En medio del drama de una inflación desmesurada, de la mitad de los argentinos bajo la línea de pobreza, de un Gobierno que no logra administrar el presente y menos prever el futuro, se ha desatado una extraña crisis en la, hasta ahora, principal fuerza de oposición.
Con un comunicado, rechazaron la posibilidad de incorporación a Juntos por el Cambio del diputado y precandidato presidencial, Javier Milei.
Lo curioso del caso es que el líder liberal había manifestado que no quería incorporarse a ese espacio, porque no compartía sus ideas económicas y sociales. Si querían perjudicar a Milei, lograron todo lo contrario. Muchos millones de ciudadanos, la mayoría menores de 40 años que adhieren a su figura, se sienten atraídos por su repudio a la “casta política”.
Comparten la idea de que “todos los políticos son lo mismo” y temen que lo que viene sea parecido a lo que está.
La preocupación por lo que decidirán los argentinos en 2023 es entendible, tanto en cuanto a las ideas de lo que proponen hacer, como de quiénes pueden ejecutarlas.
Sin embargo, el presente es tan tenebroso que resulta prioritario discutir lo que va a ocurrir en los 18 meses que aún le restan a la actual administración. Los precios de los productos de primera necesidad siguen subiendo vertiginosamente y en consecuencia, los ingresos de los sectores de menos recursos y de la clase media resultan cada día más insuficientes.
La torpeza del Gobierno nos lleva a un invierno con carencias de gas y gasoil , en medio de un inminente aumento de tarifas.
Tras la absurda invasión rusa y bielorrusa a Ucrania, Europa y EEUU están nuevamente inmersos en una Gran Guerra que, además del terrible drama humanitario, ha producido un incremento del precio de los commodities.
La mayoría de ellos, por diversas razones convergentes,seguirán altos durante la próxima década.
Argentina es un gran productor agropecuario y tiene ingentes cantidades de litio, gas y petróleo que podrían ser adecuadamente extraídos, procesados, utilizados en el mercado interno y exportados, sumando empleos de calidad e ingresando divisas que nos resultan imprescindibles.
Con un Estado quebrado y sin crédito, solo el capital privado puede encarar esas inversiones.
Nadie puede pretender que la oposición cogobierne. Corresponde en cambio, que unifiquen propuestas concretas para aplicar durante estos 18 meses. Que constituyan un anticipo de lo que harían si les confiamos, en 2023, los destinos de nuestra Patria y de nuestro Pueblo.
Así como coincidieron en la imprescindible boleta única, podrían proponer leyes concretas para disminuir la presión fiscal y liberar la capacidad productiva de los argentinos.
Propuestas para derogar leyes absurdas con las que los funcionarios amenazan y para obligar al Gobierno a que deje de malgastar el dinero de todos. Y tantas otras ideas que sus equipos, suponemos, están preparando.
De lo contrario, cada día más argentinos la pasarán peor y el descreimiento colectivo crecerá.
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