Una vez más Cristina Kirchner utilizó completamente el manual del perfecto populista, además de hacer gala de una fuerte ignorancia en temas económicos. Un discurso económico del tipo político de barricada sin formación que repite frases vacías de contenido pero que entusiasman a sus incondicionales seguidores.
Veamos primero la parte populista. El populista primero inventa un enemigo. Ella puede elegir al FMI, al neoliberalismo, a los grupos concentrados o al abuelito amarrete. Es como Trump que inventó que los mexicanos les quitaban el trabajo a los norteamericanos. Después, el populista de derecha o de izquierda propone soluciones mágicas. Ellos, terminar con el FMI; Trump, construir un muro para que no entren los mexicanos; u otros con la pócima mágica de dolarizar la economía.
Como en el largo plazo el populismo, de derecha o de izquierda, es insostenible, viene el tercer paso que es avanzar contra las instituciones republicanas para concentrar el poder absoluto para no perderlo.
Los populistas usan todos la misma metodología: inventar un enemigo, luego formulan la propuesta facilista para destruir al enemigo (los mexicanos, el FMI, la casta, etc.) y, finalmente, destrucción de las instituciones republicanas para establecer una autocracia.
Si uno repasa el discurso de Cristina Fernández no se salteó ninguno de esos pasos. Inventó enemigos que empobrecen al pueblo y fugan capitales, luego propuestas facilistas y finalmente atacó a la Corte Suprema de Justicia. La división de poderes para limitar el poder del gobierno.
Otras de las características de los populistas es agredir con su discurso y cuando reciben respuestas, se hacen las víctimas. Ellos son los buenos pero los malos los atacan porque son los salvadores que vienen a rescatar al pueblo de los malos: del FMI, de los mexicanos, de la casta o de lo que sea. Agreden y luego se presentan como víctimas de operaciones de prensa. Le pasó a Trump, a CFK y a otros populistas.
Sería imposible explicar en una sola nota todos los horrores económicos que cometió cuando incursionó en una materia que claramente no conoce.
Los horrores que más hicieron doler los oídos fueron los siguientes:
En primer lugar, cuando quiso mostrar que la emisión monetaria no genera inflación mostró un cuadro equivocado. Si cae la relación base monetaria/PBI es porque hay huida del dinero.
Parece desconocer que no solo hay que relacionar cantidad de bienes y servicios ofrecidos en la economía, sino que, además, la gente se saca los pesos de encima lo más rápido posible porque sabe que con esos mismos pesos mañana podrá comprar menos bienes.
Cristina Kirchner parece desconocer que en 2020 el principal ingreso del tesoro fue la emisión monetaria al igual que en 2021. No fueron ni el IVA, ni Ganancias o los derechos de exportación, fue la emisión de billetes. Es más, la inflación de la que tanto se enoja hoy ella, es el costo que estamos pagando por su plan platita del 2001 para tratar de revertir el adverso resultado electoral que tuvieron en las elecciones de medio término.
El cuadro que mostró BM/PBI muestra exactamente el problema de huida del dinero. Entre el 2015 y el 2021 baja esa relación y solo sube la relación en 2020 porque justamente tenían encerrada a la gente con la cuarentena y no podía gastar los pesos emitidos. Ahí aumentó la demanda de moneda por la cuarentena y ni bien se fue aflojando, cae la demanda de moneda como lo muestra el gráfico que ella usó y la tasa de inflación se disparó.
Otra barbaridad que dijo es que las exportaciones crecen en precios y en volumen.
De acuerdo al índice de volumen de exportaciones que elabora el INDEC, vemos que el volumen de exportaciones empieza a caer en 2011 y luego se estanca. Argentina tiene estancado el volumen de exportaciones desde 2004 y solo sube si hay aumentos externos de precios. Es decir, ni siquiera miró los datos para formular semejante afirmación.
Si, en vez de ver el volumen exportado, se mira los datos de exportaciones en dólares corrientes, al margen de los picos de 2011 y 2021, ajustando la curva por tendencia hay un claro estancamiento desde el 2008 en dólares corrientes. Si tomamos dólares constantes, la curva tiende a bajar. Es decir, la pifió en toda la línea porque los datos muestran exactamente lo contrario de lo que afirmó muy suelta de cuerpo.
Un párrafo aparte merece sus afirmaciones sobre los dólares que entran y salen. Más allá de la ensalada de conceptos que hizo sobre el tema, la realidad es que faltan dólares porque el Estado se los confisca a los que producen bienes para exportar. En efecto, si José produce trigo y se lo vende a Akio en Japón y Akio le entrega dólares a José por el trigo que él produjo, cae de maduro que los dólares ahora son de José. Pero resulta que aparece el BCRA y le dice a José que le entregue los dólares, encima a un precio que es la mitad del precio de mercado. El BCRA le entrega a José pesos que nadie quiere, pero como frutilla del postre, antes aparece la AFIP y le quita vía retenciones parte del precio que recibe.
Cristina Fernández cree que los dólares son del BCRA y eso solo ocurre en un Estado confiscador. Los dólares son del que produce bienes y los exporta, no del BCRA. En todo caso el BCRA podrá comprar dólares en el mercado a precio de mercado siempre con los pesos que emite.
De ahí pasó, sin respirar, a decir la barbaridad conceptual que la inflación se produce porque faltan dólares. No señora Vicepresidente, no es que faltan dólares, es que sobran pesos y la gente se refugia en el dólar para que el Estado no le cobre el impuesto inflacionario. Es más, ni siquiera sube el dólar, lo que se deprecia es el peso. Sufre de una ilusión óptica.
En síntesis, Cristina Kirchner no solo dio un discurso del perfecto populista, sino que hizo gala de su total desconocimiento sobre cómo funciona la economía y, encima, utilizó tan mal las estadísticas que alguien le preparó que terminó haciendo el ridículo por hablar de lo que no sabe.
Como corolario, Cristina Kirchner no se dio cuenta, pero dio una clase perfecta de cómo una economía no puede crecer cuando no hay reglas de juego clara y respeto por las instituciones republicanas. Se encargó de arremeter contra el orden republicano y proponer medidas absolutamente arbitrarias que espantan exportaciones.
Luego de escucharla, no debería sorprender que Argentina sea una fábrica de pobres con el kirchnerismo gobernando.
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