Un clic en la billetera digital de preferencia, escanear el código QR y confirmar la transacción, así de simple y así de rápido, gratis, sin contacto y en un entorno de seguridad. Esa simplicidad para el usuario, junto con la promesa de que cualquier cliente de cualquier billetera puede pagarle a cualquier comercio que acepte QR, y no sólo el que gestionó el alta del comercio, son las bases del enorme potencial que tienen los pagos con QR en Argentina.
Y hablamos de potencial, porque si bien ya se han alcanzado más de 63.000 operaciones diarias en promedio con un movimiento mensual de unos $1.500 millones, según han indicado recientemente desde el BCRA, estamos aún muy lejos los niveles de alcance y masividad que esta iniciativa puede tener.
En un país en el que el efectivo es rey, favoreciendo el fondeo de una gran parte de la economía que se mueve en la informalidad, no es menor llegar a esos valores, que significan casi el triple de la cantidad de transacciones de pagos con QR que había cinco meses atrás cuando entró en plena vigencia el sistema de Transferencias 3.0 y la plataforma de QR interoperables.
Es muy importante que logremos que en nuestro país se cumpla el paradigma de que un usuario pague con QR de manera simple y rápida con su billetera preferida en cualquier comercio, con independencia de quien haya enrolado a ese comercio, sin otras condiciones y sin letra chica
Para tener una dimensión de ese enorme potencial no hace falta ir tan lejos como a China, la meca de los pagos móviles, sino aquí nomás, a nuestro vecino Brasil, un mercado que, culturalmente y por sus características, es bastante parecido al nuestro.
Allí, el Banco Central de Brasil lanzó en octubre de 2020 el sistema de pagos instantáneos PIX, que permite transferencias inmediatas entre particulares y empresas, y en solo un año y medio contabilizó más 1.300 millones de transacciones mensuales, es decir, más de 43 millones de operaciones por día en promedio en marzo de este año.
La priorización en la experiencia del usuario, con una funcionalidad simple, intuitiva y sin fricciones, ha sido una de las claves para la masiva adopción que ha tenido la plataforma de pagos digitales en Brasil.
Mirándonos en ese espejo, es muy importante que logremos que en nuestro país se cumpla el paradigma de que un usuario pague con QR de manera simple y rápida con su billetera preferida en cualquier comercio, con independencia de quien haya enrolado a ese comercio, sin otras condiciones y sin letra chica. Es clave que aseguremos una interoperabilidad completa y transparente, en un sentido amplio, tanto en relación a los adquirentes como a los medios de pago, como para que la experiencia de uso no genere frustraciones en los usuarios y eso se vuelva en contra de la masificación del sistema.
La implementación de este sistema es un hito muy importante que implica un cambio tremendamente disruptivo del status quo en la industria de medios de pago
También hace falta un mayor esfuerzo de comunicación de todo el ecosistema, especialmente en los puntos de venta, para que los usuarios sepan que los QR que hoy están en los comercios son “genéricos”, es decir que sin importar si son celestes, amarillos, fucsias o de una determinada empresa, pueden ser escaneados y utilizados desde cualquier billetera o aplicación bancaria. Un buen paso en esa dirección sería llegar a un acuerdo entre todos los actores para impulsar una identidad visual única para la identificación de los QR en el punto de venta.
Otro factor que podría dinamizar aún más la adopción tiene que ver con la implementación de incentivos que favorezcan el blanqueo de transacciones para los pequeños comercios, que podría implementarse con alguna desgravación transitoria.
Estas cuestiones, y la adopción que se irá dando con el tiempo, harán que los usuarios se acostumbran cada vez más a la gimnasia del escaneo, lo incorporen y lo naturalicen como algo cotidiano para que se logre un uso verdaderamente masivo en un futuro no muy lejano.
Más allá de la perspectiva del usuario, para la industria y para el mercado financiero, la implementación de este sistema es un hito muy importante que implica un cambio tremendamente disruptivo del status quo en la industria de medios de pago, ya que se sale de un mercado en el que todo el sistema estaba intermediado por las tarjetas de débito, emitidas por solo dos actores, a un nuevo sistema más de tipo peer to peer entre cuentas, que indistintamente pueden ser en bancos o billeteras virtuales.
Desplegando todo el potencial de los pagos con QR tenemos una oportunidad única como industria y como país para desterrar el uso del efectivo que cada mes sale del circuito formal desde los cajeros hacia la economía en negro, aprovechando que la crisis sanitaria impulsó una aceleración adicional al uso de billeteras digitales y está comenzando darse un cambio cultural que llegó para quedarse.
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