
El presidente argentino, Alberto Fernández, ha dejado trascender su oposición a la ayuda militar para la defensa de Ucrania ante la invasión rusa.
Sostendrá tal absurda posición en la próxima Cumbre de las Américas.
Si Estados Unidos y la Unión Europea no hubieran ayudado al gobierno de Kiev se hubiera producido la anexión buscada por Moscú.
Cuando Alberto Fernández sostiene que “hay que dar alimentos y no armas” comete otro error.
Es el ejército ruso quien impide la exportación de trigo desde Ucrania y por eso el pedido de la FAO.
“Se necesita el trigo de Ucrania para evitar una hambruna”, dijo.
No contento con haberle ofrecido al autócrata ruso “ser la puerta de entrada a América Latina” ahora sostiene una postura, en el mismo sentido, de mayor gravedad. Que Argentina proponga el camino de la rendición al invasor imperial.
La propuesta, además de lo inhumano de ponerse del lado de quien viola los Derechos Humanos, deja a nuestra Patria, una vez más, del lado de las dictaduras y contra las democracias.
El gobierno argentino se aleja de Joe Biden, el único que nos regaló vacunas y nos ayudó con el FMI, y corteja a la autocracia china que nos cobró su mediocre vacuna o al “carnicero”del Kremlin, que nos cobró por adelantado su Sputnik y nunca completó la entrega de su segunda dosis.
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