La industria automotriz representa uno de los principales sectores productivos de la economía. La evolución de este sector tradicionalmente estuvo signada por los pasos de sus principales jugadores, Volkswagen, Daimler, Toyota y GM, entre otros, impulsando la movilidad a través del motor de combustión durante todo el siglo XX.
Sin embargo, hace más de diez años que Tesla está provocando una profunda disrupción del mercado del automóvil. Esta joven e innovadora empresa creada en el 2003, logró generar un nuevo segmento premium del mercado automotriz especializándose en la fabricación de vehículos eléctricos (EV); los cuales cortan de raíz la dependencia del combustible derivado de hidrocarburos.
Si bien la cantidad de unidades producidas por Tesla sigue siendo modesta y la empresa sólo tiene un 1,5% del market share automotriz; su capitalización bursátil superó el billón de dólares a fines del 2021. Se debería sumar la cotización en bolsa de las 10 automotrices más grandes del mundo para alcanzar esa valorización de Tesla.
La señal en el mercado sobre el futuro promisorio de los EV resulta potente e ineludible para los inversores y generó una aceleración en los proyectos propios de movilidad eléctrica por parte de las automotrices tradicionales, en una carrera donde Tesla lleva la pole position y una gran ventaja.
La relevancia de la Batería Eléctrica
El cambio hacia la movilidad eléctrica implica un incremento exponencial de la demanda de la autoparte estrella de este nuevo tipo de vehículo: la batería eléctrica.
El sector tecnológico de las baterías eléctricas es complejo y diverso, pero desde la década del 90` un tipo particular de batería se posicionó como la más eficiente, considerando su desempeño en duración, capacidad y resistencia a los múltiples ciclos de carga: la batería de Iones de Litio (Li-Ion).
En el proceso productivo de dichas baterías se requieren diversos minerales como el manganeso, cobalto, níquel y por supuesto Litio; cuya demanda proyectada para la próxima década más que duplica la oferta actual.
Litio: recurso estratégico del Siglo XXI
La producción mundial de litio se triplicó entre 2015 y 2021, alcanzando las 100.000 toneladas el pasado año, el gap con la demanda proyectada en la próxima década sigue siendo enorme, e impulsa su precio internacional al alza. Mientras el precio promedio de la tonelada de Carbonato de Litio Equivalente (LCE) era de USD 7.353 en el año 2020, al siguiente alcanzó los USD 28.500 y actualmente superó los 43.000 dólares.
La producción de litio está concentrada en 4 países; representando Australia el 55% de la oferta mundial del mineral
Considerando que el año pasado el 74% del Litio mundial se utilizó en la fabricación de baterías eléctricas, la conexión entre este mineral y la revolución de los autos eléctricos es potente y entrelaza íntimamente el futuro de ambos mercados.
Actualmente, la producción de litio está concentrada en 4 países; representando Australia el 55% de la oferta mundial del mineral. A continuación, siguen Chile con el 26%, China con el 14% y Argentina con una participación del 6,4%. Las empresas mineras que llevan adelante la oferta mundial son Jiangxi Ganfeng Lithium, Albemarle, Tianqi Lithium, SQM y Mineral Resources.
En lo que respecta al recurso, el Triángulo de Litio compuesto por Bolivia, Chile y Argentina posee la mayor concentración de este a nivel global, siendo Bolivia el primero con 23% del recurso, seguido por Argentina (21%) y Chile (11%). Luego, Estados Unidos (10,2%) y Australia (8,2%).
Una vez más, cobra relevancia la distinción entre recurso (disponible en la naturaleza) y reserva (tecnológica y económicamente viable para ser aprovechado). Resulta paradójico que Bolivia, teniendo la mayor disponibilidad mundial del recurso, hasta el momento represente un nivel nulo de reservas y producción del mineral.
El caso más exitoso dentro del Triángulo de Litio lo representa el chileno, el cual a través de su empresa Sociedad Química Minera (SQM) y Albemarle, logró una cadena operativa y logística eficiente en la extracción del mineral en el Salar de Atacama y su pronto despacho a los centros de refinación en China.
Argentina actualmente es el país con mayor cantidad de proyectos de explotación de litio en curso
Sin embargo, dado que en Chile el litio está declarado de interés nacional desde 1979 y existen restricciones a su explotación, las inversiones internacionales en nuevos proyectos productivos se han volcado a la Argentina, la cual (hasta el momento), posee un régimen “liberal” en la materia al considerar al litio un mineral más, disponible para su aprovechamiento.
Argentina, inversiones y oportunidades
Argentina actualmente es el país con mayor cantidad de proyectos de explotación de litio en curso. Las operaciones activas de Fénix de la empresa Livent, en Catamarca, y del Salar de Olaroz de la empresa Allkem (Fusión de Orocobre y Galaxy Resources), en Jujuy, están en proceso de expandir su capacidad instalada invirtiendo 300 y 285 millones de dólares, respectivamente.
Mientras tanto, Jiangxi Ganfeng Lithium está avanzando la construcción de la planta de Cauchari-Olaroz, a través de la inversión de USD 565 millones y podría aportar 40.000 toneladas adicionales de LCE al año.
En la cartera de proyectos de inversión también se destacan los emprendimientos de Erament (Centenario-Ratones, USD 595m), Millennial Lithium (Pastos Grandes, USD 448m), Rincón (Salar del Rincón, USD 599m), Galaxy Resources (Sal de Vida, USD 474m) y Liex-Zijing Mining (3Q, USD 380) en el corazón de Catamarca.
De esta forma, la Argentina se encuentra ante una oportunidad histórica para posicionarse como un actor clave en la cadena de abastecimiento de un recurso estratégico para el Siglo XXI. Constituye un desafío para toda la sociedad estar a la altura de las circunstancias y alcanzar el nivel de eficiencia operativa, avance tecnológico y seriedad contractual requeridos.
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