Cuando todo parecía estar enfocado en planes de inversión que normalicen la situación en el mediano plazo, un nuevo enemigo aparece, la guerra entre Rusia y Ucrania está afectando seriamente el costo de materias primas. ¿De qué hablamos? Los grandes fabricantes temen que esto afecte las cadenas de suministros que dependen de componentes y materias primas básicas poco conocidas y que Rusia provee al mundo entero, se trata del gas neón y el paladio, ingredientes importantes para fabricar semiconductores.
El hecho es que Rusia y Ucrania producen entre el 40% y el 50% de neón que se utiliza en láseres que ayudan en el diseño de semiconductores, y aproximadamente el 37% de la producción mundial de paladio proviene de minas rusas, este metal se usa en chips de sensores y ciertos tipos de memoria informática.
Con una guerra que aún no se sabe cuándo finaliza y las consecuencias de las restricciones económicas y financieras que las grandes potencias del mundo están imponiendo, se estima que esto impactará sin dudas causando retrasos en los envíos, elevando los precios y empujando a los fabricantes a buscar otras fuentes de suministro, posiblemente en Sudáfrica.
Rusia y Ucrania producen entre el 40% y el 50% de neón que se utiliza en láseres que ayudan en el diseño de semiconductores
Aunque la situación actual no es buena, se espera que la guerra no tenga un impacto a corto plazo en la cadena de suministro gracias al almacenamiento de materias primas y la adquisición diversificada que pueda existir en una primera etapa.
Los famosos semiconductores se han convertido en el combustible principal para que prácticamente todas las industrias puedan operar y así abastecer un mercado de consumo mundial que no deja de crecer. La crisis de semiconductores aún no termina y seguirá profundizándose durante los próximos dos años, producto que aún no se llega a aumentar la capacidad de fabricación y una guerra que no termina, donde sus principales actores son proveedores de dos componentes fundamentales en la producción de microchips.
Las empresas que desarrollan y fabrican se han convertido en expertos malabaristas de este gran circo que hoy tiene en vilo a todo el mundo. La búsqueda de nuevos proveedores asiáticos y de EEUU, que aún manejan parte del stock remanente con precios que no dejan de crecer, sumada a la incertidumbre de fechas de entregas por parte de las fábricas, son algunos de los tantos problemas que día a día van mutando en este “sálvese quien pueda”. Parece caótico, ¿no? Y lo es, porque se avecinan para este año 2022 más desafíos para resolver por parte de los fabricantes de productos terminados.
La peor crisis se observa en los fabricantes de automóviles más grandes del mundo que han tenido que cerrar y recortar la producción
La escasez mundial de microcontroladores ha tenido efectos de gran alcance en la fabricación y el crecimiento económico de muchas compañías. Pero sin dudas, la peor crisis se observa en los fabricantes de automóviles más grandes del mundo que han tenido que cerrar y recortar la producción debido a la falta de semiconductores necesarios para el normal funcionamiento del vehículo, ocasionando pérdidas de miles de millones de dólares debido a la demora en las entregas, a pesar de la fuerte demanda. Los fabricantes de automóviles se están preparando para un dolor de cabeza prolongado, los tiempos de espera de semiconductores se han alargado y los precios han subido.
Este déficit de microcontroladores también se ha extendido a la industria de la seguridad que se encuentra en tasas de crecimiento sostenidas año a año. Cadenas de producción que se interrumpen provocando demoras en las entregas y aumento de precios en los productos finales.
¿Cómo se está resolviendo esta gran crisis?
Los fabricantes de semiconductores alrededor del mundo comenzaron una carrera sin precedentes para aumentar la capacidad de producción. Pero los millones de dólares que se están invirtiendo aún no están dando sus frutos. Las plantas no comenzarán la producción en masa por lo menos hasta el 2024.
Este déficit de microcontroladores también se ha extendido a la industria de la seguridad que se encuentra en tasas de crecimiento sostenidas año a año
La guerra geopolítica aumenta las apuestas para que los gobiernos, en particular en Estados Unidos y Europa, reduzcan su dependencia de los proveedores asiáticos y esto ha desencadenado una ola de inversiones récord en microprocesadores y ha llevado a los gobiernos a ofrecer incentivos financieros para asegurar estas nuevas fábricas.
Se proyecta que los fabricantes globales de chips destinarán USD 146 mil millones totales en gastos de capital este año, aproximadamente un 50% más que antes de que comenzara la pandemia y el doble del nivel de hace solo cinco años, según la consultora Global Gartner.
Conclusión
No es difícil concluir que sin microprocesadores se ralentizará la velocidad de avances en la economía mundial y una sólida inversión de capital será clave para garantizar que la recuperación de abastecimiento se mantenga firme en los próximos dos años. Mientras tanto, tendremos que aguardar la normalización de la situación, seguir resistiendo algunos aumentos de precios, administrar las demoras en las entregas y aguardar que la problemática en la logística mundial se regularice bajando nuevamente algunos costos que hoy están impactando negativamente en los precios de los productos terminados.
Por su parte, los compradores deberán estar atentos a la evolución de la crisis mundial durante este año, trabajar con stocks planificados y tener en cuenta los posibles incrementos de precios que puedan suceder durante el 2022.
Sin dudas, el camino es acompañar la crisis minimizando lo más posible el impacto negativo que pueda ocasionar en cada negocio teniendo en cuenta una guerra inesperada entre Rusia y Ucrania que nadie sabe cómo terminará y los efectos colaterales que se suman y profundizan esta crisis.
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