El rol de la competencia y el nivel del PBI

Las reglas privadas son claves para beneficiar a los influyentes con poder para enfocar los esfuerzos conjuntos a satisfacer las diferentes necesidades de la población

Faltan repuestos, bienes, hasta combustibles antes del invierno. No obstante, el Presidente ofrece energía, alimentos, al mundo y propone subir los impuestos a quienes producen para subsidiar a quienes están ociosos (Reuters)

Al entorpecer la competencia libre de trabas artificiales, los burócratas imponen cepos, prohibiciones, impuestos, que desaniman las producciones. Faltan repuestos, bienes, hasta combustibles antes del invierno. No obstante, el Presidente ofrece energía, alimentos, al mundo y propone subir los impuestos a quienes producen para subsidiar a quienes están ociosos.

La competencia de las reglas se expresa con claridad en los juegos deportivos: si quien dirige al plantel hace jugar sólo a familiares, amigos, los juegos no serían atractivos ni el equipo sería exitoso. A medida que incluya buenos jugadores, según el reglamento, los partidos se harían más atractivos y el público proclive a pagar por el espectáculo.

Las sociedades. Las más primitivas imponen reglas particulares, diferenciadas, para favorecer a los jerarcas según su cercanía al caudillo

Lo mismo sucede en las sociedades. Las más primitivas imponen reglas particulares, diferenciadas, para favorecer a los jerarcas según su cercanía al caudillo. A medida que intentan atender las carencias de toda la población, mediante la competencia de reglas estables, iguales para todos, los ingresos, el PBI por habitante aumenta. El pasaje de las sociedades primitivas de los privilegios personales a los países democráticos, integrados. Donde imperan las reglas especiales para unos, abundan los excluidos.

En ocasión de la Cumbre de las Américas es relevante ver el grado de integración social según el PBI promedio por habitante.

Dos de los países que centran el interés del gobierno argentino están entre los menos integrados, Estados más corruptos, los pueblos más empobrecidos de las Américas, obra de normas discriminatorias que traban la inclusión social para satisfacer mejor sus carencias.

Inteligencia es el arte de competir a través de reglas estables. Mediante la competencia, libre de trabas redundantes, los humanos desarrollamos diferentes habilidades valiosas.

Los equipos, sociedades, países, compiten para mejores satisfacciones individuales, en tanto las leyes, reglas, permisos, que delinean qué pueden hacer las personas, sean parejas. Así especializarnos y desarrollar entramados institucionales para coordinar las actividades hacia mejores ingresos, satisfacciones.

La estabilidad de las normas y las libertades favorecen acordar las actividades más satisfactorias a cada uno

El lenguaje, convenciones, estructuran las instituciones. Culminando con la confianza en el cumplimiento de los contratos y promesas. La estabilidad de las normas y las libertades favorecen acordar las actividades más satisfactorias a cada uno. La relación beneficio/costo mayor. Las libertades implican ausencia de violaciones, de imposiciones forzadas. Esa es la función de la Justicia. La misma e igual Ley para todos los humanos, para todos los tiempos, clamaba la Revolución Francesa. En efecto, la Ley es más justa y eficiente cuanto menos variable.

Las organizaciones más exitosas asignan las decisiones a los más comprometidos en el resultado. Por eso las privadas son tan eficaces y satisfacen la mayor parte de las necesidades. Las instituciones conforman entendimientos para encarar actividades productivas y convivir en sociedad.

Las organizaciones más exitosas asignan las decisiones a los más comprometidos en el resultado. Por eso las privadas son tan eficaces y satisfacen la mayor parte de las necesidades

Es importante entender que productivas son las labores enfocadas en satisfacer simultáneamente tanto las necesidades ajenas - clientes, colaboradores- como las propias. Los Estados se rezagan si se concentran en la atención de los funcionarios y partidarios con preferencia a las de la población. En tanto, las naciones avanzadas tejen redes de control para atenuar la corrupción y desbalances en los servicios del Estado. Incentivando que los gobernantes velen por la doble finalidad de la producción: atender tanto las necesidades propias como la de los clientes.

El rol de la Justicia

Las organizaciones desarrollan distintos niveles de decisiones para hacerlas eficientes. La Justicia, idéntica regla para todos, es otra cara de la eficiencia. Hay que desconfiar de los intentos de concentrar poder, escamoteando a las personas independientes. Corromper el orden institucional empobrece a todos, expone el libro “Por un País más Justo y Floreciente”.

Productivas son las labores enfocadas en satisfacer simultáneamente tanto las necesidades ajenas - clientes, colaboradores- como las propias

Las libertades individuales establecidas en la Constitución de 1853/60 generaron la prosperidad inusitada de la Argentina, hasta comienzos del siglo XX. Desde entonces, los ideólogos penetraron las legislaciones y burocracias.

Ahora, el Gobierno ha insistido en reformar la misma Constitución que juraron respetar. Hasta la califican de “antigua”. Como si la Justicia pudiera ser obsoleta. La Constitución de los EEUU es de 1788 y la vigencia de las leyes (Rule of Law) e independencia de la Justicia es indiscutida. La estructura legal del Reino Unido es aún más “antigua”, su Carta Magna es de 1215 y la Revolución Gloriosa de 1688. A esos innovadores sorprendería que los Diez Mandamientos sigan orientando las conductas individuales. Ahora insisten es imperioso reformar la conformación de la Corte Suprema.

La balanza es el emblema de la Justicia. El kilo no es lo deseado por un particular determinado. Es lo acordado para todas las ocasiones y personas, sin discriminaciones: el Sistema Internacional de Medidas. Las leyes mejores no son las de una persona elegida, si no las que contemplan los intereses de todos los involucrados. Justicia es la misma ley estable para todas las personas.

“En un País sin Justicia es peligroso tener razón”, reconocía Francisco Gómez de Quevedo, 1580-1645. Los pueblos avanzan con leyes previsibles, parejas. No sería justo ni eficaz que los jueces bailen al compás de los vaivenes políticos.

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