El préstamo del FMI a la Argentina puede ser tomado como el gran “caballito de batalla” electoral del Frente de Todos, la “punta de lanza” del kirchnerismo para caracterizar a la gestión de Mauricio Macri como “tierra arrasada”.
De hecho, al día de hoy, el sector duro del kirchnerismo afirma que “el préstamo del Fondo se fugó” o que “Macri y sus amigos se la timbearon toda” y que por ello, propone no reconocer la deuda, ni pagarla y judicializar la medida. Este es el eje en donde se para Máximo Kirchner y el Frente Patria Grande de Juan Grabois para no apoyar el reciente acuerdo con el FMI. Pero ¿Qué pasó realmente? ¿Fue mala praxis o hubo “dolo” a la hora de tomar esa deuda?
El préstamo otorgado al gobierno de Cambiemos fue el más grande en la historia del organismo multilateral de crédito. En principio se pactaron desembolsos por 50.000 millones de USD, luego los aumentaron a 57.000 millones, pero finalmente se desembolsaron 44.000 millones.
El préstamo “stand by” estaba comprometido a 12 revisiones, de las que sólo cuatro fueron aprobadas; se logró cumplir metas fiscales, al bajar el déficit a 1 punto del PBI de 7 que dejó el kirchnerismo y monetarias de acumulación de reservas, de 3400 millones de USD en 2015 a 12.598 millones de reservas netas en 2019 (son las disponibles ante una corrida).
Pero se incumplieron metas de inflación, 41% de promedio anual y un acumulado de 166%, variación de tipo de cambio, el peso se devaluó un 359%, el precio del dólar pasó de $14,86 a $63 y de actividad económica, hubo una contracción del 3,5% del PBI.
Kirchnerismo: deuda baja
Cuando asume Néstor Kirchner estábamos en default, Argentina no podía pagar su deuda, no tenía cómo. El nivel de deuda en relación al PBI era del 118%. En 2005 Kirchner junto a su ministro de economía, Roberto Lavagna realizan el primer “canje” y logran salir del default reestructurando 62.000 millones de USD. La deuda pasó de 191.254 millones de USD a 125.283 millones tras una quita del 65,6%. Con eso la deuda en relación al PBI bajó al 80,5%.
Luego, Cristina Fernández con su ministro Amado Boudou, en 2010, realiza otro canje por USD 12.067 millones, ayudado por la estatización de la Administradora de Fondos y Pensiones (AFJP), con lo cual se logra reestructurar la deuda externa en un 92,4%.
Sin embargo, a los holdouts o fondos buitre (el 6% que no entró en ningún canje) no se les paga. Por eso, el país pierde financiamiento externo y termina comprando a Venezuela, bonos soberanos por USD 6.000 millones, a tasas del 16%, mucho más altas que las del mercado.
Macrismo: deuda alta
Cuando asume Mauricio Macri, Argentina nuevamente estaba en default por no pagar a los fondos buitre. Una de las primeras medidas de Alfonso Prat Gay, su ministro de Hacienda fue justamente pagarle al último orejón del tarro de estos acreedores el 100%.
Con acceso nuevamente a los mercados de capitales, primero Prat Gay, junto al secretario y luego ministro de Finanzas, Luis Caputo, usaron deuda contraída en los mercados de capitales para cubrir deuda anterior en pesos (deuda que vencía) y déficit estatal.
Con el aumento de las tasas de interés de la FED (Reserva Federal de EEUU) por la “Guerra Comercial”, que empezó Donald Trump con China, el dinero que tenían los inversores en los países emergentes, como Argentina, se fueron a EEUU donde la rentabilidad era la misma pero tenían más seguridad.
Cuando ocurre esto, el nuevo ministro de economía, Nicolás Dujovne, economista por la Universidad Di Tella y ex columnista del programa Odisea de Carlos Pagni, con el aval de Macri, pidió el robusto préstamo de USD 50.000 millones al FMI.
El archivo no perdona y Dujovne en una entrevista antes de asumir como ministro de economía, dijo que: “Dentro de todo este conjunto de problemas que dejó la administración anterior, también nos dejó una bendición... niveles de endeudamiento bajísimos”. Cuando legisladores de Cambiemos, como Fernando Iglesias, afirman que el endeudamiento de Macri fue a pagar deuda anterior del kirchnerismo exclusivamente... no es verdad.
¿A dónde está la plata?
El préstamo de USD 44.000 millones contraído al FMI, Dujovne lo usó casi en su totalidad para pagar intereses de deuda que tomó Prat Gay y Caputo (que tomaron para pagar deuda kirchnerista), pero sobre todo cubrir déficit y atesorar reservas. En ese orden.
Vamos despacio... Cambiemos asume con un déficit de 7 puntos del PBI: ajusta tarifas en 2016, correspondientes al 2,2 de déficit, queda 4,8. Ahí pide Caputo, para cubrir en vez de ajustar, deuda en moneda extranjera, para no sacarle crédito en pesos a las empresas. Pero por la Guerra Comercial se le cortó. Vamos al FMI.
Se tomó deuda primero para cubrir vencimientos en pesos y déficit en pesos del kirchnerismo, pero caro, al no hacer el ajuste y ya haber pedido ese dinero, fuimos al FMI para cubrir esa deuda, deuda “barata” (3,2 a 4,3%) por deuda cara (6%), pero fue la misma deuda de Cambiemos. Por eso, en 2019 la deuda llegó a USD 313.299 millones y a representar el 90% del PBI de Argentina.
El déficit estatal era cubierto por el Banco Central (BCRA), este vendía a bancos Letras (LETES, LEBACS y LELIQS) y Bonar (Bonos Argentinos) y con ese dinero el Estado financiaba déficit por intereses futuros.
Si bien el gasto público subió del 23% al 45% del PBI en los 12 años kirchneristas y el déficit finalizó en 7 puntos como indicamos anteriormente, si la deuda hubiera sido sostenible y la inflación hubiera bajado, el préstamo hubiera estado justificado.
Pero no fue así porque Macri tomó deuda que no lograría pagar a final de su mandato. No se podían pagar los intereses de la deuda contraída con el FMI. Esto se evidencia en el reperfilamiento que anunció Hernán Lacunza, el último ministro de economía de Cambiemos, que el 28 de agosto de 2019 dijo: “Además de haber cumplido estrictamente con todas las metas fiscales y monetarias del acuerdo con el FMI para dar continuidad al acuerdo vigente, hemos propuesto a ese organismo internacional iniciar el diálogo, que inexorablemente deberá concluir en el próximo mandato, para reperfilar los vencimientos de deuda con ese organismo internacional”.
¿El “mea culpa” del Fondo?
El FMI realizó una evaluación del préstamo llamada “Post Acuerdo del Stand By”, donde el organismo hizo algunas observaciones:
- El acuerdo debe tener un plan de contingencia, preparado para un contexto de crisis internacional (algo que faltó)
- Recomienda el control de capitales
- La necesidad de un acuerdo político más grande, que integre otros espacios
- Una buena comunicación a la población y a los mercados del programa del Fondo
- Que el préstamo sea en conjunto con acreedores privados y con otras instituciones financieras internacionales (IFI’s).
El principal problema que tuvo contraer deuda con el FMI fue la nula capacidad de repago que tenía el gobierno de Cambiemos, la falta de cumplimiento de metas acordadas por otros factores, y que, por profesía autocumplida, creía que iba a conseguir el dinero de los intereses a pagar. Algo que no sucedió, al igual que su victoria en las elecciones presidenciales de 2019, que le hubiera permitido seguir reestructurando su deuda.
Con respecto a la judicialización de la toma de deuda, primero, el FMI no admite haber violado sus estatutos, segundo, no hay elementos para constituir una condena judicial en este ámbito, ya que se tratan de medidas estrictamente de política económica. Lo mismo podría decirse de emitir dinero sin respaldo para cubrir déficit fiscal, generando inflación, y erosionando el poder adquisitivo de los argentinos como ocurrió durante los gobiernos kirchneristas.
Otro ejemplo de judicialización de política económica fallida, fue lo que sucedió con la “Causa Dólar Futuro”, donde estaban imputados la vicepresidenta, Cristina Fernández, el gobernador bonaerense, Axel Kicillof y el presidente del BCRA, Miguel Ángel Pesce, que terminó cayendo por su propio peso.
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