior al espacio” y “la realidad prevalece sobre la idea”. Este último debería ser complementado -a nuestro juicio -por aquello según lo cual los objetivos trascendentes deben prevalecer sobre los inmanentes sin anularlos, de tal manera que los intereses personales o de grupo, deben subordinarse al bien común, que en caso de conflicto, prevalece.
La creación de canales de participación
Si la democracia no es autosuficiente no es tan sólo por la ausencia de una ética, ni por los abusos de poder de los gobernantes, ni por la corrupción, ni tampoco por la incapacidad en el arte de gobernar sino, también y especialmente, por la ausencia de canales de participación política y social.
Las nuevas formas de participación social
Decir que el “pueblo no delibera ni gobirna sino por medio de sus representantes” y que “sus únicos representantes son los elegidos en los actos electorales” no sólo es una antigüedad puramente formal que ha caído en desuetudo y merece nuestro homenaje como tal, pero ineficaz para reemplazar la necesidad de un diálogo con las organizaciones libres del pueblo que son, en los hechos, los nuevos canales populares de participación social. Otra vez “la realidad (movimientos sociales y otras entidades) es superior a la idea” (art. 22 CN).
¿Quién es el intérprete final del saber popular?
La dirigencia política o de gobierno no son los técnicos e intérpretes finales del saber popular sino sus apoderados. Ese empoderamiento, frente a la actual crisis de la representación dejó de ser la esencia de los gobiernos democráticos. Como venimos sosteniendo el arte de gobernar con el pueblo requiere de otros canales: asociaciones gremiales de trabajadores y empresarios, movimientos sociales, medios de prensa, fuerzas armadas y partidos políticos y otras corporaciones a quienes el poder debería consultar ágil y permanentemente sin que esto signifique una mayor carga pública para el Estado. En los tiempos actuales el único intérprete del saber popular es el pueblo.
La falta de visión y pragmatismo
La magnitud del conflicto político y social entre los argentinos llegó a un extremo altamente peligroso. Menem advirtió este problema fundamental y para “sortearlo” -sin “superarlo” -no eligió el camino del diálogo y la síntesis, sino el de ceder completamente los principios por los cuales había sido votado, en favor del proyecto y los intereses liberales. ¿Se intentará lo mismo ahora? A Menem le permitió sostenerse, pero en el abrazo al “enemigo” político, se transformó en instrumento de la voluntad de este. No podemos hacer aquí una enunciación del alcance de esa claudicación histórica pero es tan vox populi como lo son los esfuerzos en la buena dirección de defensa de los intereses nacionales realizados por Néstor Kirchner para lograr, sin demasiado éxito, una síntesis de las polaridades en pugna.
El campo de batalla de la campaña electoral 2023
Si oficialismo y oposición no se ponen a trabajar juntos en temas tales como el “ordenamiento de la hacienda pública” (inflación mediante), la “falta de trabajo”, “la ausencia de un plan económico” y la “deuda externa”, entre otros grandes temas y en cambio, estos, se transforman en las armas que usarán en el campo de batalla los políticos durante la campaña 2022- 2023 anulando el diálogo político y el diálogo social que debería iniciarse hoy, iremos rumbo al abismo.
Excelencia en el arte de gobernar y compromiso ético
Hace 12 años, el entonces arzobispo Jorge Bergoglio en la XIII Jornada de la Pastoral Social (2010) desarrolló los principios a que aludimos antes y que amplió en su Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, acáp. III del cap. IV titulado El Bien común y la paz social, pag.197 y siguientes). Dice el Papa Francisco que “para avanzar en la construcción de un pueblo en paz, justicia y fraternidad, hay cuatro principios relacionados con tensiones bipolares propias de toda realidad social. Brotan de la Doctrina Social de la Iglesia…”. A ese lugar nos remitimos sin dejar de citar el propósito que las anima. Hay que tener presente que los cuatro principios fueron reescritos desde el ejercicio del poder al frente de mil doscientos millones de católicos, ante el desafío de cambiar una estructura anquilosada, en ruinas y con medio mundo en plena campaña contra la Iglesia. Ello, hoy nos demuestra a los argentinos -que seguimos a los tumbos -cómo se puede hacer posible lo imposible cuando el arte de gobernar de máxima excelencia viene acompañada por un profundo compromiso religioso y ético.
“San Cayetano bendito”
El próximo 7 de agosto es la fiesta de San Cayetano y en la Basílica que en que nos congregaremos para pedir en celebración por la primera y gran necesidad de los argentinos: trabajo. “Paz, pan y trabajo” fue la bandera que enarboló un sector del movimiento obrero encabezado por Saúl Ubaldini en tiempos de la Dictadura Militar, un 30 de marzo de 1982.
“…encontrar las soluciones visibles para nuestros pueblos”, pide la Iglesia argentina
En las actuales circunstancias dice la Iglesia “de “tiempos complejos”, en que ningún sector parece dispuesto a ceder en sus intereses, nos hará bien a todos los que somos dirigentes en distintos ámbitos…dejarnos interpelar por las palabras del Papa Francisco cuando dice: “La profundidad de la crisis reclama proporcionalmente la altura de la clase política dirigente, capaz de levantar la mirada y dirigir y orientar las legítimas diferencias en la búsqueda de soluciones visibles para nuestro pueblos” (del comunicado de la Comisión Episcopal Argentina dado a conocer ayer sábado 30 de julio 2022).
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