Desde la creación del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación trabajamos con la certeza de que para poner fin a las violencias por motivos de género necesitamos promover políticas públicas que impacten de manera positiva en la reducción de las brechas de desigualdad entre los géneros. Estamos convencidas de que las violencias y su expresión más extrema, los femicidios, travesticidios y transfemicidios son consecuencia de la posición de subalternidad que mujeres y LGBTI+ ocupamos en la sociedad y que ese lugar obedece a que estamos relegadas a ámbitos que están menos valorados social y económicamente.
Las mujeres y LGBTI+ tenemos mayores dificultades para acceder al trabajo formal, cobramos peores salarios, tenemos mayores índices de desempleo en relación a los varones. Por todo esto, accedemos de manera desigual al derecho a la salud, educación, seguridad social e incluso, ocio. Nos cuesta más llevar adelante un proyecto de vida libre porque nuestro punto de partida es desventajoso. Y esto se vincula con un factor que por mucho tiempo estuvo invisibilizado. Somos nosotras las que sostenemos la vida en nuestros hogares y en los barrios, porque hacemos eso que todas, todes y todos necesitamos siempre pero que nadie ve: cuidamos.
Cocinamos, lavamos, planchamos, hacemos compras, sostenemos la olla popular, asistimos personas enfermas y con discapacidad, cuidamos niñxs, personas mayores y gestionamos mentalmente las necesidades de nuestras familias. ¿Cómo lo hacemos? relegando otros aspectos de nuestras vidas o bien, haciendo malabares para conciliarlos, porque durante mucho tiempo, este ámbito, el doméstico, se pensó privado y, como tal, sujeto a las decisiones - y posibilidades - de cada persona. Pero hay algo que sabemos quienes nos inscribimos en las filas de los feminismos, y lo hemos tenido claro desde siempre, lo personal es político.
Con esa certeza presentamos Cuidar en Igualdad, un proyecto de ley que reconoce el valor social y económico de los cuidados y que tiene como objetivo promover una distribución más justa de ese trabajo entre quienes tienen responsabilidad de hacerlo: el Estado, el sector privado, las familias y la comunidad. Apuntamos a crear un Sistema Nacional de Políticas de Cuidado que se ocupe de coordinar las acciones de todos los organismos nacionales con competencia en el tema.
Buscamos reformar el sistema de licencias, para que todas, todes y todos tengamos tiempo para cuidar. Hoy Argentina tiene uno de los regímenes más regresivos de la región en materia de licencias y de aprobarse esta ley, pasaremos a estar a la vanguardia de las recomendaciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), lo que en concreto significa ampliar derechos para todxs lxs trabajadorxs, las que hoy cuidan como pueden, los que quieren cuidar y no lo pueden hacer y para quienes son cuidados.
El proyecto propone ampliar las licencias para personas gestantes y no gestantes. ¿Por qué las llamamos así? Porque Argentina avanzó mucho en materia de género y diversidad y hoy las distintas configuraciones familiares nos exigen adaptar las normas a la realidad. Un matrimonio igualitario que decide tener hijxs, tiene los mismos derechos a destinar tiempo a cuidar que uno que se conforma con una mamá y un papá. Hay familias con dos mamás, con dos papás o con uno solo de ellos.
Por eso, el proyecto crea nuevas licencias que hasta ahora no existían: licencias por adopción, licencias para el acompañamiento de quienes realicen técnicas de reproducción asistida e incluso, licencias para personas que atraviesen situaciones de violencia de género. Además, equipara derechos para monotributistas, monotributistas sociales y autónomos, y reconoce el derecho al cuidado a trabajadoras de casas particulares, a quienes se desempeñen en el ámbito agrario y la administración pública nacional.
Queremos que Sea Ley porque tenemos la certeza de que el Estado necesita incidir en el ámbito de los cuidados para garantizar un desarrollo sostenible que asegure un presente y un futuro con derechos para todxs. Sabemos que mejorar los servicios e infraestructura del cuidado, y reconocer el tiempo y remunerar los cuidados, tienen un efecto directo en la reducción de las brechas de género y, así, en la reducción de las violencias que atraviesan la vida de mujeres y LGBTI+ en nuestro país.
Cuidar en igualdad es la materialización de una convicción que nos acompaña desde el primer día y lo hará hasta el último: vinimos para transformarlo todo.
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