En nuestra nota de hoy haremos una muy apretada síntesis de la Conferencia inaugural del Sr. Arzobispo de Buenos Aires cardenal Jorge Mario Bergoglio, en el Seminario sobre “Las Deudas Sociales”, en 2009, de gran vigencia.
1.-) “La conciencia de la deuda social” y de la deuda externa
Las deudas no son malas. Sí lo son cuando lo prestado no se invierte en desarrollo y crecimiento, cuando hay que pagarlas, únicamente, con el sacrificio de los trabajadores (inflación y bajos salarios) y/o cuando el prestamista pasa a dominar la vida del prestatario. Siendo la deuda una relación hay que medirla en cada caso con diversas variables económicas, PBI, déficit o superávit fiscal, etc. Mas, sólo señalamos las desviaciones de los últimos casi 200 años -hechos de corrupción aparte -con breves excepciones en el tiempo.
Volviendo a la “deuda social”, al mismo tiempo que hay que pagar la deuda externa, más de la mitad de la torta ha ido y va para los zorros de arriba (minoría) y una porción menor para los zorros de abajo (mayoría).
Para nuestros obispos esta “es la gran deuda de los argentinos”. En febrero último -y siguiendo los lineamientos que Bergoglio dejó clavados en su paso por la Arquidiócesis de Buenos Aires -los dignatarios del clero dieron a conocer un documento, reiteración de otro titulado “La deuda externa y las deudas sociales”, a la vista.
“Saldarla no admite postergación”, dijeron los obispos y de ahí “la necesidad de cultivar la conciencia de la deuda que tenemos con la sociedad”. Mensaje dirigido a todos porque ninguno “…está en un teatro” como decía G. Marcel.
II.1.-) ¿Por qué es así? “Los argentinos tenemos un grave problema moral y de identidad” (Bergoglio)
El entonces Cardenal y hoy Papa Francisco dijo que el problema “no es sólo un problema económico o estadístico, es antes “un problema moral que afecta a nuestra dignidad más esencial… La deuda social -condicionada en parte por la deuda externa -se compone de privaciones que ponen en grave riesgo el sostenimiento de la vida, la dignidad de las personas y las oportunidades de florecimiento humano…”. Y agregó:
“La deuda social es también una deuda existencial de crisis del sentido de la vida. La conformación de un sentido de vida pleno va de la mano con el sentido de pertenencia… a los grupos sociales en los cuales la realiza y comparta la vida; de ahí que el origen del vacío existencial remite, tal como el mismo Durkheim comentó a una “desvinculación” del individuo con el medio social. Luego a una carencia de sentido de pertenencia le sigue una crisis de identidad. “Tener identidad” entraña fundamentalmente el “pertenecer””. (Durkheim, Emil, El Suicidio). Decía Bergoglio.
Comentario: Mientras millones de niños carecen o se atrasan en su educación, pasan frío, hambre o mueren a causa de la miseria hay muchos consecuencia de la deuda social, los políticos y mass-media que en lugar de buscar soluciones “especulan” con teorías y ataques -de unos contra los otros -discursos casi siempre de-formativos y diabólicos. De estos podría decirse con el poeta que “… son como animales en una estepa, llevados al retortero por un espíritu maligno” (Goethe). A lo menos, inmorales, mientras la balanza de la Justicia siga atendiendo en el Mercado.
A propósito de la cita de Durkheim desde una antropología cristiana el ser, es siempre “ser en relación” y no “ente aislado”, luego, cuando “se separa el yo del otro-nosotros”, existencialmente deviene una crisis por carencia de sentido de pertenencia o identidad. Cuando la acumulación del dinero que debería perseguir el bien común está destinada al interés propio por vía del egoísmo, nos transforma en caínes. La inequidad que implica la “apropiación” (política) de lo que es suyo, constituye un acto de violencia y de mutilación de la libertad del hermano.
II.2.-) El sistema social y político porque es injusto en su raíz genera violencia
Dice el Papa Francisco que en un “…sistema social y económico injusto en su raíz … el bien tiende a comunicarse, el mal consentido, que es la injusticia, tiende a expandir su potencia dañina y a socavar silenciosamente las bases de cualquier sistema político y social por más sólido que parezca. Si cada acción tiene consecuencias, un mal enquistado en las estructuras de una sociedad tiene siempre un potencial de disolución y de muerte. Es el mal cristalizado en estructuras sociales injustas, a partir del cual no puede esperarse un futuro mejor.” (Ex. Apostólica del Papa Francisco Evangelii Gaudium Nro. 59 “No a la inequidad que genera violencia”, pag. 61).
Comentario: Desde el poder, tras largas luchas, se logró un sistema jurídicamente justo, sin embargo, las estructuras de los regímenes neoliberales expulsaron a gran parte de los trabajadores y le hicieron pagar al mundo del trabajo y la producción sus desaciertos económicos.
“Por eso -como indican los Obispos argentinos -para superar esta deuda social es necesario reconstruir el tejido social y los vínculos sociales.” Reconstruirlo porque el tejido social está roto y el mundo del trabajo también.
II.3.-) “Los desechables” se deben a la paulatina degradación del sistema republicano
Dice Bergoglio que “Los excluidos –con quienes tenemos (gran parte) de la deuda- no son solamente “explotados” sino “sobrantes” y “desechables”…El impacto dominante de los ídolos de poder, la riqueza y el placer efímero se ha transformado, por encima del valor de la persona, en la norma máxima de funcionamiento y el criterio decisivo en la organización social.”
II.4.-) La inequidad es causa de mayor pobreza y de más violencia
“La consecuencia de todo esto es la concentración de las riquezas físicas, monetarias y de información en manos de unos pocos, lo cual lleva al aumento de la desigualdad y a la exclusión”.
“Al analizar más a fondo tal situación, descubrimos que esta pobreza no es una etapa casual, sino el producto de situaciones y estructuras económicas, sociales y políticas, aunque haya otras causas de la miseria”.
II.5.-) Los argentinos violamos impunemente y a diario los derechos humanos
“Los derechos humanos -recordaba Bergoglio citando el Documento de Santo Domingo: -que estos “se violan no sólo por el terrorismo, la represión, los asesinatos, sino también por la existencia de condiciones de extrema pobreza y de estructuras económicas injustas que originan grandes desigualdades”.
III.-) Todo ser humano tiene derecho a sobrevivir y a vivir bien
“¿Por que? Porque por encima de la lógica… del mercado, existe algo que es debido al hombre porque es hombre (y no cosa) en virtud de su eminente dignidad. Este algo debido conlleva inseparablemente la posibilidad de sobrevivir y de participar activamente en el bien común de la humanidad.”
Comentario: “Sobrevivir… “, como “seguir vivo” y “participar en el bien común” como forma del “buen vivir”.
3.1.-) El justo reparto de la torta
“La justicia social prohíbe que una clase excluya a la otra en la participación de los beneficios. Exige que las riquezas, que se van aumentando constantemente merced al desarrollo económico social, se distribuyan entre cada una de las personas y clases de hombres, de modo que quede a salvo esa común utilidad de todos…”.
3.2.-) Un Estado activo que sostenga la justicia social
“Es necesario un Estado activo, transparente, eficaz y eficiente que promueva políticas públicas es una nueva forma de opción por nuestros hermanos más pobres y excluidos.”
“Ratificar y potenciar la opción del amor preferencial por los pobres (DA, 396) que brota de nuestra fe en Jesucristo (Cf. DI, 3; DA, 393-394), «requiere que socorramos las necesidades urgentes y al mismo tiempo que colaboremos con otros organismos e instituciones para organizar estructuras más justas. Igualmente se requieren nuevas estructuras que promuevan una auténtica convivencia”[28]
4.-) Llamado a todos los actores sociales
“La “deuda social” exige la realización de la justicia social. Juntas, nos interpelan a todos los actores sociales, en particular al Estado, a la dirigencia política, al capital financiero, los empresarios, agropecuarios e industriales, sindicatos, las Iglesias y demás organizaciones sociales.”
Y se pregunta finalmente Bergoglio: “¿Qué podemos hacer para que los recursos del producido en nuestra nación sean puestos al servicio del país en orden a saldar la deuda social y generar las condiciones para un desarrollo integral para todos?”.
5.-) El camino de Jesucristo no es una utopía: es el camino del amor y la opción preferencial por los pobres
“La Iglesia al reconocer y hablar de la “deuda Social”, pone de manifiesto una vez más su amor y opción preferencial por los pobres y marginados con quienes Jesucristo se identificó especialmente (Mt. 25, 40). Lo hace a la luz del primado de la caridad, atestiguado por la tradición cristiana, comenzando por la Iglesia peregrina” (Cfr. Hech 4,32; 1 Co. 16,1; 2 Co. 8-9; Ga. 2,10)[30], y siguiendo la tradición profética (Is. 1, 11-17, Jer 7, 4-7; Am 5, 21-25).”
“Para la Iglesia es esencial tratar el problema de la deuda social ya que el hombre, y en particular los pobres, son precisamente el camino de la Iglesia, porque fue el camino de Jesucristo.”
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