Better Call Saul: un cuaderno de navegación sobre el sistema de Justicia

Hay series que muestran cómo los personajes sufren cambios impresionantes en cuanto son sometidos a situaciones extremas. Las producciones utilizan este recurso para interpelar a los espectadores y obligan a pensar en qué hacer en la misma situación

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La serie sobre la vida del abogado Saul Goodman
La serie sobre la vida del abogado Saul Goodman

Las mutaciones psicológicas son un éxito. Todos nos enganchamos con series que muestran cómo los personajes sufren cambios impresionantes en cuanto son sometidos a situaciones extremas. Empezando por Walter White, quien pasa de ser un ejemplar maestro de química a un descorazonado productor de droga; pasando por historias que muestran lo que ocurre cuando hombres o mujeres que no responden a los tradicionales estereotipos de delincuencia son encerrados de buenas a primeras en una prisión.

Las producciones utilizan este recurso para interpelar a espectadores que sienten, al mismo tiempo, empatía y repulsión por la metamorfosis y nos obligan a pensar en qué haríamos nosotros si estuviéramos encerrados en la trama.

La última temporada de Better Call Saul repite esta fórmula de éxito de una manera abrumadora. En este caso, la transformación que afecta a algunos de los personajes de la serie sirven de ejemplo para comprender la estructura de la profesión jurídica en nuestro medio y, a su vez, presentan un marco de resistencia frente a las injusticias del sistema judicial.

De Jimmy a Saul: El sistema judicial y el modelo de abogado/a

Jimmy es un buen tipo, con algunos defectos como todos, pero con un gran corazón. Lo vemos en el empeño que pone en el cuidado de su hermano y ciertas actitudes de valentía que despliega para defender a los demás. Entonces, la pregunta es: ¿Cómo es que Jimmy se convierte en Saul Goodman, el exitoso abogado sin escrúpulos?

La serie transmite la idea de que es el propio sistema jurídico el que lleva a quienes logran ingresar a abandonar sus propias percepciones de lo justo e injusto, al someterse a una brutal competencia profesional y asumiendo como propios los postulados del formalismo jurídico; hechos que van modelando un tipo de profesional del derecho vaciado de contenido político y preocupado únicamente por su subsistencia.

Vimos como Jimmy, de procedencia humilde, luego de tener problemas con la Ley; ingresó como cadete en el estudio de abogados de su hermano. Allí, el entusiasta empleado utilizó su tiempo libre para estudiar abogacía y para intentar vivir de su profesión. Pero cuando obtuvo el título, descubrió que ese mundo le era adverso y, a partir de allí, la trama nos muestra lo que sufre cualquier joven abogado/a de a pie que intenta ingresar en el campo de lo jurídico.

Para ello, el sistema de Justicia establece reglas de competencia sin frenos dentro de las cuales cada uno debe “matar o morir” para poder subsistir. Precarización laboral en grandes estudios jurídicos, concentración de clientes en estudios de ese tipo y mucha oferta en el mercado jurídico hacen que a los/as operadores/as jurídicos se les apliquen los versos de aquél poema de Walter Lezcano que crudamente dice que: “El deseo de sobrevivir/ está montado/ sobre las ruinas/ de las buenas intenciones”.

Saul pasa por todo, de la defensa oficial de personas sin recursos, la representación de abuelos/as; hasta trabajar en un estudio empresarial. Finalmente, su ambición por crecer en el campo jurídico lo lleva, ante cada encrucijada que propone la trama, a tomar decisiones que lo convirtieron en el “amigo del cartel”, lo que terminó poniendo en juego su carrera y su vida.

Nepotismo o “meritocracia” en la profesión jurídica

No es novedad que el nepotismo y la meritocracia en el sistema judicial generan elitismo en los lugares bien remunerados y relegan a aquéllos/as profesionales sin contactos a posiciones menos relevantes e incluso, en muchos casos, los/as jóvenes abogados/as ni siquiera logran trabajar en algo relacionado con su profesión. La serie muestra esta realidad en varias ocasiones y contrapone dos modelos de exclusión muy presentes en el mundo jurídico.

Por un lado, el abogado Howard Hamlin expresa una construcción profesional nepótica. Las dos “h” del estudio H.H.M. corresponden a dos generaciones de los Hamlin. Chuck, en cambio, refleja una mirada del sistema de justicia cerrado sobre sí mismo y basada en la idea de meritocracia según la cual ingresan al campo jurídico únicamente los estudiantes que concurren a las universidades de los sectores más aventajados de la sociedad, y en las cuales se difunde una mirada positivista del derecho.

Estos dos modelos de ingreso y “progreso” dentro del campo jurídico muestran lo que ocurre en la realidad de una profesión que se convierte en un camino cuesta arriba para quienes no pertenecen a una familia de abogados tradicional y no forman parte de la educación jurídica de élite de nuestro país. Estos procesos se producen tanto en la profesión jurídica particular como en la selección de funcionarios/as de la Administración de Justicia, por lo que también podría explicar la distancia que ésta presenta respecto a las necesidades de los/as ciudadanos vulnerables, trabajadores, jubilados, etc.

En el mismo sentido, el mundo judicial es aún más complicado para las mujeres. Si repasamos todas las temporadas notaremos cómo se refuerza una idea también común en aquél espacio profesional: los hombres son quienes ocupan los cargos relevantes los buffets mientras que las mujeres ocupan lugares menos importantes. Esta última temporada refuerza la idea con una imagen muy clara de el abogado Clifford Main tocando la guitarra mientras su asistente legal se encuentra extenuada llevando adelante la tarea del despacho.

La formación jurídica según Saul: “Un abogado debe saber jugar al golf”

La formación jurídica tiene un rol fundamental en la configuración de nuestro modelo de sistema de Justicia y la serie la grafica con simbolismos muy claros. El asociado Howard Hamlin expresa el modelo aspiracional de abogado/a que se forma en nuestras facultades de derecho. Si bien pocos graduados/as llegan a montar su propio estudio; la carrera forma primordialmente abogados/as inmersos en la práctica liberal de la profesión. Este modelo de “éxito’' oculta otras posibles formaciones jurídicas y salidas laborales que suelen ser rentables -la formación en derecho público o administración de Justicia, por ejemplo-; y solidifica la falta de especificidad en nuestra formación, a diferencia de lo que pasa con otras profesiones.

La idea vertida por Saul en estos últimos capítulos sobre que los abogados deben saber jugar al golf, forma parte del estereotipo generado alrededor del modelo de abogacía que consumimos culturalmente, según el cual resulta más importante la marca o la apariencia del profesional o su pertenencia de clase, que el saber jurídico con el que cuente en el camino al éxito.

También en relación con la formación jurídica, Goodman resulta un contra ejemplo de todo lo que falta incluir en las curriculas de nuestras facultades de derecho, ya que él posee capacidades que son admirables pero que, claramente, no obtuvo en la educación de grado: su retórica y su oratoria son asombrosas y las utiliza capítulo a capítulo para atravesar y salir vivo de las situaciones más complicadas, al mismo tiempo, sus estrategias de marketing jurídico tienen un envidiable éxito, ya que logra atraer sus primeros clientes a su “marca” a cual le pone un empeño estético extremadamente puntilloso.

Kim y la abogacía como resistencia

A pesar de estas ideas pesimistas, Kim parece desandar los tradicionales lugares comunes de la profesión jurídica. También de procedencia humilde, realiza una mutación inversa a la de Saul y logra abrirse camino en un campo jurídico empresarial dominado exclusivamente por hombres, en base a sus capacidades y esfuerzo. Luego, como la representación jurídica de empresas no la satisface, utiliza parte de su tiempo en casos en los cuales se identifica con personas sin recursos, rompiendo así todas las lógicas del sistema judicial que presentaba anteriormente.

Des esta forma, muestra que el trabajo judicial, aunque esté bien remunerado, puede generar insatisfacción en personas con ideales o convicciones éticas fuertes, ya que deben lidiar con una Administración de Justicia que se presenta como un tercero imparcial, pero en realidad, cuenta con una maquinaria que sirve para que la parte más aventajada en la sociedad también lo sea dentro del proceso judicial. Así como Foucault plantea que el derecho es la continuación de la guerra por otros medios, Kim expresa la idea de que el derecho es una estafa realizada por otros medios. ¿No es acaso Jimmy un estafador antes y después de convertirse en abogado? ¿Y Kim? Estafa porque ella se siente estafada.

La última temporada nos muestra cómo es posible utilizar el conocimiento jurídico con el fin de generar transformaciones dentro del sistema judicial. Con las habilidades retóricas de Saul, más la estrategia jurídica de Kim, la dupla parece invencible. Ambos trabajan con la solidaridad de personas pertenecientes a sectores sociales tradicionalmente perseguidos por el aparato judicial/policial, como son Huel, un hábil “prestidigitador”, y la ya clásica trabajadora sexual y, en conjunto; organizan una vindicativa campaña de desprestigio contra el estudio jurídico más grande y monopólico en Alburqueque.

Además, Kim y sus mutaciones parecen romper con la regla según la cual los principales asociados de los estudios jurídicos son hombres, exhibiendo así un ámbito de resistencia frente a un mundo regido por un techo de cristal en el cual las mujeres están destinadas a ser auxiliares en los grandes emporios legales. Viola, una antigua colega de Kim, recupera su amor por la abogacía a partir del camino independiente tomado por Kim, lo que presenta un panorama alentador para lo que viene las próximas entregas, en términos de solidaridad dentro del campo jurídico.

Mientras la serie va llegando a su fin, nos resta descubrir hasta dónde llegará la venganza de quienes se sienten rechazados y estafados por un sistema judicial que se presenta como injusto y cruel, quienes se sentían afuera. ¿Lo lograrán?

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