La crisis política, la escalada del riesgo país, la fuerte volatilidad de los bonos en pesos y los tipos de cambio en todas sus variantes, sumados a una disparada inflacionaria, desalentaron fuertemente las estrategias de “carry trade” en moneda local (una estrategia que consiste en devengar las altísimas tasas nominales en pesos que otorgan las letras y bonos, procurando que el tipo de cambio libre aumente a una velocidad menor).
Con un primer impulso del BCRA demandando bonos en pesos ajustables por CER, llegó algo de tranquilidad a ese mercado y hubo un fuerte rebote en las paridades. Sin embargo, esta acelerada recuperación de precios se transformó en un punto de salida atractivo e incentivo para más dolarización.
Es así que, el público inversor ha ido acumulando saldos en dólares que, en mucha menor medida, tienen el mismo problema que los pesos, pierden valor de compra ante el fenómeno de la inflación. Y es que el último dato de junio, con un aumento de los precios al consumidor del 9,1% interanual en los Estados Unidos, se alcanzó un récord de inflación en 40 años.
El público inversor ha ido acumulando saldos en dólares que, en mucha menor medida, tienen el mismo problema que los pesos, pierden valor ante la inflación
En este contexto y con tasas de bonos del Tesoro americano todavía con rendimientos muy inferiores a la inflación proyectada, los inversores argentinos se suman a la carrera global contra los precios, buscando activos de refugio.
El plazo fijo en dólares, con rendimientos aún menores a los bonos del Tesoro americano y un nivel de riesgo incomparable tampoco parece ser una alternativa viable.
Los bonos soberanos en dólares, si bien tienen implícitos en sus precios rendimientos que superan ampliamente la inflación norteamericana, siguen siendo una inversión altamente especulativa y el mercado descuenta que no tienen otro destino que volver a reestructurarse.
Por ello, muchos inversores minoristas están recurriendo a los Fondos Comunes de inversión en dólares. Sin costo de suscripción ni rescate, permiten acceder a una cartera diversificada de créditos desde los 100 dólares.
Para quienes no quieran riesgo argentino, los fondos Latam presentan un retorno esperado (TIR) promedio de 4,9% anual, luego de un primer semestre difícil para la deuda emergente.
Un nivel arriba en riesgo y principalmente con Obligaciones Negociables corporativas están los fondos de renta fija en USD, con una Tasa Interna de Retorno (TIR) esperada promedio cercana al 7,7% anual.
Para quienes cuentan con un poco más de capital, los instrumentos favoritos siguen siendo las obligaciones negociables (ON) o bonos corporativos denominados en dólares. Los mismos permiten acceder a rendimientos superiores al 10% anual dependiendo el plazo y el crédito.
Las ON, a diferencia de los bonos soberanos, han tenido un excelente desempeño en 2021 (subieron 10,25% en promedio) y enfrentaron un poco de presión en sus precios el primer semestre de 2022. Presentaron de todas formas, una mayor fortaleza que los bonos soberanos, atribuible en parte a la estrategia defensiva que rápidamente adoptó el management de las distintas empresas desde 2019.
Los instrumentos favoritos siguen siendo las obligaciones negociables o bonos corporativos denominados en dólares
Hubo foco en fortalecer los balances, postergando inversiones frente a la incertidumbre macroeconómica para priorizar la generación de flujo de caja libre. También fue importante la estrategia activa de operaciones de administración de pasivos que mejoraron el perfil de vencimientos de sus deudas.
Es así que a pesar de los numerosos desafíos que debió sortear el sector privado en el 2021, no se registraron eventos de incumplimiento de títulos de deuda privados emitidos en el exterior. A pesar de que las empresas argentinas hoy se encuentran forzadas por regulaciones del BCRA a refinanciar al menos el 60% de sus vencimientos de capital en moneda dura, la mayoría ha logrado alcanzar acuerdos amigables con sus inversores.
Las ON podrían ser un vehículo útil para sortear la inflación estadounidense, con compañías que no aterrizan en una nueva crisis sino que están acostumbradas a convivir con las mismas.
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