Los últimos datos publicados muestran la feliz noticia de que la economía está creciendo, el empleo está creciendo y que la tasa de desempleo ha llegado al nivel más de los últimos 30 años. Pero si se mira un poco más allá, las buenas noticias se oscurecen: la economía ha venido creciendo desde la salida de la cuarentena. En 2021, aumentó un 10%, recuperando parte de lo perdido en 2020, y continuó recuperándose en el primer trimestre de este año, lo que empujó el crecimiento del empleo.
La Encuesta Permanente de Hogares muestra que la tasa de desocupación del primer trimestre de este año fue de solo el 7%, tres puntos porcentuales por debajo del primer trimestre de 2021. Pero, además, para encontrar un nivel inferior hay que llegar hasta el comienzo de 1991, más de 30 años atrás. La caída en la desocupación en el último año se basa en un aumento en el empleo, ya que la oferta de trabajo -personas que están ocupadas o buscan empleo- también registró un incremento.
El crecimiento del empleo asalariado registrado en el sector privado alcanzó al 2,2% en el último año, pero apenas equipara el nivel prepandemia
El aumento del empleo total resultó del 5% en los últimos 12 meses. Esto lo ubica, no solo por encima de los niveles prepandemia, sino en el más alto de la historia. Pero ¿dónde se registra el crecimiento del empleo? En los últimos meses, el empleo asalariado ha sido el que más ha crecido y, como ha venido siendo habitual en los últimos años -excluyendo el período más duro de la pandemia-, el motor ha sido el sector informal.
Comparado con el primer trimestre de 2021, el empleo asalariado informal creció un 19,3%, siendo el récord histórico. Sin embargo, lo destacable es que, a diferencia de los últimos años, el empleo asalariado registrado en el sector privado está mostrando un crecimiento -que alcanzó al 2,2% en el último año-, pero que, a diferencia de lo que pasa en el sector informal, apenas alcanza al nivel prepandemia.
El trabajo no asalariado recuperó el nivel prepandemia a comienzos de 2021. Sin embargo, posteriormente se redujo y en el siguiente año se contrajo casi un 2%. La desagregación entre registrados y no registrados muestra que los primeros crecieron en forma importante (10%), mientras que los informales se redujeron un 11,2%, lo que en realidad está mostrando el proceso de registración en esta categoría ocupacional: no son nuevos empleos sino los mismos que se registran, en especial dentro del monotributo.
Pasados los festejos por el crecimiento de la economía y del empleo, vale la pena mirar un poco más allá del éxito.
Si bien la economía creció durante 2021 y continuó creciendo a comienzos de este año, el nivel de actividad no ha logrado superar el del 2017. Lo mismo pasa con el empleo. Si bien el agregado de los puestos de trabajo ocupados se encuentra en su nivel más alto, lo mismo que el asalariado, el empleo formal privado apenas logró alcanzar el nivel prepandemia y se encuentra por debajo de cualquier nivel de ocupación formal entre 2016 y comienzos de 2020.
El empleo formal privado apenas logró alcanzar el nivel prepandemia y se encuentra por debajo de cualquier nivel entre 2016 y comienzos de 2020
En el caso del “récord” del empleo total, la comparación con una década atrás muestra que en los últimos 10 años el empleo total creció un 12%, lo que hace un promedio de 1,2% al año, mientras que, si se consideran solo los asalariados formales, el empleo, en promedio, más productivo, el crecimiento promedio anual no alcanza al 1 por ciento.
Esta nota se publicó en Indicadores de Coyuntura FIEL 643, julio 2022
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