Día de la soberanía argentina sobre Malvinas: el desarrollo que aún no pudo ser

Hoy se cumplen 193 años de la creación de la Comandancia Política y Militar de las Islas Malvinas, encabezada por Luis Vernet. De haber continuado ese proceso, hoy la historia sería distinta

Luis Vernet, el creador de la primera comandancia de las Islas Malvinas

Hoy se cumplen 193 años de la creación de la Comandancia Política y Militar de las Islas Malvinas y adyacentes al Cabo de Hornos, a cuyo frente fue designado Luis Vernet. El período en el que nuestro país ejerció soberanía efectiva sobre las islas dio señales de construcción de un plan que prometía una prosperidad que se vio interrumpida por la usurpación británica en 1833. De haber continuado ese proceso, hoy la historia sería distinta.

La versión idílica de la situación en las islas promovida por el poder blando británico y una frecuente actitud autodenigratoria argentina dificulta la identificación de lo mucho que tiene nuestro país para ofrecer en favor del desarrollo de esa parte del territorio nacional. Repasar la historia posibilita valorar el desarrollo que podría haber sido y aún no ocurrió en Malvinas, por ello el 10 de junio es una fecha importante para la Argentina y su historia. A partir de la Revolución de Mayo, nuestro país heredó los títulos de España por sucesión de Estados. Ya en 1811, se retiró la guarnición española de Malvinas y fue así como poco a poco, los primeros gobiernos patrios de las Provincias Unidas llevaron adelante diversos actos de administración de las islas, considerándolas parte integrante del territorio nacional. El 6 de noviembre de 1820, finalmente, el Coronel de la Marina argentina David Jewett tomó posesión oficial de las islas en nombre de las Provincias Unidas del Río de la Plata e izó la bandera argentina por primera vez.

Si bien esas acciones significaron los primeros actos de soberanía, a partir de la designación de Vernet el ejercicio de soberanía en las islas se fortaleció. Las medidas implementadas fueron numerosas: se difundieron circulares en inglés dirigidas a buques que pescaban y cazaban en la región advirtiéndoles que debían respetar la legislación argentina en la materia; se celebraron matrimonios civiles apadrinados por el Comandante Luis Vernet; se emitió una moneda de Malvinas; se crearon empleos y firmaron concesiones de terrenos para su explotación; se introdujo ganado bovino; y se promovió la inmigración europea y estadounidense, entre otros ejemplos. En esos años, hasta la expulsión por la fuerza de las autoridades y la población argentina en 1833, Vernet estimó que alrededor de 300 personas habitaron en algún momento las islas, con proyecciones de crecimiento año a año. La cría de ganado, la caza de lobos marinos y la prestación de servicios a buques que tocaban el puerto fueron algunas de las primeras actividades económicas que se llevaron a cabo en ese entonces, cuando la Comandancia Política cumplía en ese entonces órdenes del gobierno de Buenos Aires. El objetivo estaba claro: desarrollar las islas con una población estable y económicamente activa.

Así, las proyecciones en las Islas Malvinas venían siendo auspiciosas hasta la usurpación británica. Hoy, 193 años después, resulta interesante identificar el contraste entre el modelo de desarrollo colonial y el que promueve la Argentina. La élite británica de las islas intenta instalar que su ilegítima administración en Malvinas es autónoma del Reino Unido y beneficiosa para sus habitantes. Sin embargo, basan su riqueza, concentrada en pocas manos, en la explotación ilegal y unilateral de recursos naturales y en la concesión de licencias de pesca a buques que depredan en nuestras aguas cada día, con una economía de claro corte extractivista.

El secretario de las Islas Malvinas, Guillermo Carmona

Asimismo, con sus poco más de 12 mil km2 de superficie, solo residen de forma permanente unas tres mil personas, una cifra que dice mucho en comparación con los datos demográficos que exhibe el resto de la provincia de Tierra del Fuego. El sector argentino de la Isla Grande de Tierra del Fuego, por ejemplo, posee 18 mil km2, con una población de 152 mil personas según datos del INDEC de 2015. Es más, en la década del ‘70, la provincia sureña contaba con 20 mil habitantes, mientras que en Malvinas residían menos de dos mil personas. En decir, en 50 años la demografía de las islas creció en poco más de mil personas, mientras que hablamos de un incremento en Tierra del Fuego de 100 mil habitantes, acompañado de un modelo de desarrollo integral con infraestructura e industrias, salud y educación gratuitas, y la construcción de universidades, entre otros ejemplos.

Ahora bien, me pregunto ¿A qué desarrollo se referirán los isleños ante una economía concentrada y con una densidad demográfica estancada? La realidad es que los británicos sí se han encargado de desarrollar una moderna e injustificada base militar en la Isla Soledad, con un despliegue de al menos 1500 efectivos militares: hablamos de uno de los territorios más militarizados del mundo en unas islas habitadas por poco más de tres mil residentes permanentes y 1500 soldados instalados de manera temporal. Hoy en día, más que población escasa, aislada del resto del Mundo y dependiente de la logística y la buena voluntad del Reino Unido, las Islas Malvinas podrían contar con un desarrollo integrado con la Argentina continental y contar con infraestructura en salud y educación y acceso a la cultura.

Conmemorar el 10 de junio como el Día de la Afirmación de los Derechos Soberanos sobre Malvinas, Georgias del Sur, Sándwich del Sur y los Espacios Marítimos e Insulares Correspondientes es reconocer el arduo trabajo llevado adelante por Luis Vernet, quien, bajo la estratégica visión del gobierno nacional sobre la importancia de la región, llevó a cabo el desarrollo humano más importante de toda la historia de las Islas. Fue, justamente, la joven nación argentina la que produjo este desarrollo y demostró la utilidad de las islas, y fue el Imperio Británico, con su supremacía política, militar y económica, quien usurpó por la fuerza parte de nuestro territorio. Continuar el legado de Vernet es una deuda pendiente que sin dudas vamos a concretar.

*El autor es secretario de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur del Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto.