A partir del acuerdo con el FMI, el Banco Central de la República Argentina (BCRA) se debe comprometer a mejor la transmisión de política monetaria con medidas como la acumulación de reservas, financiamiento monetario, mejora sobre el sistema de encaje legal y debe virar hacia una tasa de interés real positiva.
La aceleración inflacionaria (último dato de inflación de febrero fue de 4,7%) es uno de los principales detonantes que se encuentran presionando sobre el aumento de la tasa de interés, siendo esto un tema sumamente álgido para el gobierno. Si hacemos un recorrido histórico, se puede ver que la tasa de política monetaria (TPM) estuvo estable en 38% durante todo el 2021. Luego se corrigió este dato por lo cual se generaron tres aumentos: el primero fue en un 40%, después en un 42,5% y el último fue una suba de 200 puntos básicos lo cual elevó la tasa a 44,5 por ciento.
El aumento de la Tasa de Política Monetaria, tiene una correlación directa tanto sobre el nivel de ahorro como en los créditos personales. Por ejemplo, en el caso de los plazos fijos, vemos que actualmente se encuentra con una tasa nominal anual de 43,5%, mientras que las tasas de interés de los préstamos personales se encuentran en un valor del 59 por ciento.
Todos estos intereses directos generan efectos sobre el ahorro de las familias, ya sea en forma de depósitos (en cuentas corrientes, caja de ahorros o plazos fijos) o en préstamos personales. Con un 43,5% de tasa, el rendimiento mensual es de 3,6% aún por debajo de la inflación mensual. Sin embargo se espera que los niveles y volumen de operatoria en plazos fijos aumenten. Por el lado de la moneda se encuentran los préstamos personales que actualmente al tener una tasa del 59% y un costo financiero por sobre el 75%, este aumento generará un golpe directo en los nuevos intereses, así como los refinanciamientos de los saldos de las tarjetas.
Aquellos que tengan deuda de tarjeta de crédito y realicen el pago mínimo la tasa nominal anual (TNA) que pueden cobrar los bancos, se incrementó 200 puntos básicos, pasó del 49% al 51% en un momento donde el stock de deuda en tarjeta por parte de las familias argentinas ha crecido. Por su parte, la Tasa Efectiva Anual, es decir el interés compuesto a lo largo de 12 meses es del 64,8 por ciento. Traducido implica que las familias que elijan pagar por fuera de los planes con cuotas sin interés o no pague el resumen total de tarjeta y refinancien el saldo restante tendrán un mayor costo de endeudamiento.
El nivel de depósitos a plazo es de 5.768.654 millones de pesos, mientras que la cantidad de préstamos a entidades financieras es de 4.768.342 millones de pesos, generando así una brecha sumamente diferenciada debido al impacto de la tasa de interés. La suba de tasas incrementará estos niveles de depósitos y eso es lo que se busca en un contexto de caída de la demanda del peso argentino debido al incremento de la inflación.
Con un 43,5% de tasa, el rendimiento mensual es de 3,6% aún por debajo de la inflación mensual
Con estas nuevas tasas para aquel que coloque un plazo fijo por $100.000 estaría recibiendo un rendimiento anual de $43.500 por la TNA (Tasa Nominal Anual) del 43,5% y de $53.300 por la TEA (Tasa Efectiva Anual) del 53,3 por ciento.
Los créditos otorgados al sector privado no financiero cómo porcentaje del PBI al compararlos con países como Brasil, Chile o Colombia, están por debajo con los nuevos aumentos. Se espera que esta situación también impacte más aún si una familia o una pyme deciden tomar un préstamo para pagar deudas o emprender algún negocio. Es decir, al final de cuentas el efecto es dual tanto para el ahorro de las familias como para los préstamos personales. Saber cuál de los dos efectos duales impacta más, dependerá del movimiento que el BCRA vaya realizando en el tiempo.
Sin embargo, aún hay tasas subsidiadas. La tasa de Inversión para Capital de Trabajo subió de 41% a 43% con un fuerte subsidio aún para las Pymes que deseen tomarlas. Por su parte, la tasa para inversiones productivas pasó de 30 a 35 por ciento.
Los créditos otorgados al sector privado no financiero cómo porcentaje del PBI al compararlos con países como Brasil, Chile o Colombia, están por debajo con los nuevos aumentos
En conclusión, cada instrumento que utilice el Gobierno para alcanzar las metas fiscales, monetarias y de solvencia financiera, tendrá efectos cruzados en la economía, ya que cada uno de estos impactaría sobre los agentes del mercado. La tasa de interés es uno de los instrumentos de política monetaria que debe estimular y fortalecer la moneda nacional para evitar que los pesos sobrantes corran detrás del tipo de cambio, y así evitar una aceleración inflacionaria. A su vez, el gobierno decidió cerrar los ojos ante el efecto cruzado que está generando el aumento de la Tasa de Política Monetaria ya que, al hacer esto lograrán desalentar la adquisición de créditos personales perjudicando así directamente a las familias. Para muchas de ellas estos créditos son su herramienta clave de financiamiento para cubrir lo que el salario e ingresos de los argentinos no alcanzan a cumplimentar para tener un nivel de vida que permita hacerle frente a las consecuencias de la inflación.
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