Siempre me llamó la atención la participación de nuestros patriotas durante esa semana. Qué pensaban, qué hacían, cómo estaban formados, cuáles eran sus ideas, cómo se organizaban, cómo tomaban sus decisiones…
El histórico inicio del proceso emancipador tuvo en sus principales actores la oportuna y necesaria decisión de pasar de las ideas a la acción. “La ejecución es todo”, dice John Doerr. Y coincido con él. Tener la capacidad de pasar del propósito a los hechos es vital cuando tenemos un proyecto por delante. Esto nos cabe a cualquiera de nosotros en todos los órdenes de la vida.
Hace 12 años la Academia Nacional de la Historia publicó un extenso libro llamado “Revolución en el Plata: protagonistas de Mayo de 1810″, en ocasión del bicentenario de la Revolución de Mayo. No puedo ocultar que me maravilla releer los firmes gestos que tuvieron nuestros patriotas y su sana voluntad por el cambio. Tengo una profunda admiración por estos señores sin miedo, que contaban con la valentía necesaria para el difícil momento que les tocaba.
Entre muchas frases de esta gran obra, escrita por los miembros de la academia, quiero destacar una simple pero contundente: “El primer gobierno patrio inició su labor al día siguiente, ya desde las primeras medidas se supo que la suerte estaba echada”. Y así fue. No titubearon y tomaron las decisiones necesarias que requería la situación.
¿Los miembros de la Primera Junta de Gobierno tenían certezas? Pocas. Pero sí contaban con una firme convicción de lo que debían hacer y también con buenas ideas. Por entonces, los principios de Liberté, égalité, fraternité (libertad, igualdad, fraternidad), que tuvieron su génesis en la “Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano” a fines del siglo XVIII, estaban en auge entre los jóvenes y fueron muy tenidos en cuenta en aquel trascendental momento.
Por eso, en esta reflexión, los invito a entender la Revolución de Mayo desde otro lugar. Justamente, desde el lugar de la decisión. Esa capacidad tan ausente en nuestros tiempos y tan necesaria para salir de esta compleja situación en la que nos encontramos los argentinos.
Nuevamente la historia nos pone frente a la posibilidad de dejar atrás una etapa de atraso y decadencia, para tomar un camino nuevo que requiere decisión y coraje. ¡Ojalá sepamos hacerlo!
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