Entender la política en clave feminista por un verdadero liderzago en comunidad

La beca VVEngage, de la fundación de Hilary Clinton, eligió a 30 mujeres líderes de todo el mundo para avanzar hacia la igualdad en la representación pública a nivel mundial

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VVEngage
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Cuántas veces me habré encontrado extrayéndome leche en baños desconocidos, corriendo para llegar a la próxima reunión y buscando sostener la lactancia materna lo máximo posible. Cuántas historias habré oído, siendo funcionaria de Desarrollo Social, sobre mujeres a las que les costaba sostener una oportunidad laboral porque los niños enfermos recaían siempre a su cuidado. Cuántas mujeres habremos padecido en silencio los horarios nocturnos de trabajos lejos de casa y de nuestros bebés recién nacidos, o de sesiones del Congreso de 24 horas en lugar de sesionar todos los días diurnamente, resabio de cuando el Parlamento estaba integrado solamente por varones sin tareas de cuidado.

Es evidente que el mundo está cambiando porque nosotras, las mujeres, hemos cambiado: nos reconocemos fuertes, capaces, líderes y estamos generando espacios de intercambio y apoyo, no en contra de nuestros colegas varones, sino junto a ellos en un pie de igualdad en el camino profesional. Sin embargo, todavía queda mucho camino por recorrer para lograr un verdadero liderazgo en comunidad a nivel mundial.

En ese sentido, estamos transitando la cuarta edición de VVEngage, un programa de Vital Voices, la fundación de Hillary Clinton, que se dedica a fomentar la sinergia entre mujeres de reconocida trayectoria política o institucional con el objetivo de potenciarnos y, de esta manera, potenciar la política y los gobiernos de nuestros países.

A través de un riguroso proceso de aplicación, 30 mujeres de todo el mundo, entre las cuales me encuentro, fuimos seleccionadas para participar de esta edición de VVEngage. Somos funcionarias de gobierno, líderes de partidos políticos y de organizaciones de la sociedad civil, activistas, líderes comunitarias y profesionales de medios que buscamos intercambiar nuestras experiencias porque muchas veces sentimos que hacemos esfuerzos gigantes, pero al final del día los avances parecieran ser ínfimos.

Se trata de encontrarnos y acompañarnos para aprender las situaciones en las que se encuentran las diferentes culturas y dar empuje a un liderazgo en comunidad. Asimismo, se busca trabajar por un mundo más inclusivo y equitativo mediante el estudio y avance de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU; objetivos que debemos tener siempre en cuenta a la hora de encarar cualquier proyecto o acción, tanto a nivel gubernamental como personal.

El programa se basa en compartir espacios entre todas a lo largo del año, con un cierre en octubre en la sede central en Washington. En nuestro primer encuentro, realizado la semana pasada, se trató el Síndrome del Impostor, un fenómeno psicológico que padecemos, principalmente, las mujeres. Nos hace sentir que cuando llegamos a ocupar espacios importantes, de liderazgo o de toma de decisión, no estamos a la altura de las circunstancias. Que no merecemos lo que logramos y que en algún momento alguien va a darse cuenta de que en realidad no somos tan buenas.

Nos encontramos en la búsqueda de una perfección que demuestre que merecemos ese lugar, que en muchas ocasiones es la primera vez que es ocupado por una mujer. La hiperexigencia, la falta de apoyos institucionales y el juicio particularmente duro de la sociedad sobre la mujer en sus múltiples roles explican en parte este fenómeno, que afecta, sobre todo, al universo femenino.

Salvando diferencias culturales, las 30 mujeres que participamos de esta edición de VVEngage nos encontramos en distintas partes del mundo haciendo malabares para que nuestra vida personal sea compatible con nuestra vida profesional, de modo que la decisión de ser madres no sea un punto final a nuestras carreras ni un pedido constante de perdón o permiso. En el mundo de hoy suena hasta sencillo, pero la realidad es que el esfuerzo es enorme, y compartir vivencias a través de diferentes culturas, desde Afganistán hasta Canadá, pasando por Latinoamérica, permite que nos demos cuenta de que todas luchamos contra la marea al intentar construir una familia mientras crecemos profesionalmente.

Estoy convencida de que espacios como este representan una oportunidad trascendental en el camino de entender la política en clave feminista, lo que nos permitirá trabajar para que los cambios sucedan.

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