La lectura inicial está en crisis. Año tras año, las pruebas estandarizadas revelan que los estudiantes no comprenden lo que leen a pesar de las políticas que presentan los gobiernos para mejorar los niveles de lectoescritura.
Esto lo vemos en el reciente informe preparado por RedLEI “Lectura inicial en crisis: un llamado a la acción”, basado en el Estudio Regional Comparativo y Explicativo de la UNESCO, desarrollado por el Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la Calidad de la Educación (LLECE). En el informe participaron 16 países de América Latina y el Caribe y no hace más que confirmar con datos precisos y evidencia la urgencia con la que debemos abordar las políticas educativas en la región, sobre todo en el desempeño de lectura de los alumnos en los primeros años escolares.
Los resultados que arroja dicho informe provienen de las evaluaciones tomadas en 2019, por lo que, en proyección y atravesados por la pandemia, los datos actuales seguramente son aún más negativos y poco esperanzadores.
A partir de la evaluación de 160.000 estudiantes latinoamericanos de tercer y sexto grado en lenguaje, matemáticas y ciencia, se conoció que en promedio el 40% de los estudiantes de tercer grado y el 60% de sexto grado de primaria no alcanzan el nivel mínimo de competencias fundamentales en Lectura y Matemática. Más aún, en la mayor parte de los países donde se realizó el estudio, no se evidenciaron mejoras significativas en los aprendizajes de sus estudiantes de primaria entre 2013 y 2019, por el contrario, muchos de ellos tuvieron retrocesos.
Los datos de dicho informe muestran que persisten los bajos niveles de logros en toda la región y que, en promedio, no hay avances significativos desde la última evaluación en 2013, aunque se puede observar algunos avances en América Latina y el Caribe, por ejemplo, en los estudiantes de tercer y sexto grado en Brasil, Paraguay y Perú que mejoraron en lectura más que sus pares de la región. A diferencia de México y Uruguay que desmejoraron en lectura en ambos grados, pero por un margen relativamente pequeño. Por su parte, Argentina algunos años mejoró como mostraron sus evaluaciones nacionales, y otros no tanto.
Otra mejora significativa ocurrió en República Dominicana. Si bien la mayoría de los estudiantes en Centroamérica y República Dominicana no alcanzaron niveles mínimos de aprendizaje en lectura, especialmente, en sexto grado, este país logró mejoras pequeñas en comparación con los rankings del 2013. Su puntaje en el 2019 mejoró en aproximadamente 10 puntos en comparación con la última evaluación en ambos grados. Lo anterior, al contrario de lo que ocurrió en Guatemala, Nicaragua y Panamá donde el desempeño empeoró en ambos grados.
En referencia a la proporción de estudiantes que no alcanzan niveles mínimos de aprendizaje se observó que, en todos los países de América Latina y el Caribe, es más alta en sexto grado que en tercer grado.
Sin lugar a dudas, el estudio da cuenta que todos los países de la región enfrentan una crisis en materia educativa y que los gobiernos deben tomar en cuenta estos indicadores para plantear objetivos concretos que permitan revertir esta situación. Mejorar los niveles de lectura y escritura es fundamental, ya que las bajas en estas competencias impactan tanto en la progresión académica de los estudiantes como en la decisión del abandono escolar.
Es muy positivo tener datos, tener evidencia, fundamental para tomar buenas decisiones de políticas educativa y enfocar bien los recursos. Pero tenemos que seguir generando debate sobre los factores y causas de estos malos resultados. ¿Por qué no mejoramos? Invertimos muchos recursos, hay miles de expertos y consultores mirando los temas, varios organismos multilaterales enfocados en educación. Ideas no parecen faltar. ¿Qué falta? ¿Audacia? ¿Voluntad de tomar riesgos? ¿Mejores equipos en los organismos internacionales de desarrollo y en los gobiernos? ¿Qué lo prioricen los votantes? ¿Un sistema educativo que se enfoque mas en gestión y menos en lo académico? Esto son los temas que tenemos que plantearnos y resolver, si realmente queremos mejorar la situación de lectura de los niños y niñas de la región.
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