Mucho más que nombres

A pesar de los cambios en el gabinete económico, se vislumbra un segundo semestre más complejo para el total de la economía, tanto en el plano real como financiero

Silvina Batakis

En el plano laboral, el relevamiento del Ministerio de Trabajo, mostró que, en abril, el empleo registrado se recuperó 0,6%, respecto al mes anterior. La variación interanual se ubica en torno al 4,8%, mientras que la variación respecto a los niveles de abril de 2019 llegó al 4,1%. En términos interanuales, las modalidades con mayor variación fueron independientes (+9,2%) y asalariados privados (+3,5%). Por su parte, en mayo, la remuneración imponible promedio de los trabajadores estables (RIPTE) fue de $133.595,77 (reflejando una aceleración del 64% anual nominal y una real del 2,1% aproximadamente).

En lo referente a la actividad económica, el INDEC comunicó que, en abril, la actividad industrial tuvo una contracción mensual del 1,1%, mientras que el aumento anual fue del 11,9%. En sí, la actividad sigue con forma de serrucho mes a mes. Esto muestra un estancamiento que alcanza tanto al sector industrial como a la actividad económica en general. Asimismo, en mayo, la construcción presentó un leve aumento mensual del 0,4%. Por lo que se desacelera respecto al crecimiento del 6,6% en abril. Interanualmente, presentó un avance del 19,9% y está un 5% por encima de los niveles de 2019. Al unísono, se informó que, en abril, los puestos de trabajo en el sector mostraron un incremento del 18% respecto a abril de 2021, y aún se encuentran un 5% por debajo de los niveles de abril de 2019.

La recaudación tributaria, según el Ministerio de Economía, volvió a crecer en términos reales por vigésimo segundo mes consecutivo (avanzando un 82,1% interanual nominalmente y un 13% en términos reales). La expansión de la recaudación fue impulsada por la dinámica del impuesto a las ganancias (109,8% interanual), cuyo aumento en términos nominales se explica por el efecto de la desactualización de las escalas frente a la inflación.

Concretamente, durante los primeros días de la nueva gestión en Hacienda, los cambios de nombres no generaron mejoras sobre los indicadores macroeconómicos. El mercado tuvo con un salto de $30 en el dólar CCL, y otros $20 más (en la primera semana) para alcanzar por primera vez los $300. Por su parte, los dólares obtenidos mediante transacciones con criptomonedas superaron los $280 el mismo día que se conoció la confirmación de la renuncia del anterior ministro, con saltos que llegaron a los $45 en cuestión de horas, para luego estabilizarse con el correr de la semana. Recientemente, el dólar blue subió más de $15. El stress se trasladó al mercado de bonos, donde el riesgo país trepó poco más de 300 puntos básicos (llegando a un récord desde la reestructuración llevada a cabo en 2020).

La actividad atraviesa una etapa oscilante, con altas probabilidades recesivas (sin posibilidad de consolidar un crecimiento sostenible). De optar por un control más estricto sobre la salida de divisas, la situación se tornaría más compleja. Una medida que interfiera sobre la adquisición de bienes de capital, bienes intermedios e insumos provenientes del exterior, impondría un freno sobre el sector productivo. Y, de profundizarse esta dinámica, el crecimiento evidenciado en el primer trimestre será difícil de replicar en el resto del año (con un escenario de inflación, la falta de insumos y el mayor control de capitales).

En lo financiero, el panorama es más desafiante. A partir de junio, los desajustes macroeconómicos erosionaron la capacidad de financiamiento del Tesoro. No solo se acudió a la ayuda del BCRA para contener el desplome de los bonos en el mercado secundario, sino que también las renovaciones de deuda comenzaron a concentrarse cada vez más en el corto plazo. En junio, los plazos de refinanciación se acumularon principalmente entre octubre del 2022 y enero del 2023 (el mercado solo está dispuesto a prestar dinero a muy corto plazo, buscando reducir la exposición al riesgo local). Los vencimientos son superiores a los $400.000 millones en todos los meses hasta abril de 2023. En septiembre, habrá que refinanciar un monto total de $1.055.886.

En síntesis, el escenario es inestable, con desafíos en el corto plazo. En efecto, se vislumbra un segundo semestre más complejo para el total de la economía, tanto en el plano real como financiero. Ha quedado evidenciado que un cambio de nombres no es suficiente.

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