El poder de las preguntas en el aula

Mucha gente vio caer manzanas, pero solo Newton se preguntó por qué

Cuando logramos una cultura del pensamiento en el aula, el pensar se convierte en un hábito y todos los alumnos empiezan a destacarse (Foto NA: APN LA PAMPA)

La habilidad de hacer “buenas” preguntas no es solo un signo de inteligencia, sino además una característica de las personas exitosas. Hacemos preguntas cuando queremos aprender algo, para mostrar interés o curiosidad. La innovación nace de las buenas preguntas, de alguien que identifica un problema o una necesidad.

Hay decenas de casos de éxito, como Starbucks, Pandora, Harry Potter, Google, Amazon, y muchas otras, que nacieron de grandes preguntas. Te comparto algunos casos:

En el año 2007, dos jóvenes diseñadores preocupados porque no tenían cómo pagar el alquiler de su departamento, aprovecharon que, por una conferencia en la ciudad, no quedaban habitaciones disponibles en los hoteles, y decidieron, por lo tanto, instalar algunos colchones inflables en un cuarto vacío para recibir huéspedes y ganar algo de dinero. Les ofrecían consejos sobre la ciudad y un desayuno gratis a cambio del pago de un alquiler temporario. “¿Por qué no ofrecer una cama si tengo un colchón inflable?”, fue la pregunta que generó un negocio de miles de millones de dólares, conocido como AirBnb. ¿De dónde sale el nombre? De “Air bed and Breakfast” (Cama de aire y desayuno = Airbnb).

Otro ejemplo: en el verano de 1965 un asistente del entrenador de la Universidad de Florida, obsesionado por alcanzar el máximo rendimiento de su equipo, “Los Gators de Florida”, se reunió con un grupo de científicos para encontrar la respuesta a una gran preocupación: “¿Por qué mis jugadores bajan tanto de peso después de terminar un partido?”. Un prestigioso grupo de investigadores comenzó a investigar y encontraron la respuesta al problema. Descubrieron dos factores clave que estaban afectando a los Gators, por un lado los fluidos y electrolitos que los jugadores perdían mediante la sudoración que no eran remplazados, y además, las grandes cantidades de carbohidratos que sus cuerpos usaban sin ser recuperados.

Estos descubrimientos fueron llevados al laboratorio y formularon una bebida que pudiera equilibrar los carbohidratos y los electrolitos y que ayudara a los deportistas a recuperar los componentes esenciales que se pierden mediante la transpiración y la exigencia física. “Gator’s aid” (la ayuda de los Gators), era el nombre con el que los demás equipos denominaban a esta bebida, sin saber que estaban gestando una idea que se convertiría en marca. Así fue cómo surgió “Gatorade”. Otra vez, una pregunta fue la puerta a una innovación.

Martin Cooper, director corporativo de Investigación y Desarrollo de la compañía de telecomunicaciones Motorola, inspirado en Star Trek, pensaba “¿por qué hay que llamar a un lugar para hablar con alguien?” y así nació la telefonía inalámbrica.

Claramente, las preguntas y la innovación son un binomio indisoluble. Las preguntas pueden ser muy poderosas, como lo muestra este otro ejemplo:

Escenario 1

Gerente: ¿Qué es esta mancha en el piso?

Operario: Aceite

Gerente: Bueno, límpialo, por favor.

Escenario 2

Gerente: ¿Qué es esta mancha en el piso?

Operario: Aceite

Gerente: ¿Y por qué hay aceite en el piso?

Operario: Sale de esta máquina

Gerente: ¿Y por qué?

Operario. Porque pierde.

Gerente: ¿Y por qué pierde?

Operario: Porque los repuestos son de mala calidad.

Gerente: ¿Y por qué compramos repuestos de mala calidad?

Operario: Porque son más baratos y el Departamento de Compras prefiere invertir en otras cosas.

Gerente: ¡Tenemos que cambiar la política del Departamento de Compras!

Una buena pregunta te lleva a otro destino.

Las preguntas disparan el pensamiento, pero no todas las preguntas generan el mismo nivel de pensamiento. Por ejemplo, dicen que la pregunta preferida de la Universidad de Harvard es, “¿qué te hace pensar eso?”. A través del pensamiento visible promovemos la metacognición. La idea detrás del pensamiento visible, es hacer visible el pensamiento, y esto significa proveer al alumno de herramientas para poder “ver cómo piensan”.

El seminario socrático es un método basado en la creencia de Sócrates acerca del poder de hacer preguntas. Implica hacer y responder preguntas para fomentar el pensamiento crítico. El propósito principal de este método es llegar a un entendimiento compartido a través de la discusión; no implica debate, persuasión o reflexión personal.

Los seminarios socráticos se basan en un análisis y una discusión textuales seleccionados por el docente. Un texto ideal para la discusión debe ser rico en ideas y valores, y fundamentalmente ambiguo, para generar el pensamiento crítico. También debe ofrecer complejidad y desafío y ser relevante para los participantes. Es importante que los estudiantes estudien el texto antes de la discusión para que tengan tiempo de pensar y prepararse para la discusión.

La discusión a menudo comienza con una pregunta abierta, generalmente formulada por el docente quien guía a otros participantes a profundizar, aclarar, diferentes puntos de vista y mantener la discusión enfocada en el tema. La pregunta abierta no tiene una respuesta correcta y generalmente conduce a nuevas preguntas, profundizando la discusión. Las preguntas en un seminario socrático pueden solicitar aclaraciones, sondear suposiciones, explorar razones y evidencia, presentar puntos de vista y perspectivas variados e investigar implicaciones y consecuencias. Las preguntas comunes en un seminario socrático pueden incluir:

¿De dónde sacás eso?

¿En qué te basás para hacer tal afirmación?

¿Cuáles son los fundamentos de tu respuesta?

¿De qué otra manera lo podrías explicar?

La cultura del pensamiento se hace visible en aquellas aulas en donde el pensamiento, tanto individual como colectivo, se valora, se hace visible y se promueve activamente como parte de la experiencia cotidiana de todos los miembros del grupo. Es priorizar la profundidad el pensamiento por sobre la velocidad de respuesta.

Cuando preparamos a nuestros alumnos para pensar, les estamos dando las herramientas necesarias para que puedan resolver problemas, anticiparse, predecir, tomar mejores decisiones, y disfrutar del buen pensar dentro y fuera del aula. Ahora bien, algunos docentes piensan que solo pueden lograr un pensamiento de orden superior aquellos alumnos avanzados. Sin embargo, cuando logramos una cultura del pensamiento en el aula, modelamos el buen pensamiento y el pensar se convierte en un hábito para nuestros alumnos, todos los alumnos empiezan a destacarse.

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