El Presidente ya perdió la guerra

Lo que dejó en claro el mensaje del primer mandatario es que nada serio ni consistente se llevará a cabo para intentar reducir los índices de inflación

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El Presidente ya perdió la guerra (Télam)
El Presidente ya perdió la guerra (Télam)

Finalmente y luego de una larga espera hizo su esperado anuncio el Presidente Alberto Fernández. Con algo de retraso y habiendo transcurrido algunos minutos de las 20:30 del viernes, finalmente se conocieron las escuetas palabras del primer mandatario: no sorprendieron, ya que no fueron otra cosa que la nada misma.

El discurso presidencial comenzó de la peor manera: Alberto Fernández “recordó” lo difícil que ha sido en la historia argentina lograr doblegar la inflación. Además dijo que la misma es “multicausal” y que además es una verdadera maldición para los argentinos. Todas las expresiones son falsas: hubo muchos períodos en los cuáles Argentina no ha sufrido los embates de los aumentos generalizados de precios (sería bueno que el Presidente consulte las razones por las que en algún momento no hubo inflación en el país). Además no solo que la inflación obedece únicamente a razones monetarias sino que está lejos este fenómeno de ser una maldición en si mismo: en tal caso es la consecuencia de las políticas nefastas de los diferentes gobiernos que no han dejado de emitir dinero sin ningún freno ni pudor. Tampoco era momento para responsabilizar a Mauricio Macri de todos los males: a veces Fernández no es consciente que lleva 829 días de gobierno, lo que de por sí amerita que debe empezar a hacerse cargo de sus propios fracasos.

Lo que ha dejado en claro el Presidente es que nada serio ni consistente se llevará a cabo para intentar reducir los índices de inflación. Las medidas anunciadas no son más que las que ya han fracaso en el pasado: un “Fondo de estabilización del precio del trigo”, la amenaza de utilizar la “Ley de abastecimiento” en caso que el Presidente lo crea conveniente, más controles de precios y una lucha contra los “especuladores” y “codiciosos”: esa es la propuesta bélica de Alberto Fernández para lo que viene en materia inflacionaria.

Los especuladores a los que el Presidente hace referencia no son más que personas que toman decisiones e intentan sobrevivir en una Argentina gobernada por kamikazes económicos: son personas que solo quieren escapar de la política, que lo único que pretende es quedarse con todo su esfuerzo

Lo había anunciado con una frase que a muchos nos había hecho esperar el anuncio con cierta ansiedad: “El viernes comienza la guerra contra la inflación” deslizó luego de conocerse los datos del INDEC en relación a lo ocurrido en materia inflacionaria durante febrero pasado. Aquí estamos, ante otro discurso absolutamente vacío de contenido que no deja más que la terrible sensación de saber que el problema inflacionario al menos por ahora no va a ser resuelto ni atacado con cordura.

Los especuladores a los que el Presidente hace referencia no son más que personas que toman decisiones e intentan sobrevivir en una Argentina gobernada por kamikazes económicos: son comerciantes, pymes, supermercados, transportistas, productores, exportadores, importadores, cuentapropistas, emprendedores y grandes empresarios que solo quieren escapar de la política, que lo único que pretende es quedarse con todo su esfuerzo. Estos “especuladores” son los mismos que en los años 90 en plena vigencia de la Ley de Convertibilidad no aumentaban sus precios ni “se abusaban” de la gente. Alberto Fernández debe estar convencido que en tantos años esos “especuladores” ya no son los que eran en aquellos tiempos de estabilidad.

El Presidente acaba de perder la guerra justo en el mismo momento en que anunció las armas que iba a utilizar para su lucha. Por desgracia nuevamente hemos perdido todos.

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