Hoy, 2 de junio, la empresa proveedora de gas en La Matanza está comenzando a verificar la hermeticidad de instalaciones en escuelas y lo hace desde el nivel inicial. Aún en el escenario más optimista -el de la revisión con resultado positivo-, los tiempos no alcanzan para asegurar las condiciones adecuadas para que los alumnos de toda la escolaridad obligatoria tomen sus clases. A este paso ¿cuándo estarán listas las secundarias? Mucho peor es, todavía, si como estamos viendo en la mitad de los casos, los técnicos verifican algún problema. Ante él, lo que sigue es el corte del suministro. Sabemos lo que le espera a esos establecimientos: todo el invierno sin gas esperando la obra que ponga las cosas en condiciones.
¿Por qué estas revisiones comienzan en medio de la ola polar? Apenas superado el apagón educativo, sabemos bien que no faltaron oportunidades para realizar trabajos de mantenimiento que podrían obstruir la presencialidad. No conseguirán, aunque sea el objetivo, una excusa para desviar el foco del problema hacia la empresa. Desgraciadamente para los habitantes de La Matanza se solapan dos inconvenientes: depender del gobernador Axel Kicillof y del intendente Fernando Espinoza.
La provincia de Buenos Aires no está enviando fondos suficientes para garantizar los trabajos de mantenimiento regular en las escuelas. Incluso, hay proveedores que ya anunciaron que dejan de prestar servicio hasta que no les cumplan con los pagos adeudados. No llegaron a tiempo ni siquiera aquellos que se envían a comienzos de año para los trabajos de mantenimiento y las compras habituales, como las recargas de matafuegos, la limpieza de tanques de agua, el arreglo de los cerramientos y la compra de elementos de limpieza. Mucho menos, aún, los recursos para poner a punto los artefactos de calefacción, anunciados en una reunión especial convocada por el ministro de educación bonaerense Alberto Sileoni a comienzos de abril. En algunos municipios verificamos la llegada de ese dinero recién ayer. Dinero, por otra parte, insuficiente, ya que para los 135 distritos distribuye solo 315 millones de pesos. Pensemos que, por ejemplo, en La Matanza hay muchos establecimientos donde se dispuso la colocación de equipos de aire frío-calor para acondicionar las aulas. No son pocas las escuelas que sufrieron robos en busca de los caños de bronce que nunca fueron repuestos.
En el reciente encuentro de los consejeros escolares de Juntos por el Cambio pudo verse que no es igual la situación de todos los distritos. La Matanza, Quilmes, Florencio Varela, Merlo y Morón aparecen entre los más afectados. En Quilmes y La Matanza la mitad de la matrícula correspondiente a establecimientos de la educación obligatoria de gestión estatal están total o parcialmente afectados por la falta de calefacción. Algo que impacta sobre todo en el turno mañana, que si no clausura directamente las clases posterga el ingreso perdiendo al menos un par de horas. Otros municipios, como Rojas, Arrecifes, Campana o Vicente López no presentan mayores inconvenientes.
¿Cuál es la diferencia, si todos sufrieron el retraso en la llegada de los recursos remitidos desde La Plata? Encararon los trabajos con el Fondo Educativo u otros de fuentes propias, algo que no sucedió en La Matanza. El intendente Espinoza deja que los chicos se congelen mientras reposan 20.000 millones de pesos en plazos fijos especulativos.
Un cálculo muy conservador permite estimar que son más de 60.000 los estudiantes de distrito que están perdiendo clases por este previsible tema (en el hemisferio sur el frío llega siempre en la misma época), y más de 300.000 en todo el territorio bonaerense.
Lamentablemente, no es un tema nuevo. El laboratorio estadístico del Sindicato de Educadores Argentinos (SEducA) verificó que fueron 340 los días perdidos por suspensión de clases debido a las bajas temperaturas. Un promedio de 17 en cada calendario escolar, casi dos años de cursada completa.
Por eso, nuestro proyecto de ley busca dar continuidad a los aprendizajes y a todos los demás derechos que protege la escuela. Está previsto en él que este tipo de situaciones si no pueden evitarse deben ser recuperadas en jornadas del receso invernal o en diciembre. No podemos seguir dando ventajas en la era del conocimiento. No podemos permitir que estos alumnos de hoy sean, por el resto de sus vidas, ciudadanos de segunda. La educación tiene que ser reconocida como un servicio estratégico esencial y el calendario escolar debe cumplirse a rajatabla.
¿Esto que padecemos es producto de la simple ineficiencia e inutilidad de los funcionarios? Sin dudas no: los populismos te quieren pobre porque si sos pobre dependés de ellos para comer; te quieren ignorante porque si sos bruto no sabés que tenés derechos. Y por los últimos acontecimientos parece que también te quieren droga-dependiente para adormecer tu conciencia. Nos quieren reducir a esto.
Este país que tenemos hoy es el que el populismo está construyendo desde hace 20 años.
SEGUIR LEYENDO: