Cristina cayó en la trampa de hacer público que acepta que no hay alternativa al acuerdo con el FMI

La situación que hereda Silvina Batakis es mucho peor que la que recibió Martín Guzmán y también la calidad del gobierno en el que actuará. Con Alberto es muy difícil gestionar

La ministro Silvina Batakis, designada con el acuerdo de Cristina Fernández de Kirchner, por carácter transitivo, la hizo convalidar el acuerdo: menos subsidios insensatos, déficit y emisión. Más reservas (Luciano Gonzalez)

El acuerdo del FMI sigue siendo la mayor racionalidad posible para este Gobierno. La ministro Silvina Batakis, designada con el acuerdo de Cristina Fernández de Kirchner, por carácter transitivo, la hizo convalidar el acuerdo: menos subsidios insensatos, déficit y emisión. Más reservas. Aproximarnos al equilibrio macro. Lo contrario del programa de Cristina que es más subsidios (“más derechos”), más emisión antikeynesiana (emitir sin dólares, que es una medida de la indisponibilidad de la “capacidad instalada real”). Batakis aclaró que el “salario universal” no estaba en sus planes.

Con el “no veto” a Silvina, Cristina “cayó en la trampa” de hacer público que acepta que no hay alternativa al acuerdo con el FMI. Confesó que obligó estúpidamente (malvadamente) a sus seguidores a votar en contra de ese acuerdo que ahora ella apoya.

El enfrentamiento a la política del acuerdo, que CFK militó hasta el domingo anterior, consistió en impedir la suba de tarifas energéticas, achique de subsidios y del déficit y la promoción del “salario universal” para siete millones de beneficiarios. Eso lo consumió a Guzmán, quien renunció de modo irresponsable, luego de una gestión paupérrima que empeoró todo por su incapacidad de entender que “el tiempo” es fundamental en la economía.

Silvina, economista, tiene una larga carrera profesional en la función pública. Por su experiencia, más allá de su visión ideológica, tal vez hayamos logrado un salto cualitativo con relación a Martín Guzmán.

Silvina Batakis, economista, tiene una larga carrera profesional en la función pública. Por su experiencia, más allá de su visión ideológica, tal vez hayamos logrado un salto cualitativo con relación a Martín Guzmán

La situación que hereda es mucho peor que la que recibió Guzmán y la calidad del gobierno en el que actuará es mucho peor que en la que asumió Guzmán. Con Alberto es muy difícil gestionar. La confusión, las contradicciones, la debilidad, la incapacidad, son algunas de las aristas de un gobierno al que es muy difícil justificar (relaciones internacionales, educación, cuarentena, seguridad, narcotráfico, economía, pobreza). Los resultados son terribles. Es cierto: podrían ser peores.

Si Argentina pudiera convertir en bienes transables sus reservas, en Vaca Muerta, de gas y petróleo a precios de paz, podría exportar USD 50.000 millones por año por décadas.

Si Argentina pudiera convertir en bienes transables sus reservas, en Vaca Muerta, de gas y petróleo a precios de paz, podría exportar USD 50.000 millones por año por décadas (Reuters)

Los argentinos, fuera de nuestro sistema financiero, acumulamos USD 400.000 millones. Tal vez el doble de esa gigantesca fortuna se encuentre durmiendo bajo tierra. Una moneda de pago más que suficiente para terminar con todas las tensiones externas.

Batakis habló de “planificar” y generó temor. Es bueno saber que si se hubiera “planificado una estrategia energética” cuando apareció ese tesoro, en épocas de Cristina, ya estaríamos facturando.

Lo contrario de “planificar” es improvisar

La improvisación, que es una virtud para la payada, es una carencia para la economía nacional.

Consecuencia de la improvisación son la central Condor Cliff La Barrancosa, el tren bala, el acuerdo estratégico con China o el régimen de Tierra del Fuego, entre otras muchas cosas.

La decadencia de casi medio siglo es la consecuencia de la improvisación en política económica y de haber abandonado la planificación de las políticas públicas y el ordenamiento de prioridades. Fundamentalmente no planificar es el descarte de la visión de largo plazo que, por definición, en una democracia con alternancia, exige primero la amistad política, la capacidad de formular un programa y después, el consenso para garantizar su continuidad. Las tres cosas.

No hay desarrollo sin largo plazo y sin consenso. Ese es el ABC de la política que hace medio siglo ha sido ignorado

No hay desarrollo sin largo plazo y sin consenso. Ese es el ABC de la política que hace medio siglo ha sido ignorado. Sus consecuencias son el “industricidio”, el estancamiento, la pobreza y la inflación. Siendo potencialmente ricos hemos logrado ser un país pobre. No sólo con un futuro de pobreza, que lo provee que el 60/70% de los niños sean pobres, sino con un presente de colosal empobrecimiento de los sectores medios.

Barranca abajo

En ese contexto, si tratamos de cumplir con el acuerdo del FMI, la única manera de no caer en el precipicio, debemos administrar las reservas. El ideal, el punto de llegada, es un mercado libre de cambios. En los años ‘60, Europa no había llegado a eso. Nosotros estamos muy lejos de poder llegar. Alfonso Prat Gay, cuando fue ministro trató y liberó el mercado. Pasamos a una inflación que él no previó. Él dice que Mauricio no lo dejó hacer un “Acuerdo Social”.

Si tratamos de cumplir con el acuerdo del FMI, la única manera de no caer en el precipicio, debemos administrar las reservas (EFE)

Prat Gay, Nicolás Dujovne, Hernán Lacunza, no son lo mismo. Ni tampoco quisieron hacer lo mismo. Prat no pudo hacer el acuerdo. Dujovne -increíble- es el primer ministro que le puso retenciones a todas las exportaciones. Y como en una parábola, Lacunza defaulteó la deuda en pesos y apretó el cepo.

“La necesidad tiene cara de hereje”. Cuando se gobierna la necesidad cuenta. Es importante ser lo suficientemente adulto para reconocer “yo lo hice”. Criticar es fácil. Asumir responsabilidades es sano y siembra el camino de la amistad política.

Cuando se gobierna la necesidad cuenta. Es importante ser lo suficientemente adulto para reconocer “yo lo hice”

La ministro Silvina Batakis, con una expresión desafortunada que puso al turismo al exterior como un ataque al trabajo interior, implícitamente señaló lo obvio: cuando hay escasez hay cola.

Por las razones que fueran los dólares no alcanzan para garantizar todo el nivel de producción y cumplir con el FMI. El mercado libre de cambios, en estas condiciones, es una quimera. La enorme cantidad de pesos y los pocos dólares que se ofrecerían, harían del tipo de cambio una ametralladora social.

La inflación fuera de control pulverizaría primero los pesos de los planes y de las changas, los mecanismos actuales de organización y contención se quebrarían y en ese escenario, podríamos enfrentarnos a la agitación social incontrolable y al caos, terreno fértil para la toma de posiciones del narcotráfico. No estamos ahí. Pero son demasiadas las maneras de llegar.

El turismo, los viajes de negocios, de estudio, deben poder realizarse libremente. Para ello hay una provisión de dólares abundantes y simple, que no son las reservas del Banco Central. Muchas alternativas bancarizadas en blanco. Para los pasajes, para el dinero y también para pagar las tarjetas.

Las reservas del Central, con un crawling peg activo, lo deben ser para la producción. No dejar que la cotización se atrase. No puede ser un ancla. El ancla única es la convicción, a demostrar, de la solvencia fiscal que ha manifestado desear Silvina Batakis.

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