Fidel Castro celebra desde la tumba

Mientras algunos afirman que el gobierno nacional “no tiene un plan”, la Argentina navega a una velocidad supersónica hacia el vacío institucional en medio de distracciones y divertimentos que nublan la vista de muchos

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El fallecido dictador cubano, Fidel
El fallecido dictador cubano, Fidel Castro

Sería cómico si no fuera dramático. En nuestro país hay quienes se enredan en anécdotas de alcoba relacionadas con las escaramuzas del poder incapaces de tomar distancia y mirar con mayor perspectiva el resultado neto de lo que viene ocurriendo. Así se dice que no hay plan, que hay incompetencia y que no fluye la gestión.

Pues estimo que nada de lo dicho es cierto. Los sucesos deben juzgarse por los resultados los cuales en nuestro medio apuntan decididamente al camino cubano. No hay necesidad de prestar mucha atención para percatarse que all and all como suelen decir los anglosajones el estatismo es rampante: la inflación opera a pasos agigantados, las cargas fiscales son inaguantables, las regulaciones asfixiantes, la deuda pública es astronómica, los conflictos sociales son imparables, el trabajo se torna imposible, las empresas de todos tamaños y perfiles están acogotadas, las relaciones exteriores están del lado de las tiranías, las amenazas terroristas se fortalecen, las tomas de tierras son un suceso cotidiano, los faltantes se intensifican a raíz de los siempre fracasados controles de precios, las inversiones huyen despavoridas, la cerrazón con el mundo se acrecienta con cada medida, amenazas a la libertad de prensa, el adoctrinamiento sustituye a la educación, ataques sistemáticos a la Justicia y a la división de poderes. Y todavía se dice que no hay plan, que hay incompetencia y que la gestión deja mucho que desear. Estas afirmaciones son compatibles con una producción de Woody Allen si no fuera una tragedia. Nada puede ser más efectivo para encaminarse a la situación horrible que sufren los cubanos desde hace seis décadas con la complicidad de todos los badulaques que consumen glándulas salivares y tiempo en enredos del poder que parecen fabricados para distraer a los incautos. Fidel Castro celebra entusiastamente desde la tumba.

Todo parece instalado para que muerdan el anzuelo los distraídos a quienes se los alimenta para que comenten una y otra vez los vericuetos de quienes circunstancialmente están ubicados en el gobierno para que se les pase por las narices lo que en verdad tiene lugar de modo desfachatado y a velocidad creciente. Las carcajadas homéricas con estos pasatiempos suicidas resuenan en los cuatro rincones del orbe por parte de los totalitarios consistentes con su doctrina: un servil acatamiento a los dictados marxistas. Y todavía hay algunos irresponsables que sostienen que la gestión está paralizada cuando navega a una velocidad supersónica hacia el vacío institucional en dirección al aplastamiento cubano en medio de distracciones y divertimentos que nublan la vista de muchos que se dejan atrapar por un teatro macabro. Ahora se tantean otras opiniones con la idea de contrarrestar en algo el fenomenal caos económico que se vive para así enlazar y pisotear mejor a la población.

Es del caso analizar el Manifiesto Comunista de 1848 donde Marx y Engels se refieren a los célebres diez puntos para que explote por los aires el capitalismo, es decir, la sociedad libre basada en la propiedad privada puesto que como escriben estos autores en el documento citado “pueden sin duda los comunistas resumir toda su teoría en esta sola expresión: abolición de la propiedad privada”.

Veamos los diez puntos. Primero, reformas agrarias de diversa naturaleza al efecto de que el aparato estatal se establezca como árbitro del uso y disposición (“apropiación nacional de la tierra y aplicación de la renta a las necesidades del Estado”, reza este primer punto). Como es sabido hay solo dos maneras de decidir acerca del empleo de la tierra, vía el proceso de mercado en el que los que asignan ese recurso fundamental en concordancia con lo que reclaman los consumidores o a través de la imposición del gobierno basados en criterios extra mercado. El propietario que decide inexplotar lo que debiera explotar o explotar aquello que no es rentable tiene sus días contados como empresario rural. Si miramos el globo terráqueo observamos que hay mucha riqueza marítima, forestal y minera que no es explotada. La razón estriba en que los recursos son escasos y todo no puede explotarse simultáneamente y, nuevamente, subrayamos que las formas de decidir acerca de las prioridades solo pueden llevarse a cabo por medio de las gestiones empresarias de los dueños o por medio de la prepotencia estatal a contramano de la enconomización de los factores de producción. Las mal llamadas retenciones son una confiscación al campo, mal llamadas puesto que una retención indica un monto que será circunstancialmente retenido y luego devuelto lo cual no ocurre por tanto se trata de un impuesto más que, entre otras cosas, vulnera el principio de la igualdad ante la ley, además de conducir al empobrecimiento debido al despilfarro de recursos que inexorablemente genera el gobierno cuando mete la política en la producción.

Segundo, “un gran impuesto progresivo”. En materia fiscal hay dos formas de gravar: la proporcionalidad y la progresividad. Lo primero significa que todos se hacen cargo de la misma tasa o alícuota y, desde luego, el que manifiesta mayor capacidad de pago abona más en valores absolutos que el de menor capacidad de pago. Sin embargo, la progresividad se traduce en que la tasa o alícuota crece a medida que crece el objeto imponible. Esto se traduce en cuatro efectos centrales: obstaculiza la necesaria movilidad social puesto que los que vienen ascendiendo en la pirámide patrimonial se los castiga más que proporcionalmente lo cual no permite que los que están en el vértice y no sirven a los intereses de su prójimo bajen con la rapidez necesaria y, como queda dicho, los que vienen ascendiendo desde la base suban con la rapidez necesaria. El impuesto progresivo también altera las posiciones patrimoniales relativas, es decir, el consumidor al comprar y abstenerse a hacerlo va estableciendo ciertas posiciones patrimoniales lo cual es contradicho con el impuesto progresivo, al contrario de la proporcionalidad que deja las posiciones relativas inalteradas. El impuesto progresivo es regresivo puesto que recae especialmente sobre los más vulnerables ya que las tasas de inversión que generan los más pudientes se ven reducidas por la progresividad lo cual contrae salarios e ingresos en términos reales ya que las tasas de capitalización constituyen la única causa de mayores salarios. Por último, la progresividad es un castigo progresivo a la eficiencia, se declama que se debe ser más eficiente para producir y cuando esto ocurre se pena la eficiencia.

Tercero, “suspensión de la herencia”. Hay una metáfora tomada del deporte que dice que los participantes en una carrera de cien metros llanos deben partir en las mismas condiciones y que el esfuerzo de cada cual se vea reflejado en los resultados de la carrera según sea la perfomance de cada uno pero que no se le dé ventajas a unos por el hecho de haber recibido una herencia que los pone en mejor situación respecto a sus competidores. Como bien se ha señalado esta metáfora es autodestructiva porque a poco andar los que hicieron el esfuerzo en la pista y llegaron primeros se les aplicará la guillotina horizontal a sus herederos en la próxima carrera con lo cual habrán constatado que su esfuerzo fue inútil. El ataque la herencia es una formidable herramienta contra el ahorro pues desaparecerá el incentivo si es expropiado con lo cual el empobrecimiento es seguro. En realidad resulta irrelevante cuál sea la situación patrimonial de cada uno puesto que en una sociedad libre el que acierta con los deseos y necesidades de sus congéneres obtiene ganancias y quienes yerran incurren en quebrantos. Las posiciones patrimoniales no son irreversibles, dependen de la capacidad para administrarlos, entonces los malos administradores se ven forzados a trasladar sus bienes a otras manos. Muy distinto es desde luego la situación de empresarios prebendarios que se alían con el poder de turno para explotar miserablemente a los demás vía mercados cautivos y otros privilegios.

Cuarto, “confiscación de la propiedad de los emigrados y de los rebeldes” lo cual en el contexto moderno significa confiscar especialmente a los opositores y dentro de esta categoría a los “rebeldes” en el periodismo con lo que se destruye el inmenso valor del cuarto poder al efecto de limitar los abusos de poder y para aumentar el conocimiento a través de debates abiertos y así dar lugar a las respectivas refutaciones que permiten el progreso.

Quinto, “centralización del crédito en manos del Estado por medio de un banco nacional formado con el capital del Estado y un monopolio exclusivo”. Esto es la banca central y el curso forzoso. Los banqueros centrales están embretados entre solo tres avenidas en sus decisiones: expandir, contraer o dejan inalterada la base monetaria. Pues cualquiera de los tres caminos necesariamente desfigurará los precios relativos que son la única información para saber dónde asignar económicamente los siempre escasos recursos. Si se dijera que hay la posibilidad que la banca central proceda del mismo modo que hubiera procedido la gente hay que preguntarse para qué se metió si va a hacer lo mismo que hubiera hecho la gente con el consiguiente ahorro de honorarios pero la conclusión de fondo estriba en explicar que el único modo de saber cuál hubiera sido la decisión de la gente es dejarla que se exprese tal como sugieren grandes maestros de la economía que apuntan a eliminar el fetiche de la “autoridad monetaria” que por otra parte en gran medida convierte a los llamados bancos privados en dependencias de la banca central.

Sexto, “centralización de todos los medios de comunicación y transporte en manos del Estado” (siempre Estado con mayúscula e individuo con minúscula). Este consejo se lleva a cabo a raíz de controles a las empresas de comunicación y transporte, incluso actividades aparentemente alejadas como el servicio de taxi está sujeta a disposiciones gubernamentales en cuanto al monto de la tarifa, los horarios de trabajo y el color con que deben estar pintados sus vehículos lo cual revela que el título de propiedad es irrelevante ya que los verdaderos propietarios son los burócratas de la respectiva ciudad.

Séptimo y noveno se traducen en enfatizar lo dicho en el primer punto respecto a la tirria contra el sector agrícola. Octavo, “la organización de ejércitos industriales” en materia laboral se refiere a los sindicatos establecidos de modo autoritario respecto a la representatividad, afiliación y conexos. Y décimo “educación pública y gratuita para todospara lograr el adoctrinamiento vía Ministerios de Educación para imponer estructuras curriculares con el disfraz de la gratuidad que como se sabe es inexistente puesto que nada es gratis, alguien se hace cargo y en este caso son principalmente los más necesitados puesto que las cargas fiscales sobre los que pueden invertir hace que se contraiga este proceso con lo cual el peso recae sobre salarios e ingresos de los marginales.

Este es el Manifiesto Comunista muy sumariamente expuesto. Debemos preguntarnos cómo es posible con la bajada de estas líneas marxistas que pretendamos ser parte de la sociedad libre a contramano de los valores y principios desarrollados con detenimiento por el padre de nuestra Constitución fundadora: Juan Bautista Alberdi quien resume su tesis en ese pensamiento que hemos destacado en otras oportunidades “¿Qué exige la riqueza de parte de la ley para producirse y crearse? Lo que Diógenes exigía de Alejandro: que no le haga sombra.” La aplicación de esta fórmula permitió que la Argentina se ubicara entre las naciones más prósperas del planeta luego del único contragolpe exitoso en nuestro país: la demolición de la tiranía rosista puesto que la denominada independencia de la metrópoli española convirtió al decir también de Alberdi en que “dejamos de ser colonos de España para serlo de nuestros gobiernos”. Aludimos a contragolpes en todos los casos en los que el aparato estatal del momento propinaron severos golpes a las instituciones republicanas. Otro contragolpe exitoso -el más fértil en lo que va de la historia de la humanidad- fue el de las colonias estadounidenses contra Jorge III. Lamentablemente los demás contemporáneos fueron un fiasco cuando no empeoraron notablemente la situación anterior como es el caso del contragolpe contra Fulgencio Batista en Cuba que condujo a la isla-cárcel cuyo mandón máximo celebra desde la tumba lo que viene ocurriendo en tierras argentinas.

Afortunadamente hay signos de reacción con el establecimiento de fundaciones e instituciones que apuntan a retomar los valores de la libertad que reúnen a numerosos jóvenes que constituyen una esperanza cierta y también en algún aspecto en el plano político. Es de esperar que podamos liberarnos del estatismo que nos viene carcomiendo desde hace la friolera de ochenta años y también hacemos votos para que se opaque la distracción de discutir los vericuetos del poder que no permiten evaluar el avance gigantesco en dirección al modelo cubano de tiranía.

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