Claves para ser un buen padre y no el “secretario” de la madre

El trabajo de cuidar de otros sigue siendo mayormente femenino, pero se vienen observando cambios, especialmente en varones que se convierten en padres y buscan repensar su rol y cómo ubicarse para que las tareas de crianza no sean exclusivas de las madres

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Muchos padres hoy se plantean sumarse a las responsabilidades del hogar evitando ser “secretarios” o “ayudantes” de sus parejas
Muchos padres hoy se plantean sumarse a las responsabilidades del hogar evitando ser “secretarios” o “ayudantes” de sus parejas

Históricamente, el cuidado de las personas, ya sea dentro del hogar o fuera, tiene poco valor económico y es realizado casi en su totalidad por mujeres. Ya sean madres, maestras, enfermeras o niñeras, el trabajo de cuidar de otros continúa siendo algo mayormente femenino. Sin embargo, en los últimos años, estamos observando un movimiento de cambios, especialmente en el caso de varones que se convierten en padres.

Desde la organización Paternando, hace ya más de 3 años venimos acompañando a los varones a repensar cuál es su rol y cómo ubicarse para que las tareas de crianza no sean exclusivas de las madres. Mediante charlas, talleres, grupos o consultas individuales, notamos una demanda creciente de los padres por tener un espacio propio de apoyo frente al agotamiento y la presión diaria que implica ser corresponsables dentro del hogar. El burnout que experimentan estas familias por sentirse sobrepasados de tareas y responsabilidades es cada vez más visible. Muchos padres hoy se plantean sumarse a las responsabilidades del hogar evitando ser “secretarios” o “ayudantes” de sus parejas, siendo proactivos, no esperando a que se lo tengan que pedir. Algunas estrategias para ello son:

- Tener una agenda o un panel visible en la heladera que sea común, donde haya fechas y datos importantes a tener en cuenta como visitas al pediatra, calendario de vacunas o bien eventos como cumpleaños de amigos.

- Realizar una división de tareas diarias y/o semanales y ponernos de acuerdo de manera que la carga no sea demasiado desigual; como por ejemplo compras del supermercado o tareas escolares.

- Tomar la iniciativa en tareas que suelen ser asumidas por las madres; como el chat de la escuela y ocuparse del regalo a la maestra, buscar pediatras y especialistas de la salud como nutricionistas, o buscar una niñera o cuidador/a para los días que tenemos que trabajar o salir de noche.

- Permitirnos equivocarnos, olvidarnos y aprender a perdonar juntos, ya que es imposible tener todo en orden, especialmente teniendo en cuenta el caos que es la crianza.

- Comunicar no solo las tareas, sino también las emociones, expectativas y frustraciones. Fortalecer la empatía es crucial para los momentos de sobrecarga. Así mismo, para que haya un cambio en la división de tareas dentro del hogar, es necesario que cambien también esa división por fuera, es decir, en el ámbito público y laboral. A muchos varones aún les pesa el mandato de ser proveedores y poder sostener a su familia económicamente.

Romper con esto puede ser muy difícil, más aún cuando la situación económica actual no genera la posibilidad de intercambio de roles en lo laboral con una pareja. Necesitamos que haya políticas públicas que muchas madres ya tienen, pero no los varones: licencias por paternidad amplias, seguros contra despido y posibilidad de homeoffice o reducción horaria durante el primer año de un hijo, o incluso días para cuando tienen que llevarlos al médico o ir a una reunión de padres. Recomendamos mucho construir redes de apoyo, que suele tratarse de familiares, de amigos o de vecinos, que también puedan ser parte de esta corresponsabilidad en el cuidado. Esa sería otra ventaja de participar en los grupos de padres, donde semanalmente nos reunimos para sostenernos y buscar herramientas y hacerle frente a estas exigencias. Se ve claro en estos espacios lo importante que es no sentirnos solos, vivir acompañados y ver que otro papá que vive lo mismo que uno. Contar con otros para criar es fundamental.

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