En el transcurso de los últimos 20 días se empezó a ver escasez de gasoil para abastecer el campo, el transporte en general y dificultades manifiestas para conseguir gas natural por parte de algunas industrias. Desde el Gobierno, las autoridades reguladoras y las propias empresas productoras y comercializadoras explicaron cuáles fueron las razones de esta falta y explicaron cuáles son las medidas que van a tomar para evitar que este problema se repita.
Sin embargo, analistas, consultores y desde la propia industria en general esperan un período que se extiende desde abril hasta noviembre de escasez de suministro, tanto de combustibles líquidos como de gas natural y de energía eléctrica.
El escenario se presenta complicado desde varios aspectos que abarcan toda la cadena de valor de la energía, desde las compañías productoras que están obligadas a comercializar su petróleo a un valor sensiblemente menor al del mercado internacional y la imposibilidad de poder evacuar mayor cantidad de gas natural debido a restricciones de transporte, hasta las empresas comercializadoras y distribuidoras que se ven imposibilitadas de acceder a mayor cantidad de gas natural para ser entregada a sus clientes, tanto industriales, comerciales y GNC y, eventualmente, residenciales.
El panorama no es alentador, desde las operadoras manifiestan que están imposibilitadas de abastecer la totalidad de la demanda interna de gasoil debido a que no les es económicamente viable volcar toda su producción al precio regulado.
De la misma manera, debido a la invasión de Rusia a Ucrania, los precios del diesel están tocando récord. En Estados Unidos el precio promedio vendido a nivel minorista superó los USD 5 por galón por primera vez; en el Reino Unido, tocó el miércoles un récord de 1,76 libras por litro (USD 2,30); y en Brasil el precio minorista promedio alcanzó un récord de 5,73 reales (USD 1,11) por litro, según la Agencia Nacional de Petróleo, Gas y Biocombustibles.
Debido a la invasión de Rusia a Ucrania, los precios del diesel están tocando récord
Con los precios al alza son varios los países, tanto importadores como exportadores de gasoil, que están comprando y reteniendo los stocks dentro de sus fronteras. Un caso que llamó la atención la semana pasada fue el de Arabia Saudita, un habitual exportador de gasoil. La petrolera Saudi Aramco lanzó un tender para comprar entre 1,2 y 4,6 millones de barriles de gasoil. En China el gobierno solicitó a las petroleras suspender las exportaciones de naftas y de gasoil.
Brecha de precios
YPF informó que importará 250.000 m3 de gasoil que volcará al mercado entre abril y mayo. Además, el mayor jugador del mercado de combustibles con una participación cercana al 60%, anunció que “sumará 150 millones de litros de gasoil importado antes de fin de mes y 100 millones de litros durante la primera quincena de mayo. Se encargará del transporte hacia la Argentina. Esta operatoria presenta varios problemas, pero el que más se destaca es que debe abonar a precio de mercado spot el combustible importado, venderlo a un precio menor en el mercado interno, sumado a que en este momento no existe suficiente capacidad de almacenamiento en puertos ni en todo el transporte para hacerlo llegar a los centros de consumo.
El problema para YPF -y para el resto de las refinadoras como Shell (Raizen), Axion Energy y Puma (Trafigura)- es que la comercialización del combustible importado en el mercado doméstico es a pérdida. Se estima que por cada cargamento de 50.000 m3 de gasoil grado dos que se importa y se revende en el canal mayorista del agro, que hoy supone un precio de venta de $135 por litro, se pierden a razón de USD 15 millones. Es decir que, si comercializaran los 250.000 m3 importados a clientes del sector agropecuario, YPF perdería unos USD 75 millones. Si parte de ese combustible se destina también a la cadena de minorista (automovilistas particulares), la pérdida sería todavía mayor y se ubicará por encima de los 100 millones de dólares.
Esta situación es insostenible a lo largo del tiempo: o bien el Gobierno aumenta los precios o la escasez se prolongará hasta tanto se acomoden las variables. Y en ese caso, también se deberá tener en cuenta el impacto en los valores relativos de los productos y su repercusión sobre los índices de inflación. Empresas y consumidores poco pueden hacer frente a esta situación.
O bien el Gobierno aumenta los precios o la escasez se prolongará hasta tanto se acomoden las variables
En el caso del gas natural la problemática se repite, la demanda es superior a la oferta, en consecuencia, Argentina debería importar una cantidad cercana a 70 barcos GNL a un precio 400% superior a lo presupuestado en 2021, problema no menor desde dos aspectos: 1) el impacto que tiene sobre las arcas del Tesoro Nacional; y 2) las dificultades que se manifiestan para conseguir esos cargamentos, frente a la demanda sostenida por parte de los países de la Comunidad Europea.
Se estima que para los próximos meses que las industrias deberán pagar un valor cercano a los 10 dólares el millón de BTU, en el caso que puedan asegurarse un abastecimiento en firme y que el vendedor realmente se los entregue en tiempo y forma.
Desde las asociaciones de grandes consumidores de gas natural se manifiesta que indefectiblemente se tendrá que recurrir a paradas de planta y renegociación de los precios de salida de sus productos. Si la situación se agrava, se podría llegar a repetir la reducción de presión en el segmento residencial ocasionando problemas para los consumidores finales.
El atraso en los precios de las tarifas de energía eléctrica y gas natural sumado a las restricciones que se avecinan no ayudan a un desarrollo de la industria energética en general n del sector industrial en particular. Las autoridades de la Secretaría de Energía tienen la última palabra y deben solucionar este problema, que tanto propios como ajenos sabían que iba a suceder.
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