Juntos por el Cambio quiere suplantar su debate por un comunicado de proscripción

El problema no pasa por incluir o no a Javier Milei en un comunicado. Nadie necesita decir lo que no es. El problema está en la fuga de votos hacia los sectores liberales ¿Puede la coalición opositora no hacerse cargo de este debate y darle la espalda?

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@marioraulnegri
@marioraulnegri

El problema de la coalición opositora no pasa por incluir o no a Javier Milei en un comunicado. Nadie necesita decir lo que no es. El problema de Juntos por el Cambio está en los votos que tuvo Espert en 2019 y que le impidieron la reelección a Mauricio Macri y que revelaron la fuga hacia sectores liberales. Una fuga que es más profunda ahora. ¿Puede la coalición opositora no hacerse cargo de este debate y darle la espalda?

El comunicado que le cierra la puerta al libertario es otra muestra de la tensión interna no resuelta y un intento de forzar una conclusión que claramente hoy no tiene consenso por una discusión que no está concluida. Pero el otro problema es que esa misma tensión existe y pre existe a esta pelea de cúpulas, en la mismísima base electoral.

El reconocimiento de esa realidad es lo que llevó en la propia Ciudad de Buenos Aires a incluir a Ricardo López Murphy como parte de una ampliación que tuviera en cuenta las demandas de un sector creciente de la sociedad que expresa visiones liberales de la economía y la política. La configuración de un comunicado cuya conclusión ahora se denuncia forzada denota más la ansiedad temprana por clausurar un dilema para preservar posiciones que la voluntad real de un debate sobre políticas que es lo que aún se deben. Es absurda la discusión sobre si Patricia Bullrich lo escribió o no lo escribió.

Hace pocos días el diputado nacional de Juntos por el Cambio Luciano Laspina afirmó que “las ideas que Argentina necesita se parecen a las que impulsa Javier Milei”. ¿Era un réprobo o hay muchos que piensan algo parecido? ¿Acaso no se mostró más a la derecha el propio Rodríguez Larreta en recientes declaraciones? La afirmación de Laspina como la inclusión de Republicanos Unidos, exceden y anteceden a Milei, y denotan un fenómeno más profundo del que también es parte el surgimiento de una figura como la del libertario. Y el reconocimiento de eso también se desprende de las palabras de Elisa Carrió que llamó a dar el debate sobre las ideas de lo que realmente es la libertad en democracia, aunque también planteó reparos sobre si de verdad Javier Milei las encarnaba.

La forma elegida por Juntos por el Cambio parece más destinada a forzar un punto final que a abrir el juego. ¿Por qué el apuro para dejar afuera alguien que ni siquiera abogó por entrar? ¿Es de verdad Javier Milei quien puede romper la oposición o es la indefinición de la oposición o su negativa a considerar los cambios en su base electoral lo que tensan el espacio?

Los vasos comunicantes con Avanza Libertad son tan evidentes que del otro lado de la General Paz lo reflejan los acercamientos con José Luis Espert y en forma mucho más inquietante los evidencian los números de la elección que le quitó las posibilidades de una reelección a Mauricio Macri. Los votos de Espert sumados a los de Juan José Gómez Centurión son los que en definitiva le faltaron para imponerse sobre Alberto Fernández. Eso es un hecho y plantea la cuestión más inquietante ¿Juntos por el Cambio prefiere arriesgarse a un triunfo del kirchnerismo que reconocer las divergencias o nuevas demandas de sus propios votantes? ¿Es realmente Javier Milei quien busca dividirlos o la división ya existe?

Es innegable la afinidad de sectores de la coalición con el ideario liberal, especialmente en el Pro. ¿Se resuelve una tensión de ideas con un comunicado? Más bien parece una forma infantil de cerrarle la puerta a una discusión que existe en la realidad y que internamente busca preservar equilibrios y espacios de poder. La dicotomía entre halcones y palomas fue la primera forma de esta contienda. El comunicado de Juntos por el Cambio no cambiará nada de lo que ya pasa en la calle. ¿Cuánto están dispuestos a escuchar a la calle?

Las encuestas que comienzan a medirlo lo demuestran claramente. El sector al que más votos le carcome el espacio de Milei es Juntos por el Cambio, aunque también existe una sangría en otros sectores disímiles del arco ideológico que tiene que ver más con el descreimiento y la indignación frente a la clase política que con cuestiones de políticas.

Lo que algún analista define como “el centro rabioso” que atrae el ciclónico Mieli, terminará obligando a los espacios mayoritarios a extremar sus posiciones para tratar de contener las fugas.

Lo que pasa en Juntos por el Cambio es sintomático del internismo. Es cierto que si una coalición sólo está unida para ganar elecciones, pero no por un programa común lo más probable es que eso estalle a la hora de la gestión. Pero en un contexto en que el kirchnerismo hace retroceder el debate nacional a una fase preconstitucional donde cuestiona a la mismísima república, en sus instituciones básicas, como la división de poderes, o garantías consagradas en la constitución como el derecho a la propiedad, la igualdad ante la ley en materia impositiva, las libertades del individuo frente a los abusos del poder, ¿quién es realmente el adversario? ¿Javier Milei o un espacio que busca romper la república? ¿Debe prevalecer el internismo ideológico si el riesgo es que vuelva al poder el kirchnerismo? ¿Qué debe amalgamar a la oposición? ¿La defensa de la Constitución o un matiz ideológico? ¿No los unió de hecho la defensa de la república?

Cambiemos en sus orígenes sólo pudo bloquear al kirchnerismo mediante la unidad y dejando de lado matices ideológicos. Eso llevó a la conformación de una coalición de centro con tendencia a la izquierda en sectores del radicalismo o la Coalición Cívica. El punto es que hay sectores de la sociedad que no se sienten contenidos del todo por esa oferta y que vieron en el gobierno de Macri políticas más parecidas a las de un kirchnerismo de buenos modales que en el fondo no era capaz de concretar las reformas del Estado que había declamado y mantenía el status quo. Esos votantes reclaman más profundidad en las reformas sobre el tamaño del Estado y los identifica y contiene más la propuesta liberal. Quienes internamente repelen a Milei afirman que también encarna peligrosamente una deriva autoritaria de extrema derecha que no cabe en el espacio con posiciones conservadoras en lo social y lo que Carrió llama el riesgo de “aniquilación del estado”. Milei es un populista de derecha, advierten.

Javier Milei
Javier Milei

La pregunta es si un mero comunicado terminará con una discusión que ya existe en la calle y que concita la atención y el interés sobre todo de miles de jóvenes que llenan los actos del libertario y que no tienen que ver con la indignación sino con un ideario de libertad que les parece mucho más atractivo que un institucionalismo que termine siendo de fondo conservador. ¿Quién ofrece más cambio a los que quieren cambiar de verdad?

“Fui al acto de Milei para tratar de entender qué ven y reclaman los jóvenes que lo siguen que son como mis hijos”, me dijo días pasados una oyente. Esa pregunta, que intenta comprender qué pasa en la sociedad es la que Juntos por el Cambio no puede o no debe negarse a realizar. Los diques de contención tempranos muestran más el miedo a un debate que la voluntad de reconocer cambios en la base electoral.

Si Javier Milei por su capacidad de atraer votos que antes iban sin titubeos a Juntos por el Cambio es un aliado estratégico de Cristina, los sectores de Juntos por el Cambio que se niegan a dar un debate y lo reducen a una persona también lo son. La discusión que se desató luego del comunicado es justamente prueba de ello.

Una declaración no sirve para frenar un debate interno ni el debate de la calle. Tomar el toro por las astas no es una proscripción declarativa sino dar la discusión sobre las demandas de una sociedad harta de los abusos del poder que se disfrazan de estatismo y que profundizan los problemas ya existentes. A más de un año de las elecciones, y cuando los liderazgos internos están lejos de definirse, parece al menos ingenuo pensar que un comunicado puede saldar lo que la política no encare desde sus vehículos reales para construir mayorías, que son definitivamente, los que logran que un líder pueda convencer sobre un destino posible y los esfuerzos que requiere concretarlo.

Juntos por el Cambio quiere suplantar su debate de liderazgo por un comunicado de proscripción. Puede calmar los nervios, pero no resolverá un problema más profundo, que tiene que ver con delinear un destino que los votantes abracen y que devuelva la esperanza sobre un camino de progreso que merezca la pena ser recorrido. Eso no tiene nada que ver con un comunicado, que por su parte corre el riesgo de quedar lleno de firmas de dirigentes y vacío de contenido al mismo tiempo. No es el miedo a otro sino la libre discusión de ideas lo que fortalece los espacios. ¿Juntos por el Cambio las está clausurando en nombre del miedo a Milei?

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