El Día Internacional de la Mujer es un día de conmemoración por las luchas y conquistas en materia de derechos que la comunidad internacional de mujeres, adolescentes y niñas alcanzó a través de la historia. Sin embargo, la equidad de género es un objetivo no logrado y por el cual es necesario seguir abogando. Sobre todo, para las niñas y las jóvenes más vulnerables.
Las mujeres, niñas y adolescentes ya sufrían las consecuencias de las injusticias que subyacen a las desigualdades de género desde antes de la pandemia por COVID-19: menor acceso a su derecho a la salud sexual y reproductiva; a una educación de calidad; al mercado laboral formal y remunerado; mayor pobreza, dependencia económica, carga en las tareas de cuidado; violencia psicológica, física y sexual. Según lo relevado por UNICEF en la Encuesta Nacional de Niñas, Niños y Adolescentes, realizada entre 2019 y 2020, el 11% de las mujeres de 18 a 49 años en Argentina declaró haber sido víctima de abuso sexual durante su infancia o adolescencia.
Durante la pandemia estas problemáticas se agravaron. El confinamiento preventivo mantuvo a la sociedad –incluidas las chicas y los chicos- dentro de sus hogares y, en consecuencia, muchas mujeres y niñas se vieron obligadas a convivir ininterrumpidamente con personas que ejercían violencia - familiar y/o sexual – sobre ellas. Entre marzo y noviembre de 2020, según el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, los llamados a la línea 137 se incrementaron en un 48% por casos de violencia; y la cantidad de niñas y niños registrados que fueron víctimas de violencia familiar y sexual aumentó un 54%.
Entre 2020 y 2021, 6 de cada 10 víctimas registradas por violencia sexual fueron chicas y chicos: en todas las edades, el mayor porcentaje de casos es de género femenino. En el 81,1% los agresores son varones, principalmente, del entorno familiar o cercano de la víctima, según los datos del Ministerio de Justicia. La estadística muestra que la violencia, el acoso y los abusos contra mujeres, niñas y adolescentes no son casos aislados: son agresiones que responden a estereotipos y fuertes disparidades de género que ocasionan graves perjuicios a las mujeres.
La verdadera recuperación post COVID-19 se dará de la mano de la igualdad de derechos entre géneros. Se deben fortalecer las capacidades para la detección temprana y denuncia de casos de violencia; difundir canales de reporte y asistencia que sean accesibles, sobre todo, a niñas, niños y adolescentes; promover mecanismos intersectoriales de protección y acceso a la justicia; garantizar la asistencia integral y restitución de derechos en casos de abuso sexual y embarazo forzado con enfoque de género y niñez; y promover acciones para visibilizar la violencia y modificar normas sociales que alimentan los estereotipos de género y el adultocentrismo.
Mientras desde los diferentes sectores del país se avanza en soluciones creativas para que en el futuro ningún chico y ninguna chica quede atrás, las niñas y las adolescentes deben ser el centro de los planes de recuperación, a nivel local, nacional y global. Empoderadas potencian el progreso. Chicas de todo el mundo defienden sus derechos y piden exactamente este tipo de medidas. Y es responsabilidad de nosotros, las personas adultas, escuchar sus inquietudes y reclamos.
En el Día Internacional de la Mujer, es necesario comprometerse con una recuperación de COVID-19 centrada en las niñas que ayude a crear un mundo postpandémico más justo e igualitario para ellas, y un futuro más próspero para todos y todas.
SEGUIR LEYENDO