El 7 de junio, el diario del lunes y la crisis multidimensional

El Día del Periodista de 2021 moría mi joven hermano de 48 años, víctima de la desidia, la impericia y la corrupción de una gestión política de inoperantes. Es por eso que esta fecha cobró un nuevo significado

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La fiesta de cumpleaños en
La fiesta de cumpleaños en Olivos, uno de los episodios polémicos durante la cuarentena

El Día del Periodista, pero del 2021, moría mi hermano de COVID-19. Ese mismo día, 732 argentinos fallecían en iguales circunstancias. La inexplicable negativa del gobierno de comprar vacunas norteamericanas, sumado a la aplicación discrecional y tardía de las pocas dosis disponibles, habían llevado al país a un abismo de 96.893 muertos. Para ese fatídico Día del Periodista en Argentina aún no se aplicaba la vacuna Pfizer, a pesar de estar aprobada por la propia ANMAT y de tener acceso, por contrato, a 13,5 millones de dosis, por haber facilitado los ensayos de fase tres en el Hospital Militar.

Lo indecible. El año 2021 comenzó con un real pisoteo de los derechos humanos del ciudadano argentino: el vacunatorio vip. El entonces responsable de Salud, Ginés González García, con la anuencia del poder ejecutivo, lideró el más siniestro y mortífero de los planes: las primeras vacunas llegadas al país se aplicarían a los amigos y familiares de la casta. Para ese entonces, el COVID-19 había matado ya 51 mil argentinos. Al respecto, el primer mandatario, Alberto Fernández, opinó, casi con sorna, que “colarse en la lista de espera de una vacunación era una payasada”, minimizando así un escándalo de dimensiones épicas que, con el correr de los meses, duplicaría el número de muertes de febrero a junio hasta alcanzar casi las 100 mil. Malditos miserables.

Olivosgate. Tan solo 6 meses antes de uno de los más flagrantes hechos de corrupción que acontecieron en plena pandemia (el vacunatorio vip), Fabiola Yáñez, mujer del presidente de la Nación, ya había dado algunas pistas de que las nuevas reglas, de la crisis sanitaria global, no alcanzaban a todos por igual. Con toda la impunidad, esa que solo la clase dirigente argentina puede ostentar, organizó su fiesta de cumpleaños, en la quinta presidencial, con invitados que tenían permisos de circulación y que no usaban tapabocas, mientras el país entero se hundía en la tristeza y la desesperación, encerrado en sus casas y vigilado atentamente por las fuerzas de seguridad.

Casi 2 años después de este escándalo, el presidente Fernández invocó el artículo 59 inciso 6 del Código Penal y arregló el entuerto prometiendo al Instituto Malbrán, 3 millones de pesos, que obtuvo gracias a un préstamo otorgado por el Banco Santander, como si eso lo exonerara de toda culpa y responsabilidad. Nauseabundo.

La payasa Plin Plin. En agosto 2021, después de alcanzar la cifra de cien mil fallecidos por COVID-19, la ministra Carla Vizzotti, la misma que acompañó a la payasa Filomena en una rueda de prensa, vinculada a informar el número de muertes por coronavirus, anunció el acuerdo con Pfizer. La llegada de esta vacuna, en septiembre del 2021, alcanzó para completar los esquemas de vacunación inconclusos, salvar a otros tantos de la muerte a destiempo y desactivar el hechizo con los rusos. Sputnik V, se vendió a la sociedad argentina como la única salvación, pero hizo agua al poco tiempo cuando Rusia no cumplió con las entregas pactadas, al punto de dejar tuertos de vacuna a los que solo alcanzaron a recibir una dosis. Idiotas son ellos.

Presente. Hoy, con el diario del lunes y un puñal clavado en el alma, entendemos que la crisis que nos atraviesa y nos desangra es producto de todo lo padecido y que impactó con toda su furia en casi todas las dimensiones de la vida humana argentina. Salud, educación, trabajo, seguridad, economía: nada ni nadie pudo escapar al espanto y a las esquirlas que dejó la experiencia de dos años de locuras y desaciertos, como prisioneros de un barco que iba a la deriva y que se encalló en territorio incierto. Como resultado del naufragio nuestro país ocupa hoy el decimotercer puesto en la cantidad de víctimas fatales en el mundo, algo que sin duda podría haberse evitado. Vergüenza.

Otro Día del Periodista. El 7 de junio de 2021 moría mi joven hermano de 48 años, víctima de la desidia, la impericia y la corrupción de una gestión política de inoperantes. Es por eso que desde el día en que él partió, esta fecha cobró un nuevo significado: nunca más será el día en que recuerde la aparición del primer número de La Gaceta de Buenos Aires, de 1810, o en que asista algún coctel o agasajo con mis colegas.

Ahora es el día de la infamia y la ignominia. Cada 7 de junio revisaré lo andado y lo vivido como prueba de que el infierno existe y está en mi país. Será una fecha para reflexionar sobre la relevancia, la esencialidad y el rol destacado que tenemos los periodistas en situaciones de crisis. Durante la pandemia, más que nunca en la historia del periodismo, tomamos verdadera conciencia de la importancia de una información veraz, certera y clara que, en más de una ocasión, puede salvar vidas. Es nuestro deber y obligación contar lo que no quiere ser contado, desenmascarar a los rufianes e inescrupulosos y trabajar duro para encontrar la verdad y no rendirse jamás. Porque solo la información veraz nos hará libres. Y solo así podremos vivir mejor. Ah! y no envenenamos a nadie.

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