Avances en telemedicina, un primer paso en la busca de un sistema de salud sustentable

Desarrollar un manual de buenas prácticas implica no solo la existencia de la teleconsulta como una práctica establecida, sino que además sostenerla permite normalizar dicha experiencia junto con el conocimiento y los avances que nos dejó la pandemia en este sentido

Es necesario asegurar la continuidad de le telemedicina hoy, cuando todo pretende volver “a la normalidad” (EFE/EPA/ALEX PLAVEVSKI)

El Ministerio de Salud de Argentina publicó recientemente un documento de Buenas Prácticas para la Teleconsulta con pacientes y, si bien esto significó una excelente noticia para quienes nos desempeñamos en el ámbito de la salud, de alguna forma no tuvo mayor relevancia a nivel general.

Es este tipo de iniciativas las que debemos celebrar no solo en nuestro país, sino en toda la región de América Latina, porque representan instancias iniciales de digitalización que permitirán el día de mañana de forma sostenida y mancomunada, alcanzar sistemas de salud más sustentables.

El hecho de desarrollar un manual de buenas prácticas implica no solo la existencia de la teleconsulta como una práctica establecida, sino que además sostenerla permite normalizar dicha experiencia junto con el conocimiento y los avances que nos dejó la pandemia en este sentido. Y a su vez, se hace necesario asegurar su continuidad hoy cuando todo pretende volver “a la normalidad”.

Es importante entonces tomar el impulso de estas implementaciones para promover visiones lo suficientemente osadas como para que nos permitan pensar sistemas de atención de salud digitales desde su inicio, sistemas de salud nativos digitales diseñados desde el usuario y con los pacientes en el centro, porque de otra forma estaríamos replicando problemas y deficiencias del sistema “analógico” que ya conocemos.

En este sentido Movimiento Salud 2030 viene a impulsar e identificar sinergias, interacción y co-creación entre partes para unir al sistema de salud y el ecosistema de innovación en la búsqueda de soluciones conjuntas, redefiniendo la forma en que se planifica, financia, brinda, mide y contabiliza la atención médica.

Somos muchos quienes estamos encaminados hoy a lograrlo, todos con el mismo objetivo.

Colombia, por ejemplo, desarrolló en 2018 la “carpeta ciudadana”, con el objetivo de que todos los ciudadanos alojen sus documentos personales más importantes en la nube y logren así una interacción eficiente con el Estado. Este recurso permitió a los colombianos contar con un récord histórico de archivos que han utilizado a lo largo de su vida en trámites estatales. Cabe destacar que la carpeta ciudadana cuenta con altos estándares de seguridad digital y presenta una fuerte protección de los datos del usuario. De esta forma, cada persona cuenta con un código único para acceder y administrar sus propios datos, incluyendo la información referida a su salud.

Este aporte, junto con otros avances en materia de digitalización, cobertura, conectividad e interoperabilidad, todos ellos basados en soluciones tecnológicas que facilitan a los ciudadanos su interacción con las entidades públicas optimizando la labor del Estado, han dado muestra del aporte del sector TIC a la economía colombiana formando parte protagónica de la reactivación del país, que logró un aumento de su PBI en 2021 del 10,6%.

El desafío se encuentra entonces no tanto en pensar lo que podemos o lo que el sistema permite, sino en lo que queremos para nuestros sistemas de salud en cada uno de nuestros países. Y lo que queremos es un sistema basado en la salud y no en la enfermedad, un sistema que prevenga, aunque todavía no exista.

Para que iniciativas como la telemedicina puedan sostenerse y seguir creciendo, se debe analizar en primera medida la infraestructura para alcanzar la interoperabilidad que permita al paciente contar con toda la información sobre su salud centralizada.

El marco regulatorio también se vuelve requisito prioritario para la interoperabilidad, ya que la protección de los datos que se comparten y su articulación brindan un marco de protección para una sana experiencia médico-paciente.

Por último, la gobernanza juega un rol importante, ya que promover el involucramiento continuo de todos los actores del sistema -Estado, sociedad civil, organizaciones médicas e instituciones privadas de salud- para acompañar y exigir esa transformación digital es lo que permitirá que las iniciativas individuales puedan expandirse a todo el sistema.

Esas soluciones generan capacidades, crean predisposición y es difícil frenarlas, pero en esta instancia la visión macro se vuelve necesaria para pensar ambas instancias en forma conjunta. Trabajar desde lo macro es un esfuerzo por armonizar todos esos proyectos y lograr que puedan interoperar entre sí con el acompañamiento del sistema mismo, lo que permitirá también reducir la curva de fracaso que muchos de ellos enfrentan cuando buscan sobrevivir de forma individual.

El sistema de salud por naturaleza es una red. Busquemos seguir expandiéndola, participando, creando y proponiendo soluciones conjuntas.

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