La inflación en la Argentina sigue siendo un drama que afecta cada vez a más personas. Sin anclas y sin expectativas de lograr desinflarla, quedará para la nueva gestión gobernante intentar resolver este problema estructural.
Existen distintos caminos para lograr bajar la inflación a un dígito en la Argentina. En América latina se llevaron adelante diversos programas económicos para soslayar el problema monetario. En esta columna, un repaso y algunas reflexiones.
El caso de Uruguay
Uruguay, uno de los países mas cercanos a la Argentina, llevó adelante un programa económico severo para bajar la inflación de 1990 de 112% a 10,8% en 1998. Es decir, se tomaron prácticamente una década para bajar la inflación. Entre las medidas, buscaron generar credibilidad de su banca central, independizándola, pero también hicieron un ajuste fiscal severo que no fue únicamente por la reducción del gasto, sino que vino principalmente por el lado de la recaudación. Subieron variedad de impuestos: IVA de 21 a 22%, aportes, alícuotas a los salarios, a la industria y al comercio, a la renta agropecuaria y a las transferencias inmobiliarias. A partir de ese cargamento de mayores impuestos lograron bajar en 30 meses un déficit fiscal en 1989 de 6%, a lograr superávit en 1992.
Conclusión: la desinflación en Uruguay fue lenta, trascendió a dos mandatos presidenciales y hubo un ajuste fiscal brutal acompañado de mayor independencia monetaria.
Colombia
Al igual que el caso de Uruguay, se logró contener la inflación y bajarla a un dígito en 9 años. En 1990 la inflación era del 32,4%, mientras que recién en 1999 llega a 9,1%. Entre otras medidas, se busco independizar la banca central a través de una nueva Ley dictada en 1990, que blindaba y ofrecía seguridad monetaria hacia adelante. Es decir, mediante un plan de metas inflacionarias, se lleva adelante el proceso de desinflación.
Perú
El país latino venía sufriendo una crisis de hiperinflación, ya que en 1990 era de 7.649% y en 7 anos logran bajarla al 6,5%. En este caso, donde la hiperinflación asedia a la sociedad y al resto de los agentes económicos, se llevaron adelante medidas disruptivas, de shock en términos fiscales y monetarios, que lograron contener el estallido inflacionario. La política monetaria fue clave en el proceso de desinflación, asignando un grado de independencia muy alta, acompañado de metas inflacionarios para generar las expectativas correctas. Recordemos que el actual presidente del Banco Central del Perú lleva 16 anos consecutivos en el cargo.
Brasil
Antes de iniciar el exitoso Plan Real para construir una moneda propia, Brasil tuvo 5 planes antiinflacionarios desde 1986 a 1994 para bajar la inflación a un dígito. Los planes mas conocidos Plan Collor I y II. Además de iniciar un programa de independencia monetaria, Brasil realizó un ajuste fiscal severo con baja del gasto publico y suba muy fuerte de impuestos.
Chile
El programa chileno de desinflación incluyó independencia de su banca central, metas inflacionarias, administración de la tasa de interés y trayectoria de la inflación. A partir de esta política monetaria sumado a disciplina fiscal logro bajarse la inflación de 1990 de 30,4% a una cifra en 1995.
Ecuador
A diferencia del resto de los países emergentes mencionados, Ecuador llevó adelante un programa monetaria aún mas riguroso para soslayar la apremiante inflación de 108% de 2000. Frente a escenario de altísima volatilidad cambiaria, bancaria, económica y social, Ecuador lleva adelante un programa de dolarización, perdiendo la independencia monetaria y adoptando la moneda americana de curso legal. Hubo una corrección fiscal muy importante de casi 4%, pero en menos de 2 años la inflación en Ecuador era del 9% en 2002.
La Argentina es actualmente la tercera economía mas inflacionaria del planeta y desde la creación de nuestro Banco Central, en 1935, hemos logrado tener inflación de un digito únicamente en 8 años, sacando la caja de conversión de los ‘90. En el gobierno de Cambiemos en 2016 se intentó llevar adelante un plan gradualista similar al aplicado por la mayoría de las economías de América Latina, buscando independizar la política monetaria, anclando expectativas a través de targets inflacionarios e iniciar un camino de ajuste fiscal gradual, para converger en 4 años de una inflación de mas del 30% en 2015 a 5% en 2019. Los resultados no fueron los esperados, pero el aprendizaje sí puede ser una herramienta para la próxima gestión gobernante (de cualquier partido político). Según un estudio de Ball (1994), los procesos de desinflación que no vienen acompañados con un alto grado de credibilidad resultan ser más costosos que aquellos en donde la credibilidad es alta. ¿Recuerdan el proceso de desinflación de Cambiemos?
Por otro lado, en 1999 Sargent define adecuadamente que el proceso de desinflación de los 90′ en Estados Unidos estuvo anclado por una confianza muy alta en las expectativas y los targets de inflación que trazaba su banca central. Es decir, la confianza en la FED resulto ser determinante para bajar la inflación.
Para concluir, la Argentina podrá optar por un camino de corrección fiscal e independencia monetaria o asumir el compromiso de perder definitivamente su moneda para lograr independizarla de los interés de la política de turno. En el primer caso, la confianza, persistencia y el acuerdo de la política en mantener dichas decisiones económicas deberán trascender en el tiempo, ya que en 4 años parece prácticamente imposible bajar la inflación a un digito.
Por otro lado, el camino de la dolarización puede permitir una baja significativa y persistente de la inflación, pero deberá venir acompañada de otras medidas que blinden la reforma monetaria y le den sustentabilidad en el largo plazo. Ningún camino es mágico, ningún camino resolverá la inflación sin consistencia y perseverancia de la política que permita llenar de credibilidad a la sociedad en las propuestas económicas presentadas.
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