
Nadie se ocupa. Todos prometen cambios en la actualización de escalas y topes para el pago del impuesto a las Ganancia de los Autónomos. Es el régimen de responsable inscripto anti-emprendedor. Quién ingresa en esa selva tributaria tiene 3 caminos: se funde, no crece o no se desarrolla. Se prometió una ley especial para el régimen. Nada sucedió. Ni siquiera hubo proyecto de ley. La oposición prometió que si los votaban en las últimas elecciones legislativas harían cambios. Nada ha sucedido.
La inequidad tributaria genera disparidad de acuerdo al régimen laboral en que un trabajador se encuentre. Esto determina cuánto va recibir mensualmente. Tomemos el caso de un Autónomo que cobro por honorarios profesionales $74.000 pesos mensuales (cifra que viene de la diferencia de entre los honorarios y gastos). Este último valor es llamado el “Resultado impositivo”, del cual finalmente después de deducciones se determinará el impuesto anual. En el caso que este profesional sostenga a una familia tipo según el último dato de Indec la Canasta Básica Total (CBT) es de $78.624. Es decir este autónomo no cubre las necesidades básicas.
Si comparamos la situación de un autónomo y un trabajador en relación de dependencia que ganan $225.000 por mes ($2.640.000,00 al año) para el mismo ingreso al final del mes recibirían distintos pagos debido a que tienen un trato diferencial impositivo. Ante el mismo nivel de ingresos la persona en relación de dependencia sin riesgo alguno se encuentra en una posición más favorable a la hora de pagar impuestos. En 2021, un Autónomo comenzaba a pagar Ganancias a partir de $64.532 y ese mismo año se legisló para que un 1 trabajador en relación de dependencia comience a pagar a partir de los $225.000 por mes.
Al comparar un Monotributista versus un Autónomo en sus distintos formatos, como lo son un director de sociedad, profesional, entre otros que perciban anualmente ingresos por $3.200.000, estos aportarán, por ejemplo, siendo un director de sociedad, un impuesto fijo mensual de $22.968,62, además de Ganancias, ingresos brutos, IVA y adicionalmente tienen mayores cargas administrativas con el fisco, ya sea nacional o provincial. Es decir, al mismo nivel de ingreso, el Monotributista pagará $16.114 y el Autónomo director de sociedad, unos $22.968, más 35% de impuesto a las Ganancias, 21% de IVA, 3% de Ingresos Brutos, más otros impuestos nacionales o provinciales. Una verdadera condena emprender en Argentina con el deseo de producir más y crecer en este país.
Para el caso de un Autónomo que gana mensualmente $300.000 por mes ($3.600.000,00 al año), es decir un 20% más que en nuestro caso 2 este tributará por la ganancia adicional al año un impuesto por $779.686,42, mientras que una persona física en relación de dependencia con un sueldo anual de $3.600.000 incluyendo aguinaldo tributara sólo $315.000,00. Este es otro claro ejemplo como el tratamiento impositivo no es solo distorsivo porque no siempre mayores ingresos reflejan ganancias en términos reales, sino que el tratamiento diferenciado para los aportantes solo incentiva a la informalidad.
Sin lugar a dudas el régimen del autónomo es complicado y distorsivo. La retención por categorías de ingreso, hace que los contribuyentes tengan que ser más creativos en no caer por un mínimo de aumento nominal en la próxima categoría con una alícuota mucho más alta. Por ejemplo, en el caso de un ingreso anual de $3.200.000,00 de un Monotributista versus un ingreso de $1.000.000 de un autónomo, este último pagaría un 35% en impuesto a las ganancias por el excedente como mostramos en el cuadro de abajo. Es decir que para 2021 a partir de $1.000.000, un trabajador autónomo paga 35% de ganancias cuando un trabajador en relación de dependencia con un ingreso mensual de $277.000 obtiene un ingreso anual de $3.600.000, incluyendo el aguinaldo. Recién ahí pagará $315.000 de impuesto. Es decir casi cuadriplicando los ingresos de un autónomo recién se verán sujeto al pago del impuesto en forma considerable.
Es importante recordar que una economía de mercado trabaja a través de los incentivos, ya sean positivos o negativos, y abstraer este concepto al mercado laboral “enmarañado” de regímenes y categorías que al mínimo aumento nominal pagas la alícuota más alta, la diferenciación tributaria entre mismos trabajadores y la superposición impositiva en los tres niveles del Estado, hace que girar hacia la informalidad sea el mejor negocio para un profesional, ya que al final del día es la desigualdad tributaria ante un mismo nivel de ingresos sea la regla y no la excepción.
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