Mi muy estimado y querido Coronel Mabragaña,
Queremos rendirle tributo a su personalidad, carácter, firmeza, buen humor, paternalismo y un estilo de mando a través del afecto que todos sin distinción de jerarquías hemos recibido. Solo un ser humano como Ud, pudo caminar todos los días que estuvimos en Howard, lluvia o frío mediante, 22 kilómetros para visitar una por una cada una de nuestras posiciones y mantener con todos nosotros contacto personal, estrecho e irreemplazable.
Malvinizar es reivindicar la Gesta de Malvinas por la hazaña táctica, valiente y épica plagada de hechos memorables protagonizados por todos los que nos empeñamos con las armas disponibles en su defensa. No es hacer apología de la guerra, ni justificar a los que nos llevaron a ella. Sabemos que no se planeó una guerra sino un conflicto, que podríamos gestionar, omitiendo voluntaristamente las eventuales reacciones británicas que se opondrían.
Como una de las consecuencias de haber planeado un conflicto y acotado a nuestra voluntad se produjo mucho de lo vivido por nuestro abnegado Regimiento 5, leyendo la exposición del CR Mabragaña a la Comisión del TG Rattenbach, se puede leer que después del desembarco argentino del 2 de Abril, recibió la primer orden de apresto: de un Equipo de Combate, para constituir una Fuerza de Tareas con otras unidades de la Brigada, poco tiempo después de su Constitución en el RI5, se dejó sin efecto. Esta fue la primera de 10 ordenes sucesivas de distinta índole hasta llegar a Puerto Howard en la Gran Malvina, en un lapso de 27 días. La segunda fue que se segregaría de la Brigada para marchar al Sur y participar de la Seguridad Estratégica Operacional, en la frontera Nordeste. A los dos días se cambia la orden y nuevamente el Regimiento integra la Brigada, en apresto para marchar al sur. Allí podemos ver el criterio del mando del CR Mabragaña, que inmediatamente convoca a la clase 1962 para llevar el 100% de los soldados instruidos.
El paciente y abnegado CR Mabragaña, el 11 de abril, recibe la orden de enviar el Regimiento a Comodoro Rivadavia. El debía volar con su Plana Mayor, a recibir ordenes. allí le imparten la nueva orden, su comandante le ordena que deberá proteger el litoral marítimo desde Caleta Córdoba hasta Caleta Olivia, en una extensión de 80 kilómetros. El 21 de abril al RI 5 se le ordena que debía integrar la Brigada IX, su segundo comandante, el CR Alais, le imparte la orden de que permanezca donde estaba, que su probable empleo seria en la zona de lago Blanco, en el límite con Chile. Debía estar en apresto para ir a la zona de Sarmiento. El día 26 de abril lo llama el Jefe de Estado Mayor de las fuerzas terrestres, el GB Herrera y le ordena que debía reunir los elementos de la Brigada en Comodoro Rivadavia, porque en un lapso perentorio saltaría a las Islas Malvinas. Asimismo recibe la orden que la columna motorizada con armas, munición y vehículos debía marchar hacia Puerto Deseado para embarcar en el Buque Córdoba, el que nunca partió a Malvinas. Allí quedaron nuestras armas de apoyo, su munición y raciones de combate.
El día 28 le imparten la orden de alistar su Unidad, para saltar a partir de las 06:00 horas del 29 de abril a las Islas Malvinas, por modo aéreo. Participan un Hércules C 130, un Focker F28 y tres Boing 737 de AA, sin asientos. Cuando arribamos a Puerto Argentino, nos asignaron las inmediaciones del aeropuerto para armar carpas y esperar ordenes. Aun no se había definido la posición a ocupar por el RI 5, las posibilidades según una reunión que mantuvieron el Cte Br GB Parada y el 2do Cte de Cuerpo el GB Mazeo, me hicieron saber que podría ocupar Puerto Fox, o el Monte Independencia. Intentamos un reconocimiento en helicóptero pero por falta de combustible no pudimos cruzar a la Gran Malvina. Al otro día por la tarde recibe la orden del Cte Br de presentarse en el aeropuerto para recibir una orden a las 18:00hs. La orden recibida fue que que al otro día seriamos trasladados en varios vuelos de helicópteros y embarcaciones isleñas operadas por personal de la Armada, a la otra isla para ocupar Puerto Howard, sin misión especifica, sin recibir la carga de la Unidad, solo contábamos con el armamento individual que cada soldado pudo portar y 5 días de víveres. El día 30 de abril se había trasladado a Howard el 85 % de la Unidad.
La única vez que nuestro Cte Br el GB Parada, visito el Regimiento fue para sancionar al Tte 1ro Miguel Ángel Megias, cuando el CR Mabragaña recorría las posiciones en la profundidad del dispositivo, sin quedarse unos minutos para coordinar acciones con su Jefe de Regimiento, en una actitud extemporánea releva al oficial que estaba cumpliendo una orden del JR, de asar unos corderos para dar de comer al personal dado que eran las 16:30hs y no habían ingerido alimento alguno. Aquí otra gran actitud de mando del señor coronel, tomado conocimiento de este desatino envía a su ayudante en helicóptero a Puerto Argentino para solicitarle al comandante que rectifique su resolución porque la orden la había impartido. Por supuesto ya era tarde para todo pues lo evacuó con carácter Inmediato al continente. Este abnegado oficial, cumple hasta el día de hoy, una injusta prisión domiciliaria desde hace muchos años, por imputaciones que no le han sido probadas.
Mientras tanto, el 1 de Mayo, desde las 04:00 hs, el otro 25% del RI5 recibía el bautismo de fuego de los bombarderos Vulcan y luego de los Harriers dado que las fracciones del Regimiento habían recibido la orden de permanecer próximos a la pista de Puerto Argentino para un eventual traslado. Felizmente no sufrimos bajas y 7 días después, el 8 de abril, pudimos arribar a Howard con el Buque Monsunen, llevando los cañones s/r 105 mm orgánicos, morteros 81mm, munición y algunos víveres.
El hundimiento del Islas de los Estados, el 9 de abril a las 21:00hs, por la fragata británica Alacrity, nos dejó sin abastecimiento de ningún tipo y se cortó toda posibilidad de asistencia desde Puerto Argentino.
El bombardeo naval del 21 de mayo, recibió nuestra respuesta de los cañones 105 mm, que colocados a 45 grados se logra un alcance de 9200mts. La respuesta de la fragata fue inmediata recibiendo fuego de cañones Vickers de 114mm, neutralizando nuestra posición e hiriendo al subteniente Mignones.
Después del 21 de mayo los ingleses completaron el desembarco en San Carlos, y desde derribo de los tres helicópteros que nos abastecían desde Puerto Argentino toda nuestra situación logística y militar se complicó absolutamente, sin comunicación física con Puerto Argentino, el Cte Br, me dijo que me arreglara con ovejas hervidas. El 25 de mayo fue el último día que la Unidad, pudo tomar un desayuno, y desde ese día y hasta el 6 de junio en que el Buque Bahía Paraíso vino a retirar los primeros heridos, la Unidad consumió cordero hervido y algo de puré chef, que se repartía en forma precisa. Se produjeron casos lamentables de desnutrición, la Unidad en promedio perdió 15Kg de peso.
Con el control aéreo absoluto los ingleses atacaron con Harriers con bombas racimo el 26 de mayo a mediodía y produjeron 4 soldados muertos, Ramón Salvador Caballero, Mario Sánchez, Alberto Marcelino Aguirre y Gerónimo Maciel. El fuego naval del 11 de junio produjo la muerte del soldado Raúl Alegre. Se completan las 7 muertes del Regimiento con los soldados Remigio Antonio Fernández y Juan Carlos Quintana, por avanzado estado de estrés y agotamiento físico y sicológico sumado a desnutrición.
Tuve diez soldados con heridas autoinfligidas de balas que fueron bajados de la posición, pero no permití que se los evacuara porque no quería que cundiera la idea entre los hombres de que el que se pegara un tiro seria evacuado a Puerto Argentino. Además tuve que bajar alrededor de sesenta soldados de las posiciones porque no se podían mantener en pie por desnutrición. Tuvimos 2 muertos por desnutrición y fatiga de combate.
Ahora, como dato ilustrativo de orden voluntarista, describiré la orden Nro 12 que recibió el CR Mabragaña desde la primera que recibió en su Guarnición aquel 2 de abril de 1982.
Solo estómagos muy fuertes y temperamentos cargados de templanza pueden soportar tremenda soledad del mando, pese a ser abandonados por el Comando Superior. El CR Mabragaña, responde cuando se le pregunta como se sintió en toda la campaña respecto de su Comando Superior: “Yo me sentí siempre solo y durante todo el periodo que estuve en Malvinas, me sentí abandonado”.
La comisión Rattembach, le pregunta al CR Mabragaña, qué ocurrió el 12 de junio, y responde:
“El 12de junio recibo un mensaje cifrado, donde se me imparte la orden de que debía preparar la Unidad para realizar una operación sobre la isla Soledad, y que debía preparar un movimiento aéreo y/o marítimo sobre la base de efectivos móviles que debían desembarcar en la isla Soledad, hacer una marcha a pie de veintiocho kilómetros concentrarse al sur de Puerto Darwin, atacar Puerto Darwin conjuntamente con el Regimiento 8, que ahí iba a recibir nuevas ordenes de un comando superior que se instalaría en esa zona. Esa orden me produce una gran duda sobre que podían ser los destacamentos móviles, porque si iba a atacar con fusileros solos…. Me pareció que no cabía hacer eso”.
“Y la otra preocupación que la transmití al Comandante, también por cifrado, era que la unidad no estaba en condiciones de hacer veintiocho kilómetros a pie, por desnutrición y por falta de medios. Si yo tenía que llevar todo a brazos o llevaba el bolso o llevaba las municiones. Las dos cosas no se podían llevar. La gente estaba imposibilitada de llevarlas. Bueno, hice un requerimiento ante esa orden, organizamos la operación, se organizo el transporte, se planeo, se seleccionó el personal que no iba a poder concurrir -porque esos sesenta soldados, directamente no se podían mover- los que se iban a quedar en ese lugar. Hice un requerimiento ese día 13, de qué es lo que necesitaba, para hacer esa operación. El día 13 no conseguí pasar en todo el día ese requerimiento porque la radio de Puerto Argentino no me recibía. Recién a la noche se consiguió pasar el requerimiento”.
“Y el día 14 a la mañana me hablan de Puerto Argentino, en claro el Jefe de la Compañía de Comunicaciones 3, el Mayor Rabago. Me dice: ‘Mi Coronel, no se aleje del Puesto de Comando porque el Comandante de Brigada quiere hablar con usted. Prácticamente todo ha terminado, ya va a recibir ordenes del Comandante de Brigada. Ordenes de cesar las hostilidades en todas las Islas’”.
El 14 de junio de 1982, se cerró otro episodio de coraje de las armas de la Patria, el RI 5 escribió otra de sus páginas de guerra, abnegación y servicio a la Patria, del modo más honesto y digno que sus hombres lograron, con ardor coraje y empeño.
Es pertinente agradecer al Mayor Roberto Fabian Arias Malatesta, su libro MALVINAS Puerto Yapeyú 1982, publicado sobre la historia de la Fuerza de Tareas Yapeyú porque rescata las acciones de cada uno de nosotros, y permite sostener y rememorar a través del tiempo la historia del RI5.
*El autor es General de División Veterano de Guerra de Malvinas y Licenciado en Estrategia y Organización
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