G20 y crisis climática: Argentina debe reducir el 30% de sus emisiones de gases

A menos de seis meses de la COP27 en Egipto, nos estamos quedando sin tiempo para que nuestro país y los otros 19 integrantes del G20 aumenten su compromiso y actúen en consecuencia

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Tres cuartas partes de los objetivos climáticos declarados de las empresas ignoran las recomendaciones científicas del Acuerdo de París (EFE/Maxim Shipenkov)
Tres cuartas partes de los objetivos climáticos declarados de las empresas ignoran las recomendaciones científicas del Acuerdo de París (EFE/Maxim Shipenkov)

El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) advirtió, hace tan sólo dos meses, que los efectos del cambio climático son peores de lo previsto y se están agravando rápidamente, devastando vidas y medios de subsistencia en todas partes. En la Argentina, el Banco Mundial estima que esos impactos causan pérdidas de alrededor de 1.000 millones de dólares al año, con inundaciones que empujan a decenas de miles de argentinos a la pobreza y sequías que golpean a los agricultores.

Estos impactos son causados por las emisiones anuales de casi 60.000 millones de toneladas de gases de efecto invernadero. En 2015, el mundo se comprometió a reducirlas para detener el aumento de la temperatura global en 1,5°C. Para conseguirlo, hay que acotar las emisiones a la mitad en esta década.

Es un gran pedido para 200 naciones y casi 8.000 millones de personas. Pero no necesitamos centrarnos en los 200: podemos reducir la escala a 20.

El grupo de naciones del G20 representa el 80% del PBI mundial, tres cuartas partes del comercio global y casi dos tercios de la población del planeta. También representa el 75% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. Lo que significa que estas 20 economías tienen la llave para el éxito o el fracaso del Acuerdo de París.

Nuestro nuevo informe agrupa a las naciones en función de su posición respecto de la acción climática.

En el, clasificamos a la Argentina –miembro del G20– con el mayor de los grupos: “se necesita implementación”. Hacer una promesa es sólo el primer paso. Llevar a cabo el trabajo prometido, lo más rápido posible, es crucial si queremos mantener el calentamiento en 1,5°C, y evitar pérdidas y daños aún peores a causa del cambio climático.

Argentina ha afirmado que será ‘net zero’ en 2050 –esto es, el punto en el que las emisiones de gases de efecto invernadero restantes del país se compensan con la absorción de carbono por parte de los árboles, los suelos, los humedales y otros sistemas naturales. El presidente Alberto Fernández también se comprometió a aumentar la ambición del plan climático ante otros líderes mundiales en la cumbre del clima de la ONU en Glasgow, la COP26, a finales de 2021.

Sin embargo, los expertos en emisiones, Climate Action Tracker, siguen calificando el objetivo de la Argentina como “altamente insuficiente”, en línea con un calentamiento catastrófico de 3°C a 4°C, en lugar de la meta del Acuerdo de París de 1,5°C.

El Pacto Climático de Glasgow comprometió a todas las naciones a aumentar la ambición y reforzar los objetivos antes de la próxima reunión mundial, la COP27, que se celebrará en Egipto el próximo mes de noviembre. Para ello, las emisiones de la Argentina en 2030 deben ser casi un tercio inferiores al objetivo actual. Pero el país tiene la segunda y la cuarta reserva de gas y petróleo no convencional (o shale), respectivamente, y sigue invirtiendo en la ampliación de ambas.

Esta expansión no sólo es incompatible con mantener el calentamiento en 1,5°C, sino que el shale es una enorme fuente de emisiones de metano. Este es un gas de efecto invernadero mucho más potente que el dióxido de carbono. Aunque permanece en la atmósfera durante mucho menos tiempo, su efecto de calentamiento es muchas veces peor. El IPCC advirtió recientemente que, si nos centramos en el metano para reducirlo urgentemente, podemos ganar más tiempo para hacer frente al cambio climático.

El año pasado, la Argentina fue uno de los más de 100 países que se comprometieron colectivamente a reducir el metano en un 30% esta década. Incorporando este nuevo compromiso de emisiones y reduciendo la escala de extracción de petróleo y gas que el mundo simplemente no puede quemar, si quiere mantener vivo el objetivo de 1,5°C, la Argentina podría acercarse a las promesas hechas en París y Glasgow.

La lucha contra el cambio climático requiere que todos los países del G20 asuman compromisos audaces y los pongan en práctica. Con algo menos del 1% de las emisiones mundiales, la Argentina es el 21º país que más emite al año, por lo que es fundamental para estos esfuerzos. A menos de seis meses de la COP27 en Egipto, nos estamos quedando sin tiempo para que la Argentina y los otros 19 países del G20 aumenten su ambición y actúen en consecuencia.

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