El Congreso va camino a aprobar el acuerdo de refinanciación con el FMI lo que constituirá un triunfo para los burócratas del organismo, que no tendrán que contabilizar como pérdida gran parte del préstamo otorgado a la Argentina, y para los políticos del oficialismo, que no tendrán que tomar medidas que son contrarias a su discurso populista pero absolutamente necesarias para que el país crezca. La alineación de intereses, aunque basada en diferentes razones, hace que la aprobación sea predecible. Sólo la imprevisibilidad de la coalición gobernante hace mantener cierta incertidumbre sobre el probable desenlace.
Detrás de la retórica del desendeudamiento y el votar “con la nariz tapada” se esconde, claramente, la adicción del gobierno a la deuda, resultado del poco cuidado de los recursos tributarios. Durante todos sus años de gestión, el actual oficialismo se ha ocupado de engrosar el déficit fiscal. Peor aún, este crecimiento fue con un aumento de la presión fiscal, lo que restó competitividad a la economía.
La solicitud de fondos adicionales (que aumentarán la deuda) junto con la refinanciación de las cuotas por vencer confirman la falsedad de los discursos que estamos escuchando. Serán unos USD 4.500 millones que, muy probablemente, serán despilfarrados antes de las próximas elecciones. Al contrario de votar con la nariz tapada es música para la política, ya que permitirá no cambiar nada por un tiempo y mantener el discurso “progresista”, que es el oxímoron de progreso real.
Para poder crecer necesitamos cambiar y mucho. Es imprescindible que toda la economía se vuelva más productiva para que pueda competir en el mundo. La población tiene que entender esto. Lamentablemente, en Argentina pasa algo parecido a lo que sucedía en la Unión Soviética, donde la propaganda había convencido a la población que estaba mejor que en Estados Unidos ya que allí la gente era explotada por los capitalistas y, de alguna manera, se asemejaban a los esclavos. Desde hace décadas que venimos escuchando un discurso populista y proteccionista y estamos confundidos como estaban los soviéticos en los 70 y 80. Afortunadamente, se vislumbra un leve cambio en esta mentalidad, esperemos que madure.
Los cambios que se necesitan hacer son un secreto a voces: baja del gasto y empleo público, desregulación, una estructura impositiva más racional con menor presión y fomento a la inversión, reforma laboral y apertura de la economía, entre otras cosas. Lamentablemente, la plata fresca de la refinanciación dará aire que será aprovechado para no hacer nada.
SEGUIR LEYENDO:
Últimas Noticias
Sindicato y empleador: Causas de los conflictos laborales
El documento detalla que los tipos de desacuerdo laboral se generan por malentendidos o problemas en la comunicación, sobre los roles y las responsabilidades, cuestionamientos sobre liderazgo y gestión, entre otros

El Congreso retro. La ley retro
Existen graves retrocesos como la eliminación de la “Educación Sexual Integral” (ESI), la cual debe ser sustituida por una “educación sexual con calidad científica, ética y valores”, sin definir qué ciencia ni qué valores

La paradoja libertaria
Mientras el presidente Javier Milei transita su momento de mayor fortaleza política gracias a un Congreso, el Gobierno enfrenta una economía todavía frágil, atravesada por incertidumbres macro, advertencias externas y una actividad real que no logra encontrar señales de alivio

La Constitución no ampara la mentira
El artículo 18 de la carta magna buscaba prohibir que se obligara a un imputado de un delito a autoincriminarse. Sin embargo, fue esa la hermenéutica que primó en la jurisprudencia




