¿Hay futuro en la Argentina para los servicios basados en el conocimiento?

En los últimos años las exportaciones argentinas originadas en la economía del conocimiento evidenciaron un retroceso que contrasta con la expansión del sector en el resto del mundo

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Los servicios basados en el conocimiento (SBC) son actividades que utilizan el capital humano y la tecnología para la generación de valor. Esta categoría comprende servicios jurídicos, contables, administración, consultoría, arquitectura, ingeniería, publicidad, marketing, software, servicios de informática, audiovisuales, licencias de uso de propiedad intelectual, entre otros.

Los SBC se destacan entre las actividades de mayor crecimiento a nivel mundial: entre 2006 y 2020 su participación en el comercio global pasó de 6,9% a 11,1%. Diversos factores explican este desempeño. Primero, se destaca la posibilidad de prestación remota facilitada por el desarrollo y aumento de disponibilidad de internet de alta velocidad y acelerada en el marco de la pandemia. Segundo, el cambio tecnológico también favorece la transformación digital, el surgimiento de nuevos SBC y la disolución de la frontera entre los bienes y los servicios (productos físicos que se convierten en digitales y/o se consumen as-a-service). Tercero, existen un proceso de “servicificación” de los bienes mediante el cual los SBC juegan un rol protagónico en todas las etapas de la cadena de valor. Por ejemplo, si pensamos qué define el precio de un smartphone notaremos que la mayor parte no se explica por los componentes físicos sino por intangibles como el diseño, el software, la investigación y el desarrollo, el marketing y los derechos de propiedad intelectual.

El cepo y la brecha cambiaria son, sin lugar a dudas, la principal limitación para el despegue de las exportaciones de servicios basados en el conocimiento

La Argentina no estuvo exenta de esta tendencia y los SBC se convirtieron en uno de los principales complejos exportadores, disputando el tercer puesto con el sector automotor (el primero es el oleaginoso y el segundo el cerealero). Los SBC también se destacan por su contribución a la generación de divisas (el comercio ha sido superavitario de manera ininterrumpida desde 2005), la creación de empleo de calidad y el aporte al desarrollo regional, con más de 30 clusters de en todo el país.

Sin embargo, en los últimos años las exportaciones argentinas de SBC evidenciaron un retroceso que contrasta con la expansión del sector en el resto del mundo. Si bien en 2021 volvieron a crecer (14%), aún no recuperan el nivel previo a la pandemia y se encuentran 9,9% por debajo del máximo histórico de 2017.

La Argentina cuenta con algunas ventajas para la exportación de SBC como la disponibilidad de capital humano a costos relativamente competitivos y la similitud horaria, cultural e idiomática con gran parte del continente americano. A pesar de ello, los SBC se encuentran por debajo de su potencial debido al contexto macroeconómico y regulatorio adverso que frena las inversiones necesarias para el desarrollo del sector.

En Uruguay y Costa Rica, dos economías de la región que se destacan por el buen clima de inversión y los incentivos específicos, las exportaciones de SBC en términos per cápita equivalen, respectivamente, a 4 y 6,5 veces las de Argentina

El cepo y la brecha cambiaria son, sin lugar a dudas, la principal limitación para el despegue de las exportaciones de servicios basados en el conocimiento. Aunque esto afecta a las ventas externas de todos los sectores, las empresas de servicios cuentan con mayores herramientas para relocalizar sus operaciones en el exterior y/o eludir los controles, por lo cual el efecto de las restricciones cambiarias tiende a ser más notorio y contrarresta otros incentivos como el régimen de promoción de la economía del conocimiento. En este contexto, en 2021 los SBC representaron 7,4% de las exportaciones argentinas, la menor participación de los últimos 7 años.

Los SBC se mantendrán entre las actividades con mejor desempeño a nivel global durante los próximos años y muchos países -entre ellos varios de América Latina- están realizando grandes esfuerzos por aprovechar ese escenario favorable. Por ejemplo, en Uruguay y Costa Rica, dos economías de la región que se destacan por el buen clima de inversión y los incentivos específicos, las exportaciones de SBC en términos per cápita equivalen, respectivamente, a 4 y 6,5 veces las de Argentina. ¿Hasta cuándo vamos a dejar pasar la oportunidad?

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