Diplomacia interna para lo que queda del gobierno de transición

En los amontonamientos debe recurrirse al arte de conceder. Y es la diplomacia interna el instrumento que puede rescatar a Alberto. Le queda poco más de un año de gobierno de transición

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La vicepresidenta Cristina Kirchner junto
La vicepresidenta Cristina Kirchner junto al presidente Alberto Fernández

1.- País psiquiátrico

En el país psiquiátrico corresponde la calma racional de la diplomacia interna. Turno del apaciguamiento.

El amontonamiento del Frente de Todos contiene dos bandos que se movilizan por la pasión de confrontar.

Se ventilan datos psiquiátricos: a Alberto, El Poeta Impopular, no le responde el teléfono ni el secretario de La Doctora.

Otro dato alude a la euforia después de la votación del Senado. Alberto irradia irresponsable alegría.

Lo deleita la derrota de La Doctora, causante exclusiva de su existencia política.

Circulan ideas impunes transformadas en expresiones de venganza. “Pisar” los fondos para la provincia del pecado.

“Se acaba la guita para Axel, no ve un mango más”.

Axel, El Gótico, había alentado al diputado orgánico para que aceptara modificar el voto por pedido de La Doctora.

En efecto, Daniel Gollán, Platita, pasaba de fundamentar el apoyo a abstenerse.

“Si lo pide ella hay que hacerle caso”, contó Gollán -que le dijo Axel- a otros colegas (que confidencialmente alertaron a Alberto).

“Pero pisar la plata de la provincia por eso es un capricho”.

Por suerte, Alberto no es como Néstor, El Furia, “un duro en el arte de arrugar”.

Alberto es el perverso que “arruga inmediatamente después de decidir”.

Como con Vicentín, Alberto retrocede. Entonces habrá fondos para la provincia del pecado.

También fluirá la plata convertida en leche de pauta para el Grupo Octubre, de Víctor Santamaría, Líder del Peronismo de Consorcio.

Alberto amagó con congelar la leche de pauta por la concepción «machirula» de responsabilizarlo por el voto (en contra) de la señora diputada Gisela Marziotta.

La rigurosa periodista se impone como antecedente legislativo de la señora Carolina Losada, Modelo de Rosario.

Y ambas damas -Marziotta y Losada-, figuran a su vez como antecedentes de la señora Gabriela Cerruti, La Porte Parole, periodista atrevida formada en la Escuela de Telerman, El Barítono.

“Alberto en el fondo es un buen pan de leche, y al Portero no lo quiere c…”, confirma la Garganta.

«El gobierno financia su propio esmerilamiento, paga fortunas en los grandes medios para ser basureado».

Pero el Peronismo de Consorcio se distiende y en el Página 12 adicto impera otra vez el optimismo ideológico cargado de futuro.

Alberto Fernández y el diputado
Alberto Fernández y el diputado Máximo Kirchner

2.- Acicalada en la trinchera del error

“Despojada de su eje, desenfocada”, La Doctora se reduce a fuego lento en el otro bando.

Otro dato psiquiátrico le atribuye “haberse enamorado de Vladimir Putin”.

Al margen del idilio platónico, La Doctora muestra la pérdida de reflejos. Se deja arrastrar por magistrales chambonadas.

Hasta deslizarse por la pendiente del antimperialismo infantil de La (Agencia de Colocaciones) Cámpora.

Fuera del eje, acicalada en la trinchera del error, abroquelada en la Tercera Sección Electoral, La Doctora no asume ninguna equivocación. Diplomacia interna para lo que queda del gobierno de transición como la de haber designado, a través de un tuit, al presidente que hoy supone haberla vencido.

Al extremo de reposar en el delirio de su propio proyecto de reelección, entendido como una manera obvia de manotear, en el desgaste del descenso, atisbos de centralidad.

El gobierno de La Doctora que preside Alberto Fernández ya casi no existe.

Es un paréntesis que se cierra paulatinamente.

Archipiélago de ministerios y de secretarías que se desentienden del conjunto.

La carencia de conducción es abrumadora. El archipiélago se disuelve en cientos de islitas que no forman parte del continente.

El país psiquiátrico no tiene alternativas y los bandos confrontan entusiasmados con el deseo de extinción del otro.

Es el turno de la diplomacia interna. Para interpretar la política del país caótico como el arte de conceder.

Sin La Doctora ni La Agencia, aunque cuente con la simpatía a la distancia de los gobernadores y sindicalistas, Alberto no llega a la esquina de Balcarce e Hipólito Yrigoyen.

Y tanto La Doctora como La Agencia, sin el peronismo real de las provincias, difícilmente pueda superar la instancia triste del «Frepasito tardío».

Una presencia testimonial que no garantiza el manejo de ninguna caja de las que interesa a los baluartes de la Agencia compacta de circuito cerrado (que se come hasta las migas de la panera).

El presidente Alberto Fernández junto
El presidente Alberto Fernández junto a la vicepresidenta Cristina Kirchner y el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa

Archipiélagos

Transcurrieron 27 meses de sex webcam. Se superó la pandemia y se registró un principio de acuerdo con el Fondo que representa, en simultáneo, un acuerdo racional con los amontonados de la oposición que tampoco pasan por un momento esplendoroso.

Juntos mantiene su archipiélago más armado y solo el desperdicio de Todos le facilita la utopía del regreso.

Horacio Rodríguez Larreta, Geniol, parece despertar. Percibe que la presidencia es una aventura posible.

El «establecimiento» lo diseña a Horacio como un proyecto viable.

Aunque se teme que, en semifinales, alcance a capitular ante Mauricio Macri, El Ángel Exterminador.

Para complemento del país psiquiátrico El Ángel construye como una Celebridad incorporada a la erudición del bridge.

El archipiélago de Juntos debe estar pendiente de la climatología para protegerse del tsunami Milei.

El León de la Metro amaga con la psiquiatría de cargarse la casta entera. Crece en consideración política solo por denigrarla.

Si en la isla de PRO se dejan cautivar por el tsunami, enfrentarán la emancipación de las islas del radicalismo «enviagrado».

Entonces el archipiélago de Juntos desborda de tensiones. Confidencialmente sostienen, sueltos de cuerpo, que la señora María Eugenia Vidal, La Chica (Desangelada) de Flores, “entregó la provincia”.

Y se la pretende recuperar a partir de la señora Patricia, La Montonera del Bien, idóneo instrumento del Ángel para correrlo de la gobernación a Diego Santilli, El Bermellón. Y al otro peronista originario, Cristian Ritondo, El Potro.

En Juntos también se impone la necesidad de la diplomacia interna. El arte de conceder para continuar, cuando la ruptura brota como un sendero irresistible.

Epílogo

La diplomacia interna es imprescindible para el amontonamiento de Todos (y en menor medida de Juntos).

En Todos, Sergio Massa, El Conductor, puede postularse para distribuir calmantes, rebajar tensiones con Valiums.

Massa supo destrabar la salida legislativa. Mimó y acarició a los opositores, besó recatadamente a la señora Bregman, Rosa de Luxemburgo, y contuvo la reacción teatral de “los chicos” de la Agencia. En especial de Máximo, El Influencer.

Fue ayudado por Gerardo Morales, El Milagrito, y por Juan Manzur, El Menemcito, que providencialmente apareció con 16 gobernadores que blindaron el laberinto de La Pajarera y del Senado.

El recurso de la diplomacia interna debe ser atendido especialmente por La Doctora, que llega desenfocada, despojada y sin aire al puerto de la historia (y a la puerta de los tribunales, con soluciones demoradas).

Y es la diplomacia interna el instrumento que puede rescatar a Alberto. Le queda poco más de un año de gobierno de transición.

Con la sociedad cansada, pero sin fuerzas para reaccionar. En condiciones ideales de ser -si no gobernada- al menos administrada en bloque en los bordes de la psiquiatría.

El fragilizado gobierno de transición de La Doctora que preside Alberto espera por la formalidad honda de la diplomacia interna.

Y el amontonamiento de Juntos, sin tanto dramatismo, también.

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