Crónica de un fraude electoral en una democracia estable

El hecho de que más de medio millón de votos estuvieran perdidos y que fueran en su mayoría de partidos de oposición, dejan un sin sabor que siembra dudas sobre las garantías

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Kits electorales de las elecciones del pasado 13 de marzo. (Colprensa - Camila Díaz)
Kits electorales de las elecciones del pasado 13 de marzo. (Colprensa - Camila Díaz)

Desde hace meses se ha sembrado con cuidado la narrativa en la que dicen que las elecciones podrían ser “robadas”, dicha narrativa pulula las redes y se fortaleció con la respuesta de Gustavo Petro ante la pregunta sobre si aceptaría los resultados en caso de perder. Su respuesta fue: “si no hay fraude, sí”.

Puede parecer incendiaria, pero también está fundamentada en el miedo real que tiene la izquierda de que en caso de ganar no se le respeten sus resultados. Nunca han podido gobernar el país y sólo hasta hoy, tienen una posibilidad real de triunfo. Ese miedo que sienten es directamente proporcional al que generan en las clases tradicionales que siempre han gobernado.

Colombia es un país difícil de entender pero sobre todo es una narrativa compleja, no en vano ha soportado un conflicto interno sangriento y, sin embargo, es la democracia más estable de Latinoamérica, donde las dictaduras han brillado por su ausencia.

El anuncio de que 29 mil mesas que habían sido escrutadas el pasado 13 de marzo no tenían registro de votos por el Pacto Histórico, la lista más votada de estas elecciones, generó pánico entre unos y otros. Las instituciones no pasan por su mejor momento, según todas las encuestas, están mal calificadas y ante tal desconfianza y los permanentes escándalos de corrupción, no es raro que se piense siempre lo peor.

Sin embargo; si algo ha demostrado está crisis es que el sistema funciona, pues ante el anuncio de los líderes del Pacto Histórico, todo el sistema se puso a prueba en el escrutinio y los votos aparecieron, no sin antes, dejar dudas y preocupaciones.

El hecho que más de medio millón de votos estuvieran perdidos y que fueran en su mayoría de partidos de oposición, dejan un sinsabor que siembra dudas sobre las garantías electorales. Parece que la tarjeta de reporte de los votos conocido como formulario E-14 está mal diseñada y el software tiene fallos serios.

Para rescatar, que las irregularidades fueron corregidas en tiempo récord y que la presión pública rindió sus efectos. También que el problema se dio en los tarjetones confusos de Senado y Cámara y no en los de consultas que son similares a los de los próximos comicios del 29 de mayo.

Lo perverso: La actuación del gobierno nacional para decretar el primer día sin IVA del año precisamente el viernes antes de elecciones. Según parece, surgió como una medida para que el elector fuera a votar pensando en que las cosas van bien.

En serio no se entiende qué genio propuso este adefesio que encareció la democracia, pues la consecuencia fue que la pauta en redes sociales, radio y televisión se fue por las nubes, porque ya no sólo competían con los otros candidatos, sino también con todo tipo de comercios que querían incentivar sus compras, el resultado: Los precios de la pauta se fueron a las nubes, he hicieron que sólo fueran visibles los de siempre y lo más perjudicados: las propuestas alternativas. Muy mal para la democracia, pero sobre todo para el gobierno que toma estas decisiones, quizás por esto y todo lo anterior es que sale tan mal valorado.

*Catedrático de la Facultad de Estudios Internacionales, Políticos y Urbanos de la Universidad del Rosario.

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