Thelma Fardín: “A pesar de lo doloroso que es voy a seguir hasta las últimas consecuencias”

La justicia brasileña aceptó un pedido de la defensa de Juan Darthés para dilatar la continuidad del juicio. A diferencia de lo que pasaría en Argentina la medida acelera el riesgo de prescripción del proceso. Por eso, ella denuncia que quieren silenciar a las víctimas de violencia y pide que se garantice la debida diligencia

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Thelma Fardín aseguró que seguirá el juicio contra Juan Darthés
Thelma Fardín aseguró que seguirá el juicio contra Juan Darthés

“Siento mucha impotencia, me resulta muy difícil mirar a las personas víctimas de abuso sexual que se me acercan y decirles que denuncien porque el recorrido es muy traumático y con eso lo que quieren es silenciarnos”, le dijo Thelma Fardín a Infobae después de que la justicia brasileña acepte dilatar el juicio contra Juan Darthés a pedido de su defensa.

“A pesar de lo doloroso que es voy a seguir hasta las últimas consecuencias porque no quiero permitir, desde mi humilde lugar, que nos callen otra vez”, señaló Thelma Fardín. Después de declarar en diciembre y soportar preguntas que la increpaban por qué no fue capaz de evitar ser abusada el juicio debía retomarse el 3 y 18 de marzo.

Pero la defensa de Darthés pone obstáculos para la continuidad de la causa en donde se lo imputa por estupro agravado. Por eso, pidieron que el juicio no se lleve adelante en el fuero federal, sino en la justicia local de San Pablo. El tribunal superior, en principio, les dio la razón y llevo la causa al fuero provincial (aunque en Argentina una vez comenzado el proceso no podría volver atrás), pero después dieron marcha atrás y decidieron que continuara en el fuero donde comenzó.

Las chicanas judiciales de la defensa no cesaron y en un hábeas corpus pidieron suspender el proceso hasta que no se definan temas de forma (donde debe desarrollarse el proceso) y no de fondo (si hubo estupro y si el imputado es responsable). El magistrado a cargo de la causa aceptó, el viernes 13, esa solicitud para frenar el proceso hasta que no se llegue a la última instancia.

Y, el mayor problema, es que conceder en la espera del proceso podría terminar con la posibilidad de finalizar el proceso. O sea, si no se vuelve a arrancar con el juicio, se podría considerar que se pierde el derecho a que la causa siga en camino.

Lo grave no es solo que aplaza el juicio, sino que a pesar que el proceso está en marcha, en Brasil el delito podría prescribir si la calesita judicial no deja de dar vueltas y dejar que el imputado pueda atribuirse las sortijas procesales que solicita.

“La decisión es ilegal”, enmarca la abogada brasileña Carla Amaral De Andrade Junqueira Canero. “No debería tener efecto suspensivo para lograr suspender el proceso. Por eso es totalmente ilegal esta decisión”, explica Carla. El juicio debería haber comenzado en marzo y, a esta altura del año, contar con sentencia. Sin embargo, está paralizado y con riesgo a que se esquive un potencial fallo por maniobras evasivas.

Sin embargo, frente al peligro de prescripción, el Ministerio Público Fiscal podría interponer un recurso de reconsideración o una corrección ya que no es posible que por cuestiones burocráticas un juicio quede sin sentencia y una víctima sin respuesta a su denuncia. Pero, además, se podría pedir una investigación sobre el proceso judicial a raíz de las irregularidades que llaman la atención en el expediente.

La  defensa de Juan Darthés busca obstaculizar la causa iniciada por Thelma Fardín
La defensa de Juan Darthés busca obstaculizar la causa iniciada por Thelma Fardín

La representación legal de Thelma Fardín puede interponer un recurso de corrección para denunciar que el proceso no se está desarrollando como debería y que tiene que volver al camino correcto para que siga como tiene que seguir.

En cambio, la defensa pretende que hasta que no se defina la jurisdicción en el máximo tribunal (en una apelación a la Corte Suprema) el juicio no puede continuar. Pero, la denunciante, considera que el proceso debe seguir su curso y que, de ninguna manera, se puede extinguir la posibilidad de llegar a una sentencia por la cantidad de maniobras de la defensa para eludir el fallo y la posibilidad de condena.

En Argentina la cuestión de la jurisdicción se decide al comienzo del juicio, pero una vez que se toma una decisión no se puede volver atrás ni hay posibilidad de que siga en debate. Por lo que si el juicio se llevara a cabo en Argentina sería imposible que el acusado contara con las posibilidades de esquivar el proceso que le está otorgando la justicia brasileña.

El 3 de junio del 2015 la marcha de #NiUNaMenos fue un antes y un después, no solo en la Argentina, sino en el mundo. Se van a cumplir 8 años del momento en que las mujeres dijeron basta a los femicidios. Y que en una marcha, sin marcha, la concentración de la palabra relataba una y otra vez los abusos sexuales que habían sucedido siempre pero que nadie se animaba a nombrar.

-Mi tío abusaba de mí, mis hermanas y mis primas y todos los mayores sabían y se hacían los boludos –, me dijo Lorena, ese 3 de junio, en un acto en el que nadie quería desconcentrar, sino decir, contar, hablar, llorar y juzgar todo lo que se habían tenido que callar.

Lorena era una vendedora, rubia, de clase media, con su hija de 8 años, a upa. Ella diferenciaba lo que le había pasado a ella, 40 años atrás, con lo que pasaba, ya en el 2015: “Ahora si pasa se denuncia y se cría a los hijos con conciencia”.

Aunque no tengamos estadísticas que muestren todos los abusos por todo el tiempo que se daban sin que nadie los frene y todo lo que se evita, a partir de Ni Una Menos, la educación sexual y el periodismo de género, a pesar de todo lo que sigue pasando, sabemos que hay tantas cosas que pasaban que ya no pasan.

Hoy los abusos sexuales no están sistematizados, naturalizados, callados y ostentados como antes sin que nadie los frenara. No pueden suceder de la misma manera y -mucho menos- suceder durante tanto tiempo y contra tantas personas. No hay dudas que, en términos históricos, los abusos sexuales ya no tienen la misma frecuencia, intensidad e impunidad que antes que las mujeres digamos “basta”.

El movimiento de liberación de la palabra continuó con el #MiPrimerAcoso #MeToo #YoTeCreoHermana #Cuéntalo #DenunciaATuCerdo en Brasil, México, Estados Unidos, España y Francia. Pero en todo el mundo las mujeres contaron los abusos sexuales que sufrían con una sistematicidad permanente y una impunidad sin excepciones.

Una mujer levanta una pancarta donde se lee "Ni una menos" durante una marcha (EFE/Mauricio Dueñas Castañeda)
Una mujer levanta una pancarta donde se lee "Ni una menos" durante una marcha (EFE/Mauricio Dueñas Castañeda)

El auge de las denuncias llegó entre el 2015 y el 2018 con #MiraComoNosPonemos y la denuncia de abuso sexual de Thelma Fardín contra Juan Darthés. Pero, si las denuncias en redes sociales eran acusadas de frívolas, de quitar la posibilidad de defenderse al acusado, de escraches sin pruebas y sin solidez y eran judicializadas por quienes eran señalados, las palabras de Thelma se transformaron en el alegato judicial que parte en aguas la historia de América Latina.

En principio porque el abuso en una serie que recorrió en una gira toda América Latina (“Patito Feo”) es también un espejo del abuso a sus protagonistas, del regodeo perverso de las historias con niñas para desprotegerlas sin que puedan defenderse y que tengan que callar en su vida y opacarse en sus carreras, por la herida de ser lastimadas por quien debía cuidarlas.

Pero, además, porque la justicia (que es tan reclamada por quienes fueron señalados por conductas impropias por vía extra judiciales) tiene más puertas cerradas que abiertas para quienes buscan reparación en tribunales y no en megáfonos virtuales.

El juicio se inició en Managua (Nicaragua) porque solo se puede iniciar en el lugar de los hechos. Thelma logró que se abra la causa y que se considere que hay pruebas suficientes para pedir la extradición del actor por violación agravada por el vínculo y pedir su captura a Interpol.

Juan Darthés se fue de Argentina porque -probablemente- se hubiera aceptado la extradición. La Unidad Fiscal Especializada en Violencia contra las Mujeres (UFEM) colaboró en la investigación. Pero en Brasil (de donde el actor es ciudadano) no aceptan extraditar a sus acusados. Sin embargo, un fiscal y impulsaron de oficio juzgarlo para que Brasil no sea sinónimo de impunidad en violencia sexual.

Se comenzó el primer juicio con cooperación internacional de tres ministerios públicos fiscales. Ya no es solo un tema local, es internacional. Pero cuánto más resuena más se envenena la causa. Hoy se quiere retroceder y plantear que el Me Too ya fue y que el proceso abierto en el 2015 se entierre en el 2022.

Con la excusa de cuestionar la cultura de la cancelación -que nadie defiende pero que tan pocos son los cancelados- se frena la posibilidad de la interpelación a la violencia sexual. El resultado final de la supuesta batalla contra la cancelación es que lo único cancelado es la posibilidad de denunciar abusos sexuales.

Los que hace un tiempo fueron cuestionados hoy son levantados como héroes y, aún los que tienen procesos abiertos, son defendidos como víctimas, pobrecitos, infieles, señores a los que les arruinaron la vida, sin pruebas, o con pruebas, qué importa. Porque lo que se quiere es que la palabra de las mujeres vuelva a no trascender y que su cuerpo sea esa piedra sobre la que se puede escribir la historia de la impunidad.

Y, muy especialmente, que las que hablaron sean castigadas y los castigados sean recuperados como héroes. Que ellas no trabajen, no gocen, no sientan justicia, ni reparo. Para que ya no haya otras que se atrevan a hablar. Y no vamos a cerrar los ojos como la justicia. Sí que lo están logrando.

Hoy denunciar una violación es más costoso que no denunciar. Y lo que se busca ya no es tan solo que la violación sea impune, sino, mucho más, que los delitos de violencia sexual dejen de ser denunciados y denunciables. No es un artilugio más. No es una simple postergación o una batalla técnica. En Brasil hay elecciones este año y la justicia también tiene su propia elección: ¿Quieren que las mujeres no se atrevan a denunciar abusos sexuales o son capaces de ofrecer una respuesta jurídica a la violencia sexual?

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