China: menos impuestos, más inversiones

Un análisis del programa esbozado por el Primer Ministro local Li Keqiang por medio del cual reafirmó el proceso de reforma y apertura de la economía

El Primer Ministro de China, Li Keqiang (REUTERS/Carlos Garcia Rawlins)

El informe del Primer Ministro del Consejo de Estado de China, Li Keqiang, presentado ante la Asamblea Popular Nacional el 5 de marzo, reafirmó el proceso de reforma y apertura de la economía. Más allá de las reiteradas referencias al liderazgo del “Comité Central de Partido que tiene en su centro al Camarada Xi Jinping” o su pensamiento sobre “el socialismo con características chinas para una Nueva Era”, el documento cita la disminución de impuestos, incentivos para empresas, importancia del mercado y promoción del primer empleo para alcanzar el objetivo de un crecimiento del PBI del 5,5% en este año.

El escrito sostiene que la mayor parte de las inversiones provienen del sector no-gubernamental y que es necesario implementar políticas para alentar al sector privado a invertir; incluye frases como el gobierno se “ajustará el cinturón” y mantendrá bajo control sus gastos para el beneficio del pueblo; las herramientas de política monetaria deberán apoyar la economía real junto con un tipo de cambio estable; el gobierno también fortalecerá el empleo mediante las políticas fiscal y financiera para estimular el primer-empleo y eliminará o revisará las regulaciones excesivas que traban la creación de nuevos empleos y empresas.

El Punto 2 está dedicado a describir la reducción de los impuestos y cargas. La rebaja estará destinada a apoyar al sector manufacturero, las pequeñas y medianas empresas y trabajadores. También se agregarán exenciones para el pago del impuesto al valor agregado y se reducirá a la mitad el impuesto corporativo para las pymes cuyos ingresos estén entre 160 y 500.000 dólares. Los gobiernos locales deberán adoptar medidas similares. El reembolso de impuestos alcanzará 416.000 millones y los del VAT a 200.000 millones de dólares.

El punto 3 comienza diciendo: “Para desarrollar una economía socialista de mercado de alto nivel debemos permitir que tanto el gobierno y el mercado, aseguren que el mercado juegue un papel decisivo en la asignación de recursos y que el gobierno cumpla con sus obligaciones”. Párrafos más adelante agrega “daremos una equitativa y legal protección a los derechos de propiedad y al derecho de un manejo independiente de las empresas; haciendo esto crearemos un ambiente favorable para que las empresas bajo todas las formas de propiedad puedan competir y crecer juntas”.

El punto 6 está referido al aumento de la producción agropecuaria para asegurar una producción estable y una oferta suficiente de granos y otros productos importados. El documento menciona específicamente soja y otros oleaginosos. También aumentará el precio mínimo para el arroz y el trigo y se asegurará el aprovisionamiento de fertilizantes y continuará la política de subsidios a los productores de granos y se la reforzará en las principales zonas de producción. El Gobierno ampliará y fortalecerá los seguros a los créditos de exportación, mejorará los servicios de cambio y acelerar los reembolsos.

El punto 7 resalta la importancia de las inversiones externas. El Gobierno garantizará el trato nacional al capital extranjero y estimulará el ingreso en nuevos sectores, se mejorarán los servicios para la promoción de las inversiones extranjeras y se acelerará el lanzamiento de proyectos financiados con recursos externos. Este punto menciona al pasar la Iniciativa de la Ruta de la Seda (BRI) y el Acuerdo Regional de Asociación Integral (RCEP).

El programa esbozado por el Primer Ministro Keqiang pareciera tener una orientación “supply side” para impulsar el crecimiento a través de inversiones para mejorar la productividad y la creación de empresas y del empleo. Si bien el Estado tiene aún una posición dominante el documento no deja de reiterar que el mercado contribuye a una mejor asignación de los recursos y a generar nuevos empleos. Es posible que este enfoque no suscite el entusiasmo de economistas como Mariana Mazzucatto o Yanis Varoufakis acostumbrados a recomendar más Estado y más impuestos.

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