Economía popular: un recorrido por el conurbano productivo

Un mito que debemos desterrar es que “vive de planes” o que “las personas no quieren trabajar”. La cara predominante es la productiva: en el territorio más poblado del país (casi) todos trabajan

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Millones viajan muchas horas todos
Millones viajan muchas horas todos los días, en trenes colectivos, combis, autos para ir a trabajar a la Ciudad

Del otro lado de la General Paz, la circunvalación que separa la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, comienzan los suburbios infinitos conocidos como “el conurbano”. ¿Qué es el conurbano? No sé exactamente. ¿Cuándo se cargó “el conurbano” de oscuridad y marginalidad en el imaginario porteño?

Sobra aclarar (debería sobrar) que los recortes anteriores no le hacen justicia a una realidad que es compleja, diversa y dinámica. Falta otra mirada que, sin romantizar ni estigmatizar la pobreza, muestre la cara predominante -productiva y popular- del territorio más poblado del país. Porque el conurbano es, antes que nada, un aglomerado urbano de trabajadores. O, en otras palabras, el conurbano se distingue como el lugar en donde todas las personas se levantan para ir a trabajar.

Millones que viajan muchas horas todos los días, en trenes colectivos, combis, autos para ir a trabajar a la Ciudad. Millones que trabajan en industrias o municipios locales. Y muchos más millones que participan de la inmensa economía popular (informal pero muy real) que hace que no reviente todo por el aire. Se trata de un entramado de actividades económicas, sociales y solidarias, que incluye comedores, cooperativas, clubes, parroquias, unidades productivas, salones, ayuda familiar y comunitaria y más.

Un mito que debemos desterrar si queremos comprender en serio el conurbano es que “vive de planes” o que “las personas no quieren trabajar”. Muy falso. En todo caso, la vasta economía popular incluye planes sociales como un complemento de ingresos familiares que no superan en promedio el salario mínimo. Pero lo más determinante en la economía de este territorio es ese conjunto de experiencias y prácticas asociadas a la supervivencia de actores de alta vulnerabilidad, que encuentran diversas formas de generar su propio trabajo. Los invito a un breve recorrido por el conurbano productivo: el lugar donde (casi) todos trabajan.

Siempre es esperanzador ir a Benavídez a visitar la Cooperativa Creando Conciencia. Todo comenzó con alrededor de una docena de familias que se conocieron en tiempos (duros tiempos) del famoso tren blanco. ¿Recuerdan cuando se instaló este “tren cartonero” en los años sucesivos a la crisis del 2001? Entonces miles y miles de nuevos desocupados salieron a las calles con sus carritos, a rebuscárselas recolectando plásticos y cartón. Este tren unió a muchas esforzadas familias en su pelea para que no los dieran de baja. En ese contexto se gestó esta cooperativa que hoy crece, dándoles trabajo a 82 personas que se dedican a la gestión diferenciada de residuos y su posterior reciclado: un proceso productivo con todas las letras. Para muchos es el primer empleo, para otros muchos el último.

Poco a poco fueron creciendo e incorporando maquinaria y hoy, además de rescatar los materiales, fabrican mobiliario urbano y cestos de basura. Se definen como una alternativa para la construcción de un proceso que imparta justicia ecológica y social.

Los ejemplos abundan en los 19 municipios. En cinco barrios de la Matanza, con más de 57 sedes, 17 años y entre 3.000 y 5.000 integrantes, funciona Identidad Vecinal. Esta impresionante red de redes se autodefine como “una prueba de que es posible generar importante valor humano y capital social a través de la unión de vecinos”. Se dedican a la inclusión de personas, descubren el potencial del capital humano, generan trabajo, transforman el territorio con impacto social y generan ganancias que la hacen auto-sostenible. Hoy cuentan con talleres textiles, una metalúrgica, carpintería, un supermercado digital y fundamentalmente una empresa constructora para el desarrollo de infraestructura comunitaria y mejora del espacio público.

En Almirante Brown, funciona la Cooperativa de Trabajo VTF- Visión, Trabajo y Futuro, que se dedica al rubro textil y marroquinería. Está integrada por 26 personas, pero impacta indirectamente en muchas más, brindando capacitaciones en cárceles, comprándole sus insumos a muchas otras cooperativas, ofreciendo en el mercado buenos productos y a precios justos. Esta iniciativa surgió entre personas privadas de su libertad que se propusieron forjar un nuevo proyecto de vida basado en el trabajo y la superación. Y hoy continúa brindándoles a liberados segundas oportunidades de reinserción social a través del trabajo. Parte del excedente lo reinvierten para generar constantemente un alto impacto y poder tener procesos superadores no solo en la calidad de sus productos, sino también en la eficacia del servicio.

Detrás de los comedores con olor a guiso, cebolla frita y lavandina, están los padres y madres que dejan sus niñas y niños mientras salen a ganarse el mango. Salen como vendedores ambulantes, feriantes, cuentapropistas, recicladores, changarines… Son esos hombres y mujeres que comienzan a hacer filas en las esquinas a las cinco de la mañana. Son tantos y tantas que van de aquí para allá. Su voluntad de desarrollo es evidente.

¿Qué estamos haciendo para propiciar el desarrollo del conurbano con impacto positivo en el ambiente y la sociedad? ¿Cómo podemos encauzar las fuerzas productivas existentes para transitar de la economía popular hacia otra que genere mayor productividad, ingresos, inclusión e igualdad? ¿Cómo facilitamos el encuentro entre los que menos tienen y los que más tienen, o entre la economía informal y la formal? ¿Cómo estimulamos el desarrollo sostenible en este entramado tan particular signado por la vulnerabilidad? ¿Cómo generamos los empleos del futuro en el mundo desde el conurbano?

Con este propósito transformador estamos trabajando desde Sumatoria para potenciar a los emprendedores bonaerenses con capacitación y financiamiento. Lo hacemos convencidos de que no vamos a salir adelante a pesar del conurbano, sino gracias a él.

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