No hay enfermedades, hay enfermos, y nuestra inflación es “la nuestra”

No se trata bien la cura, lamentablemente, a pesar de que no es un fenómeno nuevo

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El Gobierno con las políticas sociales está logrando una barrera a la pobreza. Pero nada hace pensar que logre una barrera contra la inflación (Nicolás Stulberg)
El Gobierno con las políticas sociales está logrando una barrera a la pobreza. Pero nada hace pensar que logre una barrera contra la inflación (Nicolás Stulberg)

Desde los años de la democracia se han aplicado distintos remedios para estabilizar los precios y justamente, los que parecían haber tenido “éxito” estallaron. Más aún, implosionaron por repetición de dosis.

No es que las dosis fueran insuficientes. Es que el remedio era equivocado. Producía iatrogenia. Los “profesionales” a cargo, hasta la fecha, le erran al diagnóstico. Como sabemos cada enfermo es “un caso” y no hay dos iguales, por eso “la clínica” y la “especialidad”. Y por eso las apariencias engañan.

Hay parasitosis que sólo se adquieren en determinados contextos, no muy comunes. Y durante un tiempo “mejoran la apariencia del enfermo”. Por ejemplo, se los observa más en línea que antes de contraerla. Los amigos celebran la mejora de la apariencia. Pero el paciente se está muriendo por dentro. La teoría de la buena pinta como indicador de la buena salud, falla.

La “teoría” inespecífica de los economistas, que no hacen economía política, es decir, situada en tiempo y lugar, impide observar la “realidad”

Eso es consecuencia de que “no hay realidad sin teoría”. Y la “teoría” inespecífica de los economistas, que no hacen economía política, es decir, situada en tiempo y lugar, impide observar la “realidad” que requiere como mínimo de esas dos dimensiones, tiempo y lugar.

Un ejemplo de la abstracción de esas variables es suponer que, en todo tiempo y lugar, la inflación responde a la misma causa y se cura con el mismo tratamiento. No hay enfermedades, hay enfermos. Y nuestra inflación es “la nuestra”.

Un ejemplo de la abstracción de esas variables es suponer que, en todo tiempo y lugar, la inflación responde a la misma causa y se cura con el mismo tratamiento
Un ejemplo de la abstracción de esas variables es suponer que, en todo tiempo y lugar, la inflación responde a la misma causa y se cura con el mismo tratamiento

Los “exitosos” programas antiinflacionarios de las décadas de los 80 y los 90 terminaron con una economía infinitamente peor que la que existía antes. Sin embargo “parecía que andábamos mejor”. Más adelante se lo recordaré.

En economía, en los últimos años, “la clínica”, que es “la economía política”, ha caído en desuso y se insiste en tratar a los enfermos, en este caso a la inflación, con “métodos universales”.

Recuerde que al candidato Mauricio Macri, asesorado por “especialistas” lo convencieron que la inflación él la resolvería en cinco minutos. Una declaración de ignorancia supina.

Las opiniones van desde que es un fenómeno monetario, a que es multicausal. Los primeros encararon la “reforma monetaria”, sea el Plan Austral, sea la Convertibilidad, sea la dolarización. Los nombres no modifican la realidad material que la precede.

La multicausalidad es una tautología. Todo es multicausal. Nada en la vida responde a una sola causa

La multicausalidad es una tautología. Todo es multicausal. Nada en la vida responde a una sola causa. Los procesos se encadenan. Con la multicausalidad aclaramos más que con una sola causa. Pero no avanzamos demasiado.

En general se afirma “los países desarrollados” normalmente no tienen inflación. Pero ¿no será que la inflación y con ella todos los desequilibrios macroeconómicos, son la consecuencia de una estructura radicalmente desequilibrada? La Argentina lleva décadas de inflación y ¿será por eso que no crece? O bien la Argentina lleva décadas de estancamiento y ¿será por eso que sufre de estos niveles de inflación? Porque hubo períodos en que a pesar de la inflación la Argentina creció.

La Argentina lleva décadas de inflación y ¿será por eso que no crece? O bien la Argentina lleva décadas de estancamiento y ¿será por eso que sufre de estos niveles de inflación? (Europa Press)
La Argentina lleva décadas de inflación y ¿será por eso que no crece? O bien la Argentina lleva décadas de estancamiento y ¿será por eso que sufre de estos niveles de inflación? (Europa Press)

Hablemos de los últimos años. Los años en que en el mundo entero hubo un apaciguamiento de la inflación. Porque en las décadas anteriores a la instauración de la democracia en la Argentina, la inflación era un mal mundial y en el mundo entero se practicaban las mismas estrategias para moderarla.

En esos años la tasa de inflación de la Argentina, y la de otros países de la región, no era muy superior -digamos el doble- de la tasa de inflación mundial. Pero ese fenómeno se bifurcó. Los países que lograron acrecentar la velocidad del crecimiento de sus economías, al mismo tiempo, lograron aplacar la tasa de inflación.

El país que detuvo su crecimiento, eses es especialmente el nuestro, atraviesa desde entonces el desierto de una inflación que se torna imbatible. El exitoso Plan Austral terminó en hiperinflación. ¿El Plan Austral es la causa del estancamiento -crecimiento cero- de la década de los años 80? ¿O el estancamiento de los años ochenta termina en la explosión de la hiperinflación?

El exitoso Plan de Convertibilidad terminó en hiper desempleo y magnitud aterradora de la pobreza. Y dado que durante toda esa década, en la que el Estado se deshizo de sus empresas deficitarias, la economía creció, pero al ritmo que lo hacía la deuda externa, el final del ciclo - conducido por la misma persona que lo había diseñado, el padre de la criatura -, fue una implosión aterradora.

Todo lo que la Convertibilidad había venido a instalar, la cultura de las finanzas libres y la economía hiper abierta, terminó en un colosal atraso cambiario, fuga de dólares, cierre de bancos, racionamiento monetario. Y -además del hiper desempleo y pobreza- la economía cayó en un pozo del que aún no ha logrado emerger.

Tenemos que preguntarnos cuándo y porqué, comenzó una estructura económica para la deuda externa y para la pobreza. Porque ambas dependencias financiera y social tienen la misma fecha de origen y el mismo modelo de creación.

Deuda y pobreza son las dos ruedas que motorizan la inflación en la Argentina

El Austral y la Convertibilidad fueron dos reformas monetarias, dos alquimias de escritorio, estupendas originalidades para los papers profesionales, que terminaron en fracasos aterradores.

El Austral y la Convertibilidad fueron dos reformas monetarias, dos alquimias de escritorio, estupendas originalidades para los papers profesionales, que terminaron en fracasos aterradores

La hiper (inflación) de “Alfonsín- Menem” terminó en saqueos. Y la hiper (desempleo) de “Menem – De la Rúa” terminó en saqueos.

El intendente de la Ciudad de la Plata, que parece postularse como candidato a gobernador de la provincia de Buenos Aires, hace unas horas alertó el temor a los saqueos. Si bien se trata de una colosal irresponsabilidad, nos recuerda como terminan las políticas antiinflacionarias equivocadas. Sí, la carrera inflacionaria habilita a pensar a algunos que estamos en el terreno de esos peligros que derivan de la hiper (sea inflación o pobreza).

Tenemos que preguntarnos cuándo y porqué, comenzó una estructura económica para la deuda externa y para la pobreza. Porque ambas dependencias financiera y social tienen la misma fecha de origen y el mismo modelo de creación (Franco Fafasuli)
Tenemos que preguntarnos cuándo y porqué, comenzó una estructura económica para la deuda externa y para la pobreza. Porque ambas dependencias financiera y social tienen la misma fecha de origen y el mismo modelo de creación (Franco Fafasuli)

El Gobierno con las políticas sociales está logrando una barrera a la pobreza. Pero nada hace pensar que logre una barrera contra la inflación. Simplemente porque, aun con el discurso de la multicausalidad, ignora que si no nos planteamos un consenso enorme por su magnitud y su vocación para el desarrollo, no hay contexto para lograr el reequilibrio estructural de la economía. El antídoto contra la inflación es el crecimiento porque el crecimiento erosiona la pobreza. No es al revés.

La situación presente es la de una carrera en la que la política corre desde atrás a la inflación, ésta se asusta y acelera. Por ejemplo, la última declaración de la CGT transita ese camino. Lógicamente propone apurar las convenciones colectivas. Es decir -con lógica- quiere correr a la misma velocidad que la inflación, pero al correrla desde atrás, la asusta. El Gobierno preocupado con razón por las carencias de los sectores postergados, también apunta a alcanzar la inflación repartiendo recursos.

El antídoto contra la inflación es el crecimiento porque el crecimiento erosiona la pobreza. No es al revés

No está mal reclamar salarios reales. No está mal compensar con transferencias las pérdidas reales de los que no tienen salarios porque no pertenecen al sistema formal que funciona con convenciones. Nada de eso está mal. Pero si “la política” es sólo eso, entonces es correr de atrás a la inflación. Y no hay manera de alcanzarla. Porque si es corrida, la inflación se escapa.

El Gobierno, porque es el responsable, debe convocar a un gran consenso, acuerdo, con las fuerzas políticas, económicas y sociales y diseñar un programa que priorice el crecimiento por la inversión y el empleo. Ejemplos hay muchos. En todos primó el coraje. La visión de largo plazo. El liderazgo programático.

Es cierto, no lo tenemos, pero por eso mismo deberíamos intentarlo. Es decir Fernández debería intentarlo.

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