Una guerra en Ucrania y una misa en Roma

El conflicto en Europa del Este es nuestro problema, como ciudadanos de este mundo debemos empujar la política en la dirección del bien común

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El Papa Francisco en la Plaza de San Pedro en el Vaticano
El Papa Francisco en la Plaza de San Pedro en el Vaticano

Ayer sábado 12 de marzo en la iglesia romana del Gesú a las 17 (13 en Buenos Aires) -cuando este cronista redactaba estas notas sobre la guerra -el papa Francisco presidía la celebración de la Santa Misa en conmemoración de los 400 años de la primera canonización colectiva de la iglesia católica ocurrida el 12 de marzo de 1622 y los 500 años de la conversión del hermano Ignacio de Loyola.

En efecto, en el año 1622 el papa Gregorio XV canonizó a San Isidoro Labrador, la carmelita Teresa de Ávila, el fundador de la Compañía de Jesús Ignacio de Loyola, el hermano jesuita Francisco Javier y el fundador del Oratorio Felipe Neri. La iglesia del Gesú se encuentra a pocas del Tevere vicino a Piazza Venezia y a vía del Corso en Roma. En una de las alas del templo se encuentra la Capilla de San Ignacio de Loyola, en la que está la sepultura del santo. A la derecha el Altar de San Francisco Javier, uno de los monjes que junto con San Ignacio de Loyola fundó la Compañía de Jesús. Por todo ello cuando se menciona esta iglesia se suele hablar de “la iglesia de los jesuitas”.

La Misa del papa Francisco forma parte de la celebración del Año Ignaciano (20 de mayo de 2021 a 31 de julio de 2022) con que la Compañía conmemora el 500 aniversario de la conversión de san Ignacio di Loyola.

Padre Sosa: somos portadores de una “ciudadanía planetaria”

Unas horas antes el padre Arturo Sosa, General de los Jesuitas, quien concelebraba con el Santo Padre realizó declaraciones sobre la guerra. En ellas nos indicó a los creyentes los caminos que debemos seguir en esta circunstancia.

El primer camino -dijo- es la oración. Nuestra fe insiste tanto en el hecho de que Dios es quien actúa en la historia, que debemos tratar de estar ahí, en contacto con el Señor que está presente y acompaña los acontecimientos humanos en todos sus momentos.

El segundo es la presencia activa de la solidaridad, que puede expresarse de muchas maneras. Hay mucha gente de la Iglesia católica y de otros lugares que están ahí para echar una mano. Lo que hacen por la acogida en los países europeos, aquí en Italia, en otros países... Una presencia solidaria que implica también estar bien informados, intentar comprender, no cerrar los ojos, los oídos, nada. Sólo hay que estar allí con el corazón, en sintonía con la gente.

El tercero está la política. Una de las cosas que me parece más importante hoy en día es reforzar el sentido de la ciudadanía planetaria. Es decir, no es un problema de los ucranianos, no es un problema de los rusos, no es un problema de la Unión Europea. Es nuestro problema, como ciudadanos de este mundo: como ciudadanos, debemos empujar la política en la dirección del bien común. Por supuesto, una guerra así va contra la ciudadanía, contra el bienestar de las personas, contra el bienestar de la naturaleza también. Así que hacer política es muy importante desde un punto de vista personal, como ciudadano, y también para apoyar esto. Por ejemplo, el sentimiento de la opinión pública es muy importante en este momento. Y en la esfera política está el aspecto de la negociación, de la diplomacia...

Pero todo esto no tendrá éxito si no se cuenta con un fuerte apoyo de los ciudadanos en el mundo y en Europa.

“Las guerras son estúpidas y el ataque a Ucrania es aterrador”, dijo el Limosnero

El cardenal Konrad Krajewski, tiene la misión de ser el Limosnero en el Vaticano y fue enviado por el Santo Padre a Ucrania. Poco antes de regresar a Roma, en la ciudad de Lviv, donde celebró misa, habló con los periodistas y les dijo que “además de la ayuda moral la iglesia acompaña a los ucranianos que padecen la guerra con una importante ayuda material, que es enviada por las vías diplomáticas” Además de la extraordinaria ayuda diaria que se realiza por medio de organizaciones católicas como Cáritas de Ucrania y Caritas Internacional.

“Yo -dijo -no soy diplomático y únicamente vengo con el arma de la fe, de la esperanza y la limosna porque me duele el sufrimiento que están soportando los ucranianos” y finalizó diciendo: “las guerras son estúpidas y con fe por su patria y amor a Dios los ucranianos resisten este ataque aterrador”.

La guerra y la paz parten del mundo interior del ser

Desde la antropología cristiana el ser humano es un ser en relación, en relación con el otro y con la naturaleza. Cuando decimos el otro decimos el ser Supremo, Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, y también decimos nuestro alter ego, mi hermano o hermana, mi próximo y mi prójimo en su relación con mí mismo. Por eso también decimos que el ser humano a semejanza del Señor es uno y trino y en él implacablemente está Dios, el Otro y la Naturaleza ligados por el amor interhumano. Quien no lo ve así es porque vive sin ver, es víctima de su propia ceguera.

Lo que casi siempre conduce a las guerras son las vivencias de los gobernantes, su mundo interior y es cuando sufren de esa ceguera que el otro para él es completamente ajeno y de ser sujeto pasa a ser considerado mero-objeto y obstáculo. Entonces se estará a un paso de tratarlo como tal, de excluirlo, agraviarlo, no dialogar, pretender dominarlo o aniquilarlo lo reciprocado es la violencia y colectivamente la guerra.

El Papa nos invita a seguir el ejemplo de Ignacio

Dijo Francisco en la misa de ayer en Gesú que: “…La conversión de Ignacio comenzó en Pamplona, pero no terminó ahí. Durante toda su vida se convirtió, día a día, y esto qué significa: que durante toda su vida puso a Cristo en el centro”, resaltó.

Francisco es un puente de fraternidad entre los seres humanos

A partir de los múltiples ejemplos que deja en estos 9 años, el papa Francisco demuestra que su acción tuvo extraordinarios resultados para la paz del mundo. Aunque haga más ruido la explosión de una granada que las vidas rescatadas por la construcción de la paz y la evitación de las guerras. Los caminos del discernimiento que nos conducen a descubrir la voluntad de Dios y a saber leer los signos de los tiempos lo acompañaron en cada viaje y en cada uno de sus encuentros con los sencillos o poderosos como una pieza esencial de su misión apostólica.

¿Qué es el discernimiento?

“El discernimiento -dijo Francisco ayer en la iglesia de Gesú- no consiste en acertar siempre desde el principio, sino en navegar, en tener una brújula para poder emprender el camino que tiene muchas curvas y vueltas, pero dejarse guiar siempre por el Espíritu Santo, que nos va conduciendo al encuentro con el Señor”

“Cuando oigo la palabra “discernimiento” -dice el General de los jesuitas- pienso en los personajes que conocemos de la Biblia. En primer lugar, Abraham. Digamos que Abraham era ya una persona madura, que había llevado una vida exitosa, a quien el Señor le pidió que dejara todo atrás, incluso su familia, y se pusiera en camino. Como cualquiera de nosotros habría hecho, preguntó: “¿Adónde voy?”. Y la respuesta: “Te lo diré”. La confianza lo llevó a seguir a Dios…hay que entender que no tenemos el control, sino que debemos dejar el control de la historia a Dios y ver cómo lo hace Dios.”

El camino del encuentro que nos lleva al diálogo a través del discernimiento nos lleva a un diálogo arduo, difícil, pero fructífero, no el diálogo impuesto que nos conduce a la paz a costa de cualquier cosa o a la paz de los cementerios, sino a una paz justa y duradera(Evangelii Gaudium, pag. 209 y ss).

Diálogo interreligioso como nuevo signo de los tiempos

¿No son puentes inimaginables antes del pontificado de Francisco los que viene construyendo el papa entre musulmanes y católicos, de musulmanes y católicos con el mundo judío y con los fieles de otros credos y con los no creyentes?

¿Es posible el diálogo entre Ucrania y Rusia?

No lo sabemos pero quién mejor que Francisco, lejos de intereses económicos y ambiciones de poder político puede mostrarles, a la Ucrania partida y a la Rusia de ocupación, el camino de discernimiento. Claro que siempre es necesaria la voluntad interior de las partes en conflicto aunque se opongan los de afuera, que luchan diabólicamente por imponer un mundo hedonista, consumista y ateo para lo cual es preciso dividir. No olvidemos que el diablo es un comedor de pedazos.

Y este cronista se pregunta: ¿el signo de los tiempos no estará anunciando que la propia Ucrania tiene el destino de ser puente de paz y no lo ve?

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