Los chicos no viven al margen de lo que está pasando. Observan, escuchan, leen… y esta situación no solo nos interpela como docentes sino que nos permite abordar el tema desde un ángulo pedagógico. Lo que está pasando, está pasando y, aunque no hablemos de esto, sigue pasando. Por lo tanto, es mejor asumir el compromiso de trabajarlo en la escuela a dejar que los chicos hablen entre ellos generando, y generándose, más incertidumbre, angustia o miedo. Lo que está pasando, también forma parte de su realidad, no solo de la de los adultos, y en este sentido, los docentes somos actores muy importantes en lo referido no sólo al desarrollo de la capacidad intelectual, sino también moral y emocional de los chicos.
Independientemente del lado trágico de toda guerra, esta situación tiene un gran potencial pedagógico. Siempre hemos dicho que esto de trabajar en la escuela por compartimentos estancos, lengua por un lado, historia por el otro, no genera motivación. El objetivo debe ser que los alumnos puedan fusionar los conocimientos, ensamblar el aprendizaje y hacerlo suyo. Esta, por lo tanto, es una buena oportunidad de trabajar de manera interdisciplinaria no solo el contenido, sino además habilidades esenciales como el pensamiento crítico, la investigación, la comunicación, la resolución de conflictos, la indagación, el comparar y contrastar, entre otras. En nuestras aulas están los futuros ciudadanos y tal vez gente que inclusive influya en las decisiones de nuestro país, y esta guerra puede generar aprendizajes muy valiosos para ellos.
Por supuesto que tendremos que adaptar el lenguaje y detalles de la información a su nivel de comprensión, obviando, en lo posible, detalles que pueden ser impactantes para su edad (los peligros, el sufrimiento de los refugiados, etc).
De acuerdo a su edad y nivel de madurez, entonces, vamos a tener que adaptar lo que decimos para no generar una sensación que los apesadumbre o angustie.
La idea es aprender de lo que ocurre para pensar un mundo mejor, para desarrollar el pensamiento crítico, para mantener a los chicos informados, que aprendan acerca de las consecuencias de nuestros actos, en tantas otras cosas, pero siempre en un marco de respeto, contención y formación.
Podemos, a partir de ahí, pensar en qué podemos hacer en el aula para construir la paz. Educarlos, entonces, en cuestiones emocionales como la amistad, el educar para la paz, aprender a disculparse si cometen un error, trabajar la empatía, negociar, comprender las razones del otro. Debemos enseñarles que todos podemos ser constructores de la paz, y que pueden ser amigos, aunque sean diferentes o aunque a veces no estén de acuerdo.
Nuestros alumnos merecen recibir información válida que los ayude a comprender lo que está sucediendo en este momento sin parcialidades, y sin respuestas vagas o tendenciosas. Es un tema que puede ser tratado interdisciplinariamente en historia, en construcción ciudadana, en geografía, en economía y hasta en arte.
Algunos ejemplos:
Construcción de la ciudadanía: derechos humanos, resolución de conflictos, intereses económicos detrás de las guerras, educación en valores, construcción de la paz, consecuencias de las acciones, la veracidad de las noticias, noticias falsas (fake news), preguntarles qué medios los están ayudando a comprender mejor el conflicto, por qué se habla de esta guerra y no de las tantas otras que están activas en este momento, etc.
Historia: por qué está pasando esto, líneas de tiempo para comprender causa y efecto, las causas del conflicto, qué significa el poder, actores del conflicto, la democracia, etc.
Geografía: desde ubicar a los países en el mapa, compararlos por tamaño, regiones, clima, densidad de la población, riquezas naturales, potencial agrícola, tierras cultivables, etc.
Ciencias: todo sobre la producción de gas, hierro, uranio, productos de la región, etc.
Economía: importación, exportación, economías de los países, importancia del turismo, etc.
Lengua: armar un diario de la guerra, entrevistas, consultar a expertos, etc.
Matemática: comparación de Rusia y Ucrania con Argentina (tamaño de los países, población, diagramas de venn, etc.).
Arte: murales por la paz, escribir una canción, poemas, etc.
Podemos, además, promover debates, acompañarlos en estos debates, siempre con honestidad ideológica, sin parcialidades, permitiéndoles pensar por ellos mismos.
La idea es aprender de lo que ocurre para pensar un mundo mejor, para desarrollar el pensamiento crítico sin dejar de contener a los chicos, mantenerlos informados y acompañarlos en su formación integral.
No se trata de imponer nuestra postura, ni de defender a unos o a otros, sino de ayudarlos a pensar, entendiendo que no se trata de enseñarles qué pensar, sino de enseñarles a pensar.
Para los más chicos, podemos armar secuencias didácticas en torno a construir la paz.
Podemos educarlos en cuestiones emocionales como la amistad, el aprender a disculparse, trabajar la empatía, negociar, comprender las razones del otro. Debemos enseñarles que, aunque sean chicos, pueden ser constructores de la paz. Que pueden ser amigos, aunque sean o piensen diferente.
Es un momento muy triste, pero también es una gran oportunidad para influir positivamente en nuestros alumnos porque estas experiencias los van a fortalecer como personas.
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