Treinta años después, la herida sigue abierta

Resulta imperativo mantener viva la memoria, nunca olvidar a las víctimas del terrorismo y no cesar en busca de la condena a quienes organizaron, planearon y perpetraron aquel atroz atentado

Atentado a la Embajada de Israel: sucedió en 1992 y todavía no se han encocntrado a los culpables

Un día como hoy, hace exactamente tres décadas, un brutal atentado terrorista destruyó la sede de la Embajada de Israel en Buenos Aires, provocando la muerte de 29 personas.

El horror del terrorismo se hizo presente, de manera brutal, en las primeras horas de la tarde del 17 de marzo de 1992. Fue entonces cuando descubrimos que ningún rincón del mundo, por lejano que fuera, estaba seguro de las atrocidades de la barbarie del terrorismo internacional.

Una realidad que volvió a presentarse dos años más tarde, cuando otro atentado terrorista, esta vez contra la AMIA, terminó con la vida de otras 85 personas.

Treinta años más tarde, quienes mantenemos viva la convicción de que la civilización es un aprendizaje nos vemos obligados a recordar una herida que sigue abierta y no se ha cerrado hasta hoy.

Resulta imperativo mantener viva la memoria, nunca olvidar a las víctimas del terrorismo y a sus familiares y cumplir con las prescripciones dispuestas por la ley 27.417 aprobada a fines de 2017, que declara el 17 de marzo como Día de la Memoria y Solidaridad con las Víctimas del Atentado contra la Embajada de Israel y que establece la necesidad de recordar dicha barbarie, en especial en el ámbito escolar.

Del mismo modo, no debemos cesar en la condena a quienes organizaron, planearon y perpetraron aquel atroz atentado, así como extender esa condena a regímenes promotores del terrorismo, el odio y que promueven la destrucción del Estado de Israel, como el que desde 1979 domina la República Islámica de Irán.

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