Desde que Alberto Fernández llegó al gobierno acumula una inflación del 131,6%, lo que equivale a una tasa promedio del 3,2% mensual. Mauricio Macri, ajustando las tarifas de los servicios públicos, tuvo una inflación promedio mensual del 2,9% durante todo su gobierno y en los primeros 27 meses de Cambiemos, la tasa promedio mensual de inflación fue del 2,4% con un acelerado aumento de las tarifas de los servicios públicos. Si lo de Macri no fue bueno, lo de Fernández es desastroso en materia de política inflacionaria. Alberto Fernández tiene una inflación que se acelera sin que todavía se hayan ajustado las tarifas de los servicios públicos ni el tipo de cambio oficial, el que durante todo el año pasado creció por debajo de la tasa de inflación.
Si febrero dio una tasa de inflación de 4,7% es altamente probable que marzo llegue al 5% o lo supere considerando los incrementos de combustibles que hubo a lo largo del mes en curso, aunque el tipo de cambio oficial por ahora viene creciendo al 2,2% mensual, menos de la mitad estimada de la inflación de marzo.
Si lo de Macri no fue bueno, lo de Fernández es desastroso en materia de política inflacionaria
Si bien la guerra puede explicar los aumentos del trigo y de los combustibles, de todas maneras, en los dos primeros meses del año Argentina tuvo una tasa de inflación del 8,8%, la tasa de inflación mayor a la tasa de inflación anual de EE.UU. La tasa de inflación anual de Uruguay es del 8,9% al mes de febrero, con lo cual Argentina tiene la tasa de inflación en dos meses que equivalen a la de nuestro vecino Uruguay. Resumiendo, en febrero Argentina tuvo una inflación del 4,7%, Brasil del 1%, Uruguay del 1,5% y Chile de 0,3%. Todos ellos comen alimentos como nosotros y consumen combustibles como nosotros, de manera que no hay excusas internacionales para justificar un récord inflacionario como el que tenemos.
Lo que está ocurriendo es que estamos pagando el costo de un Gobierno descontrolado en el gasto público que viene expandiendo la base monetaria a una tasa del 48% anual comparando febrero de este año contra febrero del año pasado.
Gráfico 1
Tomando los datos del Indec, en noviembre de 2019 con $1.000 se podían comprar 3,8 kilos de asado, en febrero de este año solo se pudieron comprar 1,1 kilos de asado, es decir un 70% menos de asado. Esta cuenta viene a cuento por el famoso spot de campaña del Presidente en que mostraba a un hombre diciendo que no podía hacer un asado, pero que con él y Cristina iba a volver la alegría de hacer un asado para los amigos. De la misma forma que le prometió remedios gratis a los jubilados con lo que se pagaba de intereses por las Leliqs y ya tiene un récord de endeudamiento del BCRA con una costo cuasifiscal de 3% del PBI en base a los datos del año pasado. Este año ya lleva acumulada una pérdida por intereses pagados por las Leliqs y Pases equivalente al 22% de lo que tuvo que pagar el BCRA por el stock de Leliqs.
Los datos preliminares del déficit fiscal de febrero muestran que se volvió a acelerar el rojo fiscal en comparación a enero y se mantiene la tendencia del segundo semestre de 2021.
En febrero Argentina tuvo una inflación del 4,7%, Brasil del 1%, Uruguay del 1,5% y Chile de 0,3%
En definitiva, lo que está ocurriendo es que ahora vamos a empezar a pagar el costo de la fiesta fiscal del año pasado para tratar de ganar las elecciones y de la inflación cero, tipo José Ber Gelbard de 1973 que derivó en el rodrigazo de mediados de 1975.
El acuerdo con el FMI no establece una gran reducción del déficit fiscal, con lo cual cabe esperar que, si se cumple con tomar deuda interna para financiar el rojo fiscal, el gasto público va a aumentar por mayor cantidad de intereses a pagar por el aumento de la tasa de interés que dijo Guzmán que van a utilizar para que la gente no vaya al dólar, más el incremento de la deuda para financiar el déficit fiscal. La suma de más tasa y más stock ponen una bomba de tiempo a la tasa de inflación y al tipo de cambio al estilo plan primavera o tablita cambiaria.
Pero el aumento del tipo de cambio y de las tarifas de los servicios públicos van a pegar en el IPC, con lo cual cabe esperar una inflación que tal vez supere a la de 2021, con el agravante que se acumulará un problema de deuda pública impagable desplazando al sector privado del mercado crediticio. Tendremos recesión con inflación.
En definitiva, la fiesta del gasto público del año pasado, la cuarentena eterna que obligó a emitir dos billones de pesos con dos años consecutivos que mostraron que la emisión monetaria fuera el ingreso más importante del tesoro, los controles de precios, el atraso del tipo de cambio oficial y de las tarifas de los servicios públicos hacen un combo que posiblemente veamos su resultado este año.
En otras palabras, recurriendo a la vieja frase que dice que en economía se pueden hacer todo tipo de barbaridades menos dejar de pagar los costos de hacer barbaridades, ahora es hora de empezar a pagar el costo de años de populismo y dos años de exacerbado populismo K.
Todo parece indicar que se viene un rodrigazo en cuotas, pero en cuotas muy altas que habrá que ver si la gente las puede pagar.